Quisiera Estar Así Siempre

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NARRA SAMUEL

Cada momento de felicidad tiene su fin... y el fin de este se aproximaba lentamente. Luego de brindar por todo, empezó a temblar todo el lugar; las ventanas retumbaban, las copas se caían al piso rompiéndose, nuestros amigos mostraban desesperación y miedo en sus rostros. Un temblor de 6 grados, según mis cálculos, había sucedido en medio de la cena despues de la feria.

No sabía que hacer, nadie sabía que hacer; correr empeoraría las cosas. Las personas que no estaban en el balcón se pudieron ver por la puerta de cristal que daba al restaurante principal, todos corrian desesperados hacía la salida. Nosotros solo nos quedamos inmobiles, como estatuas.

-¡¿Qué haceís aquí?! -grita el camarero al ver que no nos estabamos llendo del lugar como todos normalmente harían- ¡Salgan! -sin decir más se retiró para ayudar a los demás que, como nosotros, no reaccionaban.

Parece que el camarero tenía magia porque, inmediatas terminadas sus palabras, todos empezamos mover las piernas caminando rapidamente, sin correr. Fuimos saliendo en "fila india": Luzu, Frank, Sara, Cheeto, Rubius, Mangel, Willy y yo. Salí último y agradesco eso ya que Willy seguía parado, viendo a la nada, sin poder nisiquiera hablar y menos gritar que se estaban olvidando de él. Me acerqué a él tocándole el hombro haciendo que me mirara, aún no decía nada.

-¡Willy, vamos! -grité para que reaccionara, nada, seguía con las piernas inmobiles incapaz de articular palabra alguna- ¡Vamos! -le di un beso en los labios y inmediato reaccionó pero no caminando, sino abrazándome intensificando el beso.

Lo que empezó como algo forzado, se convirtió en un cálido beso con un poco de gusto a vino. Parecía como si el mundo se hubiera detenido aunque en realidad seguía sacudiéndose como pocas veces pasa en Madrid. La razón: Willy con sus besos sabor miel me tranportaba a un mundo de felicidad donde solo existiamos él y yo. Solo los dos y era perfecto.

La necesidad de oxígeno nos separó. Le sonreí y me correspondió la sonrisa. Empezamos a carcajearnos y fue empujándolo hacía la salida sin parar de reír mientras todo el mundo nos veía raro; podía ser un momento de tensión para cualquiera pero solo nuestros labios supieron alivianarlo volviéndolo inolvidable de forma positiva.

Ya en la calle , dentro de los borrosos círculos de seguridad, nos sentimos un poco más tranquilos. Diez segundos despues todo termino, en total el temblor duró 5 minutos. Ya estabamos junto a nuestros amigos que tenían la cara pálida, temblando de los pies a la cebeza; cuando vieron que Willy y yo estabamos como si nada, mas bien riendo, se sorprendieron muchísimo.

-¿Porque estan felices? ¡¿Acaso no estubieron los últimos minutos?! -pregunta Frank que es el más asustado. Miré a Willy y volvimos a reír probocando más confusión en todos.

-La cosa es que... Willy es un amor -como era usual, las mejillas de mi Willy enrojecieron- estaba muy asustado y pues... lo ayudé a reaccionar.

Primero no entendieron nada, luego reaccionaron y se dieron cuenta de lo que trataba de decir, o más o menos se hicieron una idea. Lo malo es que Luzu, el que parece que más empareja y le encanta el salseo, es todo un malpensado.

-Willfred... ¿Qué cosillas sucias haz estado haciendo con Samuel cuando no estabamos en aquel banconcillo? -preguntó con una voz pervertida junto a un movimiento de cejas. Todos lo imitaron entre risas. Yo solo reí ante tal reacción mientras Willy sonreía nervioso.

-Nada ¿Qué se piensan? -mi voz sonaba a falsa indignación y todos lo sabían así que volvimos a reír.

-Bueno... -comenta Rubius- se esta haciendo un poquito tarde ¿No creen?

-¿Enserio? -Sara- ¿Qué hora es?

-Las 10:53 p.m.-contestó Mangel viendo su celular- Rubiu' tenemos que lenvantarno' temprano para prepara' algunas cosas para la boda.

Te Seguiré a Ti - WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora