Cap7

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-Nuria... ¿Nuria?

Moví los ojos hasta encontrar los de Javi. Me miraba radiante.

-Eres muy buena con los niños, pero, ¿de verdad es tu prima?

-Claro que no. Cuando era pequeña le dijimos eso para que no se sintiese incómoda cuando yo estaba en su casa.

-¿Ella irá al funeral? Le habéis dicho que Elena está de viaje.

-Claro que no vendrá. Le diremos que vamos a ir a un sitio "de mayores" y la dejaremos con una vecina.

-Vaya red de mentiras. Deberíais decírselo para que pueda despedirse de su hermana.

-No podemos. Es una niña muy valiente, pero no es fuerte. Aún no podemos decirle que su hermana no va a volver. Espero que tu también sepas guardar un secreto. Dabria y yo lo hemos hablado en el viaje, mientras preparábamos todo. Ella no quiere que su hija pequeña sufra. Y yo tampoco. Hay que respetarlo.

Él asintió. Gabrielle volvió a la habitación, sonriendo.

-Mamá me ha dicho que te de un beso muy muy fuerte y que te diga que eres muy buena. Pero yo creo que tu eres mejor que buena. Eres la mejor prima del mundo.

El corazón me dio un vuelco. Esa niña sí que sabía sacarme una sonrisa. Sonreí y se lanzó a mis brazos. La cogí en brazos y me abrazó lo más fuerte que pudo. Yo intenté contener las lágrimas. Elena me solía decir que yo era la mejor hermana falsa que podría haber tenido.

-Tengo que ir a hablar con mamá. ¿Te quedas con el primo un rato?

Ella me sonrió y corrió en dirección a mi novio. Yo salí fuera de la habitación y me encaminé hacia la que era la habitación de Elena. Yo solía dormir ahí, pero entendí los motivos de Dabria para darme otra habitación. Yo misma iba a pedírselo. Me encerré en la habitación con lágrimas cayendo por mi cara. Para mi sorpresa Dabria también estaba ahí. Me miró y vi las ojeras tan marcadas que tenía bajo los ojos. Se levantó de la cama en la que estaba sentada y me puso una mano en la mejilla con cariño. Me sonrió levemente.

-¿No duermes bien? Cielo, tienes unas ojeras terribles.

Me reí suavemente y le dije:

-Mira quién fue a hablar. Deberías dormir. Estaré aquí si necesitas algo.

-Dormiré aquí. Me gusta esta habitación. Me recuerda a ella- me dijo en un susurro.

Asentí y ella se tumbó en la cama.

-Es increíble que no me dijera nada... Podría haber hecho algo- dijo sollozando.

-Dabria, tranquila. A mí tampoco me dijo nada. Yo tampoco lo vi venir. Y créeme cuando te digo que cada minuto desde que he sabido esto me he culpado por ello. Por no haberme dado cuenta. Pero Javi me ha explicado que Elena, como mucha gente con esos problemas, era muy capaz de ocultar que estaba mal. Y es verdad. Mira- saqué mi teléfono-. Estas fotos las hicimos cuando vino por mi cumpleaños. Parece feliz, ¿no es cierto? Por eso me culpo. Porque no supe mirar más allá de su sonrisa y sus palabras. Antes notaba cuando ella estaba mal a kilómetros de distancia. Pero estaba tan feliz de que estuviese allí conmigo... Y no me di cuenta- sentí el sabor salado de las lágrimas.

Dabria me quitó las lágrimas de la cara con el dorso de la mano. Me tumbé a su lado y me abrazó con fuerza.

-Me recuerdas tanto a ella... Es casi como tenerla aquí.

Le di un suave apretón y le dije:

-Estar aquí, para mí, es como volver a tener una familia que me quiere.

11 De Marzo {EN EDICIÓN}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora