Al recorrer la ciudad, no sabía dónde estábamos, supuse que era por la misma amnesia que me había causado el accidente, era algo vergonzoso el tener que preguntar.
Lu.- Disculpa Raquel, sé que esto sonará tonto pero, ¿Dónde estamos?
R.- Enserio que te afectó mucho ese golpe, ¿No? ¡Jajaja!
Lu.- Pues parece que sí. –Le sonreí.
R.- ¡En Barcelona! En el distrito de L’Antigua Esquerra de l’Exaimple.
Lu.- Así que Barcelona… ¡Perfecto!
R.- ¡Qué bueno que te alegres muchacho!
Lu.- ¡Estoy tan ansioso por llegar a casa!
R.- ¡Tranquilo, ya casi llegamos!
Pasaron quince minutos y por fin llegamos a casa, en la Avenida Diagonal, 477. Raquel me dirigió hasta un lindo apartamento en un tercer piso, dos cuartos, una sala de tamaño grande, cocina y 2 baños, con vista a la calle, precioso. Al entrar al cuarto me lancé a la cama y a su lado, una mesita de noche era adornada con otra foto en la que estábamos Raquel y yo en una playa, cada vez me gustaba más encontrar cosas que me acercaran a ella. Salí del cuarto a buscarla, y ella se encontraba recostada en el sillón.
Lu.- ¡Oye! ¿Y tus cosas?
R.- Están en mi cuarto, ¿Por qué?
Me quede perplejo al escucharla decir ‘Mi cuarto’, eso significaba que vivíamos juntos, no podía creerlo. Tenía dos opciones:
1. Éramos más que amigos.
2. Yo me había atorado en la zona de amigos.
Espero que no sea la segunda, eso sería demasiado frustrante, pero aún no era tiempo de tocar el tema.
R.- ¿Te pasa algo Lu?
Lu.- No nada, es que tengo hambre.
R.- Pues podríamos pedir una pizza.
Lu.- Eso estaría muy bien.
R.- ¿Qué te parece si pides la pizza mientras yo voy a tomar una ducha?
Lu.- ¡Está bien Raquel, yo me encargo! –Le guiñé un ojo, intentando verme atractivo.
Ella se fue a tomar su ducha y yo pedí la pizza, en ese momento se me ocurrió un plan, revisé la nevera en busca de refrescos y la alacena en busca de frituras, luego una película para pasar la tarde. Decidí ducharme yo también mientras llegaba la pizza, mi ventaja como hombre era que podía ducharme más rápido que Raquel y así fue, y justo a tiempo para recibir la pizza, le pagué al chico y corrí a arreglar la sala.
R.- ¿Ya ha llegado la pizza, Lu?
Lu.- ¡Sí, sal rápido que muero de hambre!
R.- ¡Tranquilo hombre! Jajaja.
Al salir de su cuarto, vi su cara y estaba sorprendida.
R.- ¿Pero qué es esto, Lu?
Lu.- No es nada, solo para pasar una buena tarde, ¿No crees?
R.- ¡Me encanta!
Lu.- Pensé en ver una película, pero ahora se me ocurre otra cosa. ¿Y si pasamos un maratón de películas?
R.- ¡Acepto! Jajaja.
El plan salía a la perfección, toda una tarde junto a ella, comiendo y viendo películas, supongo que festejaríamos hasta el día siguiente. Cada uno se encontraba en un sillón, hacía frío.
R.- Vaya que hace frío, ¿No?
Lu.- Si, demasiado.
R.- ¿Te molesta si me recuesto contigo?
Esa idea me hizo sentir que iba por el buen camino, no iba a desperdiciarla.
Lu.- ¡Claro que no! Ven, te hago un espacio.
Nos acomodamos, ella enfrente de mí, recostada en mi pecho, podía sentir el dulce olor de su cabello, tomó mi mano y rodeó su cintura con ella. Y así nos quedamos hasta que ella se durmió primero, no quise despertarla así que simplemente apagué el televisor, la abracé y dormí junto a ella.
Fue perfecto.
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Mucho más que sueños.
Historical FictionLas soñadas aventuras de Lu.. ¿Algo bueno o algo malo? Júzgalo tú.