Primera pista

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En una posición muy relajada estaba él sentado con su café en una mano y en la otra sujetando el ratón de su ordenador, sus ojos estaban atentos al aparato eléctrico.

Joven, con un hermoso y sedoso cabello color marrón, sus ojos relucían con la luz del ordenador y el color marrón verdoso se podía divisar muy bien, su nariz era respingona y sus labios eran carnosos y un poco anchos.

Vestía su típico traje favorito de color azul con una camisa debajo blanca, usaba una corbata azul marino y sus zapatos eran negros.

La habitación en la que estaba era espaciosa, estaba tenuemente iluminada por la luz del sol escondido entre las nubes grises que se divisaban a lo lejos en el cielo, en la parte derecha estaban colocados unos sofás de color beige con una pequeña mesita en medio adornada con un jarrón de flores amapolas, y a la izquierda se hayaba una puerta que daba a otro cuarto en dónde él solía descansar cuando había mucho trabajo, en esa estancia habían dos puertas, una era la cocina y la otra el baño.
Además había cuadros pintorescos por todo el lugar adornándolo.

Ensimismado en lo que hacía no escuchó que tocaban a la puerta, al quinto golpe fue cuándo se enteró de que alguien estaba ahí pidiendo sus servicios, o eso o eran turistas preguntando por algún hotel cerca de ahí. Ya le había pasado varias veces así que no descartaba esa opción.

Se levantó de su silla dejando la taza de café caliente sobre la mesa y fue a abrir la puerta.

Ahí, delante suyo estaba una mujer de unos 25 años más o menos con un sombrero de tela cubriendo su hermoso pelo rubio rizado, su tez blanca estaba cubierta con un sutil maquillaje, los ojos de un color marrón claro, y si observabas bien, en una de sus pupilas, justamente en la derecha, tenía una manchita negra que cubría la mitad de su iris, sus labios era voluptuosos cubiertos con un pintalabios marrón suave.
Llevaba un vestido rojo por encima de las rodillas, con unos tacones del mismo color, sostenía en sus manos un abrigo de color negro con su bolso.

Su semblante lucia pensativo, angustiado, el detective la hizo pasar y le pidió que se sentase para poder hablar tranquilamente.

-Siéntese, por favor.

-Sí- la mujer se acomodó en la silla y se puso el abrigo encima de sus rodillas.

-Dígame, ¿en qué puedo ayudarle?- preguntó Mike tomando asiento y apartando la taza de café para que no se derramase por accidente.

-Soy Laura Rodríguez y vine aquí para pedir su ayuda en algo muy importante para mí.

-Claro, dígame- decía el detective mientras le prestaba atención poniendo sus codos encima de la mesa cruzando sus dedos.

-Hace algunos días saquearon la tumba de mi difunta abuela, y dos días después me llegó esta carta- decía mientras sacaba un sobre de su bolso y se lo entregó-. Tome.

-Gracias- la cogió, la abrió y empezó a leerla.

La carta era simple, estaba escrita digitalmente, en su interior decía lo siguiente:

Entréganos lo que nos pertenece o iremos a por ti.

El detective frunció el ceño y se centró en la carta, intentaba buscar alguna pista en aquella hoja pero no encontraba nada, todo estaba meticulosamente arreglado. No había huellas ni nada sospechoso ahí, necesitaba más pruebas o pistas.

Mientras tanto la mujer lo observaba fijamente como si quisiera averiguar algo. Discretamente sin salirse del papel de mujer nerviosa y necesitada.

Cuando terminó su búsqueda levantó su cabeza y miró a la dama fijamente.

-¿Sabe usted por qué saquearon la tumba de su abuela?, ¿tiene alguna idea de por qué le mandaron esta carta?, ¿sospecha usted de alguien? - le cuestionó sin parar de observarla.

-No, sinceramente no lo sé, por eso vine aquí, no se quién podría haber sido ni porque lo hizo, solo sé que esta carta me vino días después del saqueo.

-Bien, esta carta es una pista, pero necesito más, no me basta con solo esto, así que me preguntaba si me podría llevar hasta la tumba de su abuela para verla.

-Claro, si quiere podemos ir ahora- respondió la mujer decidida apretando su bolso con fuerza felicitandose en su interior por su gran actuación, el primer paso del plan estaba siendo un éxito.

-Por supuesto, sería lo mejor-diciendo esto se levantó de su silla, cogió su abrigo que estaba colgado del ropero que tenía en una esquina de la habitación, agarró las llaves y salieron rumbo al coche de éste.

Una vez dentro del vehículo se pusieron los cinturones y se pusieron en marcha al cementerio.
El trayecto pasó en silencio, hubo una que otra pregunta de Mike para recoger un poco de información, pero nada más.

Ya una vez allí la mujer lo guió hasta la tumba saqueada, al encontrarla estaba intacta, el cordón policial aún seguía ahí ya que había pasado poco tiempo del suceso.

El detective pasó por debajo de la cuerda y empezó a inspeccionar la tumba, a primera vista todo parecía que estaba bien, pero al mirar en el cadáver pudo divisar una especie de papel enrollado.

La mujer estaba atenta a cada movimiento del detective, lo miraba cómo si quisiera probarlo, cómo si estuviera buscando algo de parte de él.

-¡Bingo!-exclamó con una sonrisa.

-¿Encontró algo? - preguntó intrigada la mujer o eso parecía.

-Sí, y ahora veamos qué es esto- desenrolló el papelito y dentro había escrito esto:

¡Felicidades señor detective encontró la primera pista, siga buscando más si quiere resolver este caso! La siguiente pista está donde el agua sube y vuelve a bajar.

Al terminar de leerla la cara del detective estaba llena de confusión, no sabía cómo reaccionar, se suponía que debía encontrar algo que lo ayudase, sin embargo se encontró con eso, se trataba de algún tipo de broma de algún gamberro o cómo.

Laura observaba satisfecha cada movimiento, cada gesto de su preciosa cara, ahora sí, su trabajo había comenzado y ya no había vuelta atrás.

"Esto será divertido" pensó mientras sonreía conforme con la situación que tenía enfrente.

Continuará....

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