― Gianfranco no me dejó más alternativa que acorralarlo hasta que me dijo todo ―dijo mi primo, mirándome con una expresión desafiante y vivaz mientras yo continuaba mirándolo incrédula. Él agarró mi pelo y lo miró burlonamente.
― Eres un abusivo ―me quejé alejándome de sus garras. Sus ojos pardos brillaron, se acomodó en el sillón en el que nos encontrábamos sentados, y movió su cabeza hacia un lado sin disgusto alguno.
― Me han llamado cosas peores ―comentó, y negué con la cabeza. Él sonrió de buen humor y se quedó contemplando la pintura que estaba enrollada sobre la mesa― Así que ese es el Torreón Escarlata ―susurró.
― ¿Cómo sabes de ella? ¿Y por qué no estás gritándome por estar rodeada de ladrones? ―pregunté casi sacada de quicio.
Tiziano le dio un vistazo a Francesca que conversaba con Bautista, lejos de nosotros, y a Lina junto a Drake que seguían frente a la computadora.
―Nuestra familia es más peculiar de lo que tú crees ―sentenció volviéndome a mirar. Ya no había diversión o jovialidad, solo una solemnidad seria que me hacia preguntarme muchas cosas.
Reí sin humor sin dejar de mirarlo agudamente.
― ¿Qué? ¿Ahora me dirás que pertenecemos a la mafia siciliana? ―pregunté, pero él no sonrió. Sus ojos se tornaron de un gris oscuro sobre mí, y sentí mi rostro palidecer.
― No diría que somos técnicamente una mafia pero sabes que el abuelo tiene muchas influencias y contactos ―dijo.
La sangre de mi cuerpo se heló, y no había comentario que me hiciese a ser la de antes. ¿En qué momento fue que mi vida dejó de ser lo que creí? ¿Cómo es posible que haya vivido todos estos años ciega acerca de eso? ¿Por qué?
Tiziano se acercó a mí lentamente. Sus brazos me rodearon con fuerza en un cálido abrazo que ya hacía tiempo que no recibía, y el cual me resultaba extraño. Hacía tiempo no recibía muestras de cariño, y cuando lo hacía, simplemente no podía contenerme.
Abracé a mi primo por el cuello y ni siquiera me esforcé en no llorar. Hacía tanto tiempo estaba queriendo ser fuerte, que simplemente acumular todo lo que sucedía y sentía me estaba aniquilando por dentro hasta convertirme en pobres vestigios de lo que solía ser. La congoja me recorrió, y las lágrimas caían fáciles y ligeras.
De pronto, una pequeña idea se cruzó por mi mente y mi expresión se volvió tormentosa. Me separé apenas de mi primo para verlo de frente.
― La muerte de mi madre y mi hermano, ¿esta relacionada a lo que es nuestra familia? ―pregunté. Sombrío y dudoso él negó.
― No lo sé ―respondió―, yo estoy tan metido en eso como tu ―agregó, y respiré aliviada por saberlo diferente al resto. Él siempre lo había sido y por eso lo amaba tanto― Pero, ¿entonces como sabes...? ―empecé a preguntar.
― No estoy en la mafia, pero soy falsificador y estafador ―respondió antes de que terminase de formular la pregunta. Quedé boquiabierta mirándolo, y él torció el gesto―, pero ya estoy retirado ―comentó.
― No, no lo estas ―canturreó Francesca uniéndose a nosotros. La miré inexpresiva a ella y a mi primo. Ella me sonrió con dulzura y peinó mi pelo con suavidad―. Sí, yo también estoy metida en eso ―se encogió de hombros como si fuese algo de todos los días decirles a tus familiares que eres un ladrón.
Parpadeé para salir de mi obnubilación y sequé las lágrimas que seguían cayendo a través de mis mejillas.
― ¿Esta es la parte en la que me dicen que todo lo que me dijeron es mentira? ―pregunté inquieta. Francesca y Tiziano se miraron para luego negar.
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Crónicas de una estafadora II |Finalizada|
Literatura FemininaUna vida común y corriente. Un secuestro. Mentiras, traiciones y manipulación. El mundo del crimen le intriga y la seduce, y quizás sea que lo lleva en la sangre. Tumblr Oficial: http://iwanttobeadreamer.tumblr.com/tagged/cronica...