II

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Las paredes del edificio de departamentos de Dani son de un amarillo grisáceo descolorido que habla del abuso de cigarro, rayas blancuzcas más limpias a lo largo de la parte baja del pasillo, como pequeñas manos trazando de pared a pared. Está cubierto con terribles pinturas de botes abstractos, flores color pastel y cabañas rústicas. Había plantas artificiales y muebles de madera falsa en el vestíbulo de la planta baja y Frank no pudo evitar pensar en un motel barato.

Frank suspira, "Mierda," de nuevo como un mantra recién descubierto y atontado se encamina hacia las escaleras.

Ella se encuentra sólo en el segundo piso, y los pulmones de Frank agradecen eso. Se queda de pie fuera del lugar, le manda mensaje a su madre de que ya está ahí, y espera a que lo deje pasar - y Jesús, su rostro. Se ve más gris y arrugada de lo que Frank puede recordar, y han sido sólo unas semanas desde que la vio por última vez.

Su mamá lo jala para abrazarlo y lo guía a través de la oscuridad hacia la cocina donde hay un poco de luz procedente de la estufa.

El apartamento, o la cocina por lo menos, se ve limpio y acogedor en comparación con el áspero exterior del complejo de departamentos. Hay un tarro de galletas, trastes pulcramente apilados en el escurridor, fotos cubriendo el refrigerador. Fotografías enmarcadas llenan las paredes, Dani y los niños, una de su ex-esposo, un par de Frank y Linda, unas cuantas de primos, tías y tíos, y su abuela Sophia.

Luce como un hogar y a Frank se le está haciendo aún más difícil creer que Dani pudiera hacer algo tan estúpido como robar y tomar narcóticos.

Suspirando, Frank deja su bolsa en el piso y jala a su madre en un abrazo. Ella le aprieta fuerte alrededor de los hombros, un gracias y una disculpa, todo a la vez. "Te has convertido en un hombre tan bueno," le dice cuando finalmente se aleja. "Estoy orgullosa de ti."

Frank sacude la cabeza, incapaz de sonreír o agradecerle. Es agradable de escuchar, pero no es lo que necesita. Está ansioso por los niños, preocupado por Dani, y culpable por preguntarse cuánto tiempo durará esto, cuánto tiempo pasará hasta que ella esté de vuelta para que él pueda seguir preocupándose por su propia vida.

"¿Entonces qué vamos a hacer?" Frank le pregunta a su madre.

Su expresión se aprieta, dibujada con preocupación. "Tenemos que decirles," dice con firmeza, "De eso estoy muy segura. No sabemos cuánto durará esto - no sabemos si lo hizo o no. Está todo el periodo de la acusación, el juicio... todo eso. No se sabe."

"... Está bien, yo literalmente no sé nada sobre procesos penales," Frank admite.

"Bueno," dice ella, "Depende de los cargos que le estén dando, si es un delito menor o un delito grave. Habrá una lectura de cargos." Se cubre la boca, mira a Frank con tristeza. "Oh, probablemente tendrán una orden para registrar la casa..."

"Los niños no pueden estar aquí para eso," Frank dice bruscamente. "Está bien... está bien." Se rasca la cabeza. "Entonces, tendremos que decirles, que - ¿Dani está en la cárcel y dejarlo así? Sabes que tendrán preguntas."

"Y les contestaremos lo mejor que podamos."

A partir de ahí, están ocupados trabajando en logísticas e hipótesis lo mejor que pueden hasta que es tan ridículamente tarde que Frank teme no ser capaz de despertarse antes que los niños en la mañana. Abraza a su mamá una última vez antes de acompañarla a la habitación de Dani para que duerma.

Tan cansado como está, Frank yace despierto en el sofá de la sala, preguntándose en qué demonios se había metido Dani ahora. Conociéndola, así como a su pasado, Frank no puede encontrar en sí mismo el negar vehementemente que no ha hecho algo mal. Siente como si probablemente, eso fuera lo que tiene que hacer, simplemente porque es de su sangre y eso joder, es lo que se supone que debes hacer por tu familia, pero él simplemente no sabe. Ha habido una gran cantidad de puntos bajos para equilibrar los puntos altos recientes.

Un Constante Trabajo en ProgresoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora