Nunca he sido buena escribiendo, de hecho, abandoné la escuela durante mi adolescencia. De todas formas mis notas eran pésimas. Y cuando quedé embarazada, descarté el estudio totalmente. Supongo que eso me juega una mala pasada actualmente... A veces no encuentro las palabras adecuadas para expresar lo que siento, así que trataré de transmitirte los sentimientos desde mi corazón y el dolor de mi alma.
Como ya mencioné antes, no revelaré detalles verdaderos sobre quién soy. Así que supongo que puedo situar esta historia donde quiera, ¿no?Todo comenzó cuando me mudé con mi hijo Víctor a una ciudad a la que llamaremos, Haddonfield. (He escogido esta ciudad porque es el lugar donde comenzó el tormento de Laurie Strode, de las películas de la saga de Halloween. Simplemente, porque siento que tenemos mucho en común). En ése entonces mi pequeño tenía tan solo seis años de edad. Estaba cansado por el largo viaje, huíamos de los maltratos de su padrastro. (¡Parece que eso de meterme con hombres peligrosos es mi especialidad!) Mi cuñado me había conseguido trabajo como camarera, y junto con mi hermana me ayudarían a pagar la renta de un departamento barato hasta que comenzase a cobrar mi sueldo.
Y sí, sé lo que estará pasando por tu mente en este momento: ¡Qué vida horrible!
Pero es que sí, si cuando era niña decía: ¡Quiero quedarme embarazada a los dieciséis, que mi novio me abandone y que años más tarde tenga que irme de mi casa porque mi nueva pareja destruye todo a su paso! ¡Súper! ¡Qué hermosa la experiencia de que te rompan un hueso!(Y sí, claro que es sarcasmo. Y ahora que he revelado que quedé embarazada a los dieciséis, ya puedes calcular la edad que tenía cuando todo esto sucedió.)
Pero, ¿quieres saber qué es lo más irónico de esto? Que siempre soñé con ser una mantenida y a fin de cuentas fui yo quién terminó pagando las cervezas de sus ex-parejas.
Lo único que he hecho bien en mi vida es crear a un ser tan maravilloso como Víctor.En fin, a lo importante: cómo empezó mi pesadilla.
A veces ni siquiera necesitas hacer algo para despertar la obsesión en una persona, simplemente existir.Cuando bajamos del bus el pequeño casi se dormía parado, y yo moría de ganas de orinar pero no quería mover un pie de aquél lugar hasta encontrarme con mi familia. Leyla, mi hermana, nos recogería en la terminal junto a su esposo Rogelio (sí, llamémoslo así, ya que no me caía bien de todas formas), acompañada sus hijas Maggie y Emily. Posteriormente nos acompañarían a nuestro nuevo hogar para ayudarnos a desempacar.
—Má, mami, má—insistía Víctor mientras me encontraba concentrada tratando de localizar a mi hermana.—¡Má! —exclamó jalándome del brazo.
—¿Qué pasa, amor?—le pregunté en un tono dulce.
—¿Cuándo van a traer a Cathy?—Cathy era una gatita de un año y medio que habíamos adoptado. Él la encontró merodeando sin rumbo por las calles y ya fue imposible separarla de sus brazos.
—Cathy no puede venir. Tiene que cuidar a sus gatitos. ¿Sino quién va a hacerlo?
—Ajá—levantó la cabeza para mirarme—¿Y por qué no vienen ellos también?—preguntó curioso, sin comprender que no fue una simple mudanza, sino un escape de alguien que podría hacerle mucho daño. Sólo que su inocencia no le permitía verlo.—Porque a los gatitos les gusta vivir allá. Y Cathy no puede irse sin sus hijitos—le contesté— Además, no conocen este lugar. Pueden perderse—No era buena para inventar excusas así que terminé por decirle lo primero que vino a mi mente. Aunque él me miró dudoso y con ganas de excusar algo, terminó por guardar silencio manteniendo una mirada pensativa en su rostro.
Minutos más tarde nos encontramos con Leyla. Luego de toda una vida de envidiarla y de crearle un drama por todo, estaba en deuda con ella. Y agradecía en mi interior que fuera mejor que yo. Presentamos a los primos, y me rencontré con el señor: «Voy a sonreírte, a fingir que me caes bien, pero a tus espaldas le diré lo zorra e imperfecta que eres a tu hermana.»
Lo peor era que ahora estaba en deuda también con él, y Rogelio se encargaría de echármelo en cara toda la vida.
—Noah, ¿cómo estás?—preguntó mientras empezábamos a caminar— ¿Kevin ya se ha dado cuenta que te fuiste?
—No—tragué saliva— debe estar borracho por ahí. Eso es bueno, nos dio tiempo a escaparnos un poco más calmados. Conociéndolo hubiese roto nuestras valijas para evitar que nos vayamos .— se produjo un silencio incómodo— Bueno, hubiese destruido todo allí. Inclusive a mí—forcé una sonrisa.
Ella, aún sin saber cómo reaccionar y tratarme, simplemente me dio unas palmadas en el hombro para luego dirigirme una sonrisa sincera. —Eso ya acabó—dijo y le creí. La pesadilla había terminado.
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Un extraño dentro de la casa
Gizem / GerilimNo conozco su nombre, ni su edad, ni siquiera su rostro. Sólo su horripilante máscara. De un día para otro comencé a ser acosada y amenazada por un psicópata. Me envía mensajes todo el tiempo, me llama, me persigue. Entra a mi casa y escribe en mi p...