Capítulo 5: Promesas

1.4K 117 2
                                    


Pietro Felipe Materazzi no fue solo mi hermano mayor. Él era el ejemplo de hijo, hermano y amigo ideal. Él se caracterizaba por ayudar a todos sin dudarlo, cuando menos lo esperases y hacía lo que sea por necesidad de los demás. Era amable y carismático, con el pelo castaño claro y brillantes ojos celestes pálidos como los míos. No había quien lo despreciara y sabia como ganarse a cualquier en solo segundos. Todos siempre decían que Pietro tenía un gran futuro, sobre todo en la empresa familiar donde lidiar con empresarios e inversionistas era cosa de todos los días.

Él tenía grandes planes para la universidad y para el día del mañana ser alguien importante. Pero todo se terminó, cuando una bala acabó con su vida. Y así como si nada, en solo segundos, Pietro dejó de existir.

La familia sufrió otra catastrófica crisis. Todos estaban enloquecidos y paranoicos. Era como si hubiese un gran peligro inminente y se prepararan para la guerra. Es imposible borrar las imágenes de aquella época. Iba y volvía al colegio en automóviles blindados con numerosos guardaespaldas. Era una locura tener que hacer tantas estrategias para poder salir. Pero con el tiempo, las cosas se fueron calmando hasta que parecía que todo desapareció, aunque sabía bien que era solo una gran actuación.

Ningún integrante de la familia volvió a ser el mismo, sobre todo yo.

— Allegra —oí mi nombre en la lejanía—, Allegra despierta —volvió a repetir. Intenté abrir los ojos y me encontré con un ángel. Sus ojos, sus rasgos e incluso su aura eran celestiales, y digna de ser impregnada en un lienzo.

— ¿Ya estoy muerta? —pregunté desorientada. Una risita se hizo evidente y en mi campo de visión se dejó ver una muchacha de tez tostada y pelo castaño oscuro.

— Aún no, pero, ¿Quieres? —me preguntó mostrándome una bolsa con golosinas. El ángel de ojos verdes la miró molesto, hasta que una tercera figura se interpuso entre ellos y los sacó de mi campo de visión.

— Allegra, ¿Cómo te encuentras? —me preguntó el chico de pelo rubio oscuro y ojos de tormenta. Estaba aturdida para responder a eso y sentía mi cabeza latir con fuerza—. ¿Puedes decirme que día es hoy y en qué lugar estamos? —preguntó de nuevo.

Para ese instante ya tenía más idea acerca de quiénes eran ellos y bajo en situación me encontraba. Moví mis labios con duda aún con los ojos en el techo blanco.

— Creo que estamos en junio y en Paris, pero no tengo idea que lugar es este porque Lina me trajo aquí dormida —respondí respirando hondo. Drake sonrió y yo ladeé mi cabeza mirándolo con análisis. Él también poseía rasgos que merecían ser pintados, al igual que Lina— ¿Qué me pasó? —pregunté aún recostada en el piso.

Drake posó sus dedos en mi cuello y después de eso revisó mis ojos.

— Solo sufriste un desmayo por sobrecarga emocional, creo que deberías comer algo para recuperar fuerzas —comentó y levantó sus ojos hacia lo que supuse eran Bautista y Lina.

— ¿Acaso eres medico? —pregunté entre risas mientras él me ayudaba a levantarme.

— En verdad sí —respondió él y lo miré sorprendida deshaciendo mi sonrisa. ¡Whoa! Entonces, ¿Qué hacía él ahí?

Drake sonrió al intuir hacia donde iban mis pensamientos.

— A veces la vida toma caminos desconocidos y extraños —afirmó, y yo asentí ante la verdad de sus palabras.

Aturdida y con el cuerpo hormigueando, me senté en el sillón mientras rememoraba todo lo ocurrido. Las lágrimas caían sin parar y deseaba con toda mi fuerza que todo fuese un horrible sueño del cual pudiese despertar pronto.

Crónicas de una estafadora II |Finalizada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora