VI

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-¿Qué estas haciendo aquí pequeño ángel desterrado?-su voz se sintió tan áspera al igual que una lija contra la madera.

-Necesito saber el propósito de mi misión.

-Sabes más de lo que deberías, sólo cumple órdenes y deja de hacer preguntas.

-Entonces reclamo hablar con mi padre.

-¿Él sabe de vuestra visita?

-Él lo sabe todo ¿no?

-Entra, pero yo no me hago responsable de lo que ocurra allí dentro. 

-Descuida, dejaste de hacerlo en el momento en el que me dejaste varado en aquel sombrío y solitario mundo.

-Tus sentimientos han cambiado, puedo notarlo, desde que aquella humana nació en ese mundo inadecuado para su pureza,¿en verdad no os has dado cuenta de tu propósito en la tierra, aún no sabes por qué ella ha sido encomendada a ti?

-Te parecerá inútil pero no.

-Entra ahora, yo no soy el indicado para decirte, sólo lo es tu padre.

-Gracias Ráziel, y que el espíritu santo siga viviendo e influyendo en las decisiones que tomes de ahora en adelante.

El ángel dejó que se abriesen las rejas forjadas en oro puro, pero estas no rechinaron, en este mundo todo era perfecto y solo moraba la paz eternamente. El camino bañado en oro también me guiaba a un monte no tan alto, sino más como una colina, donde yacía un monumento único tallado a mano en mármol, su antigüedad era desconocida en cifras.

Allí era donde se encontraba mi padre, sentado en aquella silla hecha por los arcángeles más importantes, su túnica blanca con un lazo dorado que recorría su ancha cintura brillaba como si el pasar de los años no le importaran, y así era.Era tan grande que intimidaba con solo mirarle, a ambos costados de la sala había más asientos, pero estos estaban hechos de marfil.

-Padre-me arrodillé ante él.

-Levántate y despójate de tu túnica y sandalias que el lugar que pisas sagrado es.

Hice lo que me pidió sin cuestionar.

-¿Dónde se encuentra Zeus, Afrodita, Poseidón y los demás regidores de la tierra?

-Los he despojado ya que han intentado ser más que yo, pero eso no es por lo que has venido ¿o sí?

-En realidad no padre, he venido osadamente sin aviso para hacerte una pregunta que probablemente desafíe mi existencia. Me preguntaba ¿cuál es mi propósito en la tierra, cual es el motivo de que Noor, la humana que me has designado estuviera a mi cargo?

-Hijo mío, la pregunta no es el cuál, sino por qué. La respuesta ya la tienes tú, cosechas lo que cultivas, dime, que has cultivado en ella y la respuesta será tu cosecha. Ahora vete, que tienes pendientes en el mundo que reinas vagamente.



" Dime, que has cultivado en ella y la respuesta será tu cosecha."

Siempre he detestado que mi padre hable en metáforas, incluso para el arcángel o ángel con rango más alto, sus metáforas son igual a un acertijo. La respiración de la mujer era neutra al igual que el aroma que desprenden sus poros, algo que siempre me ha mantenido cautivo de ella es su indiferencia ante la vanidad, a pesar de ser la humana más hermosa de todo el universo a ella siempre le ha dado igual. El despertador suena una y otra vez, pero no consigue despertarla de su profundo sueño.

-Ya es hora mi pequeña dama-le susurré al oído.

-Unos minutos más.

-No creo que sea una buena idea Noor.

Se levantó con pereza de su cama, de despabilo dándose unos ligeros golpes en las mejillas, recogió su melena pelirroja en una alta coleta y se dirigió al baño donde se lavó la cara.

-¿Acaso no tienes algo mejor que simplemente mirar como me arreglo para ir al trabajo?

-No, de hecho estos es lo más interesante que me ha ocurrido en décadas.

-¿Qué hay de las guerras en el mundo? son interesantes.

-No, no lo son, es lo mismo de siempre solo que esta vez masivamente, un montón de humanos peleando entre sí sin entender que están en la tierra es para amar a otros y a ellos mismos...

-¿Qué sucede, te has quedado perplejo?

-Lo lamento, es que acabo de responder mi propia pregunta.

-Como digas, ¿cuál es mejor la negra o la azul-dijo mientras me mostraba dos blusas.

-¿De qué sirve elegir una en especifico si será opacada por la bata blanca?

-Solo elige una.

-Usa una negra, así al menos contrastará con el blanco.

Rebuscó entre su armario una blusa negra hasta que la encontró.

-¿Quién diría que hasta la muerte sabe de moda?

-Si sabías que la moda no existe ¿cierto?, no es más que un par de conjuntos que varias personas alrededor del mundo usan.

-Eso solo lo diría alguien que viste como si estuviera en el siglo dieciocho.

-He descubierto porque mi padre me ha mandado a cuidar de ti Noor.

-¿Por qué?

-Para amar y ser amado. Es algo que nunca he experimentado, lo cual es extremadamente extraño ya que hasta los ángeles son amados y aman.

-En verdad me preguntaba porque tu te lo preguntas, ¿no es suficiente solo con cumplir una orden?

-Hablas igual que Ráziel.

-¿Quién?

-¿Nunca has oído hablar del ángel Ráziel?

-No.

-Es mi deber informarte que él es tu padre.

-Espera ¿qué?

-Pensé que ya lo sabías.

-Rubén, apenas me enteré de que existes al igual que el cielo y el infierno, desde niña mi padre me enseño que el bien o el mal no existen, solo es la perspectiva en la que veas las cosas ¿y ahora me dices que Ráziel es mi padre biológico?¿cuándo pensabas decírmelo?

-Bueno, no es como que vaya por el mundo diciendo ¡hey tu padre es uno de los ángeles más poderosos del cielo!

-¿Qué se supone que haga?

-¿Tú?-la señalé y ella asintió-.Nada.

-¿Puedes llevarme a ver a mi padre?

-Solo si has muerto.

-Entonces mátame.

-Estoy aquí para cuidar de ti ¿y me pides que te maté? 

-Lo siento soy estúpida cuando estoy nerviosa.

-No puedo llevarte al cielo, pero puedo mostrarte como es el limbo y el infierno.

-¿Por qué esos si y el cielo no?

-Porque al cielo estas destinada.¿Vamos?

-Ahora debo ir al trabajo o llegaré tarde para revisar unos cuerpos que el sheriff trajo ayer por la tarde.

-No hay relevancia entre la tierra, el limbo y el infierno en el tiempo ya que no existe en las ultimas dos.

Le tendí mi mano para llevarla y complacer a medias su deseo... 


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