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-He vuelto- digo a espaldas de Noor, que se encontraba a punto de abrir un cuerpo en plena descomposición. Soltó el bisturí sobresaltada debido a mi voz-.¿Es qué ya has hecho las paces contigo misma?

-Ah- bufó-.¿Podrías dejar de molestar con eso por favor?

-Lo que quieras, al fin y al cabo pensé que en verdad querías conocer el limbo.

-Lo que deseo solo lo conozco yo y nadie más.

-En eso te equivocas, como en todo lo que crees real.

No hizo más que ignorarme y seguir con su aterrador trabajo.

-Se ahogo- digo con frialdad-.Ha sido suicidio.

Al decir aquella palabra su cuerpo se paralizo por completo y dejo de lado el bisturí que tenia entre los dedos, bajo los hombros y se quitó la bata, la guardo en su bolso. Se acercó a la cámara que tenía delante de ella y la apagó.

-¿Quieres ir a comer?- preguntó-.Muero de hambre.

-Yo no como, pero puedo acompañarte.

-Olvídalo, creo que mejor me voy a casa, estoy agotada.

-El cansancio proviene de ti misma intentando reprimir tus recuerdos, deja de redimirte de tal forma, no ha sido tu culpa que tu madre se suicidara. Pensé que ya deberías saberlo...

-No preguntaré como es que sabes eso, ya que cada vez que pregunto algo así me siento estúpida cuando respondes. Estoy comenzando a creer que eres parte de mi mi imaginación debido al estrés.

-Piensa lo que quieras, comienzo a cansarme de explicarte todo. Soy la muerte, soy tu perdición y la de todos los seres vivos que habitan este mundo, pero hay algo extraño en todo esto y es que hasta la misma muerte tiene perdición, y mi perdición eres tu Noor.

No dije más y desaparecí entre las sombras de una de las esquinas del consultorio.




Noor.


Y allí me dejó, sola entre los muertos a los cuales estoy destinada a inspeccionar todos y cada uno de sus órganos, era u suplicio estar allí más de seis horas al día, até mi cabello en una alta coleta y salí del edificio rumbo a mi departamento.

La refrescante brisa rosaba mis mejillas, en este momento para mí el simple roce de la brisa nocturna era un balde de agua fría diciendo "Vamos, despierta. Es hora de que veas que no estas en ninguna clase de película cliché, esta es tu cruel realidad, Rubén no es parte de tu imaginación, aunque sea una vez cree en algo inexplicable y deja de buscar explicaciones lógicas a cualquier cosa. ¿Cómo explicas que te haya regresado a la vida después de la muerte?"

La noche era refrescante y cálida a  la vez, no llevaba abrigo alguno pero el frío no se apoderó de mi temperatura corporal, me senté en uno de los bancos cercanos a un parque, suspiré y dejé ir aquel recuerdo d cuando era niña.

Aquel recuerdo de mi madre en la bañera se sentía como un pinchazo en el corazón con un alfiler, toqué mi pecho con mi mano a modo de reconforte, una acción inútil.

-¿Cómo es que un simple recuerdo puede destruir tanto a una persona?- dije para mi.

-Déjame ir Noor- dijo una voz aun lado de mí.

Volteé como acto reflejo y la vi allí, mojada, su ropa blanca estaba teñida de un ligero rojo que se podría describir como rosa, era mi madre con su maquillaje corrido mirándome.

-¿Qué haces aquí?- pregunté incrédula.

-Pidiéndote que me dejes libre, mi espíritu no puede irse debido a ti. Necesito que me perdones y te perdones a ti misma Noor.

-Te perdono. Sé que no ha sido mi culpa.

Sólo eso basto para dejar de sentir esa presión en mi pecho, me sentía liberada y extrañamente feliz.

-¿Lo ves ahora?- dijo Rubén-.Vamos- me tendió su mano-.Te llevaré yo mismo.

-¿A dónde vamos? 

-Al limbo, después de tantos años tu espíritu es libre de todo dolor, te has convertido en el ser vivo de este mundo más puro.


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