La tortura continúa.

68 2 0
                                    

S-. No es divertido si no puedo escuchar tu llanto y tus gritos.

Y de golpe me quitó la bola de trapos que había puesto en mi boca para evitar mis gritos y quejas. Estaba llorando, no creía lo que estaba pasando y seguía perturbado por el hecho de que mi propia sombra me detestaba, no se me ocurrían ideas para poder salvarme así que lo intenté de la única manera que era posible en ese momento.

Lu-. ¡Por favor! Déjame ir, haré lo que quieras. -Supliqué.

S-. Ya no puedes hacer nada, la ira que en mi se encuentra reunida es demasiado fuerte. ¡NO HAY NADA QUE PUEDA CALMARME!.

Me tomó del cabello y me acercó a su cara, con sus ojos rojos, lo único visible en su rostro... En ellos se reflejaba todo lo que sentía en ese momento: Miedo.

Se quedó viéndome a los ojos sin pronunciar palabra alguna y de repente lanzó el filoso cuchillo a un costado, dando directo en el pecho de una de sus sombras esclavas.

S-. Ya no tengo respeto por la vida Lu, ya nada me importa y no tengo nada que perder. Eso pasa cuando vives a los pies de una persona y en algún momento simplemente te cansas.

Lu-. ¡No necesitar hacer esto!.

S-. Lo sé. Es solo pura diversión mientras llegas a sufrir lo que yo.

Eso me perturbó demasiado: 'Pura diversión'. Como si el miedo en mí ya no era suficiente y mi sombra se atreve a decir esas sádicas palabras.

S-. Verás Lu, cuando vives a los pies de alguien, empiezas a repugnar todo sobre esa persona y lo único que deseas es extinguir todo lo que ha logrado durante el tiempo que ha estado sobre ti.

Las sombras no somos simples siluetas, somos la más grande expresión de maldad en el alma de las personas. ¿Crees que eso sea justo Lu?. Las sombras no decidimos ser lo que somos, y eso Lu, eso no es justo.

No sé por qué, pero estas palabras me conmovieron un poco y empecé a sentir empatía por mi sombra. Eso no removía el miedo que en mi había, no tampoco removía las ganas de mi sombra de acabar con todo lo que hace mucho odiaba, pues, seguía buscando entre sus instrumentos con que torturarme. La otra sombra esclava, seguía ahí inmóvil y yo sin saber que hacer.

Mucho más que sueños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora