IX

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Noor
Flashback

Mi pecho subía y bajaba rápidamente. Mi respiración era agitada y problemática.

Aquél pequeño vestido azul con gruesas franjas blancas se encontraba sucio a la altura de la rodilla debido a la tierra húmeda del patio trasero de la casa de mis padres, miré mis diminutos zapatos de charol rojos, que ahora están opacos, froté mis manos llenas de tierra en el suéter blanco que llevaba encima.

Sabía que jugar con la tierra del hueco que había hecho Stuker, el labrador color miel, ameritaba un castigo.

Con ojos irritados llamé a chillidos a mi madre.

Lágrima tras lágrima sin respuesta alguna me hizo levantarme de mi sitio e ir en busca de ella con las piernas regordetas que poseía. Los dedos de mis manos recorrían la pared cubierta de papel tapiz azul a medida que avanzaba, me tropecé con un bulto de la alargada alfombra roja que iba de una punta a otra del corredor, todas las puertas estaban cerradas.

Entre la confusión la naturaleza llamaba y mi vejiga estaba a punto de estallar. Para suerte mía la puerta siguiente era la del baño, estire ambos brazos para tomar el pomo, como un movimiento involuntario mi pie izquierdo golpeó levemente la puerta blanca y esta se abrió un poco.

Posé una de mis manos en la orilla de la puerta y la empuje suavemente.

Entonces la vi, estaba recostada en la tina con agua de la que aún salía vapor, de su muñeca brotaban gotas de sangre que habían formado un charco de sangre en el tapete afelpado blanco, me acerqué y toqué su mejilla esperando que despertara, pero no lo hizo. El agua de la tina se tiñó de rojo.

Jale el extremo de la toalla que se encontraba tendida y comencé a limpiar la sangre de su muñeca con delicadeza, pero al notar que no despertaba mi corazón comenzó a acelerarse.

Sabía que había muerto al igual que las crías de pájaro que había encontrado junto a papá al pie del árbol la semana anterior.

El helado miedo recorrió mi cuerpo, de pronto líquido amarillento bajo por mi entrepierna hasta es suelo.

No hice más que aferrarme a la toalla que sostenía entre mis manos que aún emanaba el olor a su perfume, CHANEL No.5 .

Parca »r.d.g« Donde viven las historias. Descúbrelo ahora