La pesadilla apenas empieza.

64 2 0
                                    

Y estuve ahí sentado, sintiendo el dolor que me causaba mi pierna fracturada, la cueva seguía temblando y yo seguía esperando a las malditas sombras que venían por mi... El tiempo pasaba y yo solo me quejaba por el dolor deseando que terminase de una vez, hasta que comenzaron los ruidos de rocas moviéndose, eran por fin las sombras. Era el momento de mi fin, ya por fin dejaría de sufrir.

Las desgraciadas se acercaron rápidamente a mí, como moscas al dulce, y comenzé a gritar mientras estas me comenzaron a arropar a manera de que ya no miraba nada. 

Cuando logré ver de nuevo... Estaba frente a los tres túneles, los carteles seguían ahi, pero la difrencia era que esta vez los túneles de los lados estaban cerrados por dos grandes piedras que supongo habrán caído por los fuertes temblores en la cueva. Y de repente una voz ronca y tenebrosa dijo:

S- Ven de una a vez a cumplir con tu destino, ya no trates de escapar si quieres que tenga piedad.

Lu- ¿Quién rayos eres? ¿Qué quieres?.

S- ¡Ven y averigualo de una vez!

No me quedaba de otra, tenía que avanzar. Aún con mi pierna rota, hice el esfuerzo y caminé apoyado sobre las paredes con el encendedor en mi otra mano, para evitar más sustos de esas mortales sombras. Y así avancé durante veinte minutos cuando de repente algo tomó mi pierna, arrastrándome con furia y enojo hasta entrar en una sala. Era grande, con columnas de oro blanco adornadas con telas de hermoso color carmesí y en el centro había una silla grande, de madera tallada con dibujos que no entendía, y sobre ella... Una sombra, pero no cualquiera... ¡Era mi sombra!. 

Mucho más que sueños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora