Mi vida se había convertido en una pesadilla de modo tan paulatino que nunca me di cuenta. Estaba vacía por dentro, sin ganas de nada.
Apoyándome contra la pared para sostenerme a mí misma, permanecía viendo aquel rostro. El rostro de un muchacho que había dejado de ser un jovencito hacía tiempo. Sus rasgos eran más marcados, y su apariencia más madura y sombría, pero aun así, podía reconocer ese par de ojos. Podía reconocerlo a pesar de haber creído que lo había olvidado.
Él me miraba silenciosamente. La palidez de sus ojos contrastaba con el tono bronceado de su piel. Su presencia era casi fantasmal, pero él no era un fantasma. Ya no.
— Allegra —susurró sin aliento. El tipo con el que discutía nos miraba desorientado y cauteloso, y yo me negué a creer aquella realidad.
Quería hablar pero las palabras no salían. ¿Cómo haces para encontrar palabras cuando te encuentras con alguien que crees muerto? Ahora comprendía los sentimientos de Bautista ante Francesca.
Tras echar al tipo que nos acompañaba, el fantasma de mi vida se acercó hasta estar frente a mí. Diferentes emociones traspasaron por su rostro, y elevé mi mano para tocarlo.
— ¿Esto es un sueño? —pregunté, con un nudo en mi garganta.
— No —respondió Pietro, en voz queda.
Recorrí con mis dedos su cara hasta que mi mente comenzó a funcionar y la tensión se acumuló en mi mano. Un golpe seco y breve le hizo voltear su cara con rudeza, pero no me importaba que le doliese. Su dolor no se comparaba con el mío. El dolor de saber que perdiste a una madre, a un hermano y a una familia. Su muerte había ocasionado el fin de la familia que conocía, y ahora lo veía frente a mí con más vida que antes.
Intenté seguir golpeando al fantasma de mi hermano, con lágrimas acumuladas en mis ojos, pero él agarró con fuerza mis muñecas.
— Sé que no vas a entenderme... pero debía ser así ―murmuró él, con la tensión en los músculos de su mandíbula. Sus ojos celestes pálidos como los míos se oscurecieron sombríamente.
Me erguí queriéndome mostrar fuerte. Yo lo era, o quería suponer que seguía siendo fuerte. Alguien con convicciones e ideales, que era difícil de derribar y que un "no" no la frenaba. Sin embargo, ya dudaba si aquella persona en realidad había sido yo.
— Lo siento mucho, de verdad —susurró, sin soltar mis manos por temor a que siguiera arremetiendo contra él.
— Deja de disculparte y explícame de una puta vez que mierda sucede. Te creí muerto por cinco años, estoy muriendo poco a poco por el estado de Matteo, y ahora resulta que tú eres quien contrató a mis amigos para robar el Torreón Escarlata. ¿Quién eres Pietro? ¿Quién? ―grité sacada de quicio queriendo zafarme de sus manos. Cuando finalmente lo hice no lo golpeé, sino que lo abracé porque sentía que mi corazón había sufrido demasiado.
Nos abrazamos en silencio por un rato, hasta que nos separamos lentamente. Él me contempló con una triste sonrisa, tocando suavemente mi pelo.
— ¿Por qué has cambiado tu color de pelo? —preguntó, y yo me encogí de hombro, viéndome como una niña secándose las lágrimas. Él meneó la cabeza con pequeña pero suficiente sonrisa, que me dejaba sin saber qué hacer.
Pietro seguía viéndose como antes. Pero había cambiado la ropa deportiva por los trajes y el pelo desordenado por un peinado más elegante y sobrio. Su frescura y calidez estaban ahí pero ocultos bajo una coraza de hermetismo y oscuridad.
— Siento mucho el daño hecho, pero tuve que hacerlo para no terminar lastimado yo mismo —dijo sin quitar sus ojos de mí—. Las presiones de la familia sobre mí eran completamente irracionales, y solo era un chico de veinte años —agregó.
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Crónicas de una estafadora II |Finalizada|
Literatura KobiecaUna vida común y corriente. Un secuestro. Mentiras, traiciones y manipulación. El mundo del crimen le intriga y la seduce, y quizás sea que lo lleva en la sangre. Tumblr Oficial: http://iwanttobeadreamer.tumblr.com/tagged/cronica...