Decimotercera pista

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Quién diría que solo intentar ejercer su trabajo acabó involucrado en algo tan enorme y peligroso. La situación era esta, Mike se encontraba en la ducha de su nueva habitación situada en el largo pasillo de terciopelo de la mansión.

Mientras tanto el policía no paraba de dar vueltas por aquél lugar, entraba y salía de habitaciones, enormes habitaciones, algunas incluso eran gigantescas bibliotecas con contenido ilimitado de libros únicos, era libros realmente limitados y vistos solo una o dos veces por el ojo humano.

Siguió caminando, observando minuciosamente cada rincón hasta llegar al colosal y hermoso jardín de colores vivos, entonces, fue ahí donde se quedó boquiabierto, una gran extensión de verde como si fuera una llanura, repartida en segmentos, y cada segmento tenía un color diferente de bellas flores nunca vistas y ejemplares que ya tenían que estar extintas.

Guió su vista por el enorme sitio admirando el majestuoso paisaje natural, tanta belleza tan bien cuidada que, de un momento a otro divisó a lo lejos una figura humana.

Una figura femenina estaba sentada en un banco situado en medio de aquél colorido jardín, observando como el sol se ocultaba detras de frondosos árboles llenando el cielo de un hermoso color amarillo anaranjado.
El graznar de los cuervos se escucha a kilómetros y una cálida brisa movía las hojas de los árboles junto con el pelo de la joven.

Paso a paso Rafael se acercaba cada vez más al dicho banco en dónde reconoció el rojizo pelo de la chica que caía por el respaldo cuál cascada de agua, sus piernas entrelazadas y sus manos sujetaban una botella de cristal medio llena de cerveza.

Al parecer la botella estaba recién sacada del frigorífico, ya que se podía notar como las gotas de agua descongelada se deslizaban hacia bajo.

-Hermosa vista- habló el joven una vez cerca de ella, apoyó sus rodillas en el respaldo del banco e hizo lo mismo que la mujer; observar.

-Demasiado- se limitó a decir Rocío con melancolía, la chica bebía un sordo de la botella sin mirar hacia el lugar de la proveniente voz, no lo necesitaba, ya sabía quién era.

Tan solo esas palabras intercambiadas bastaron para que el silencio reinará entre ellos, los dos miraban con impresión en sus ojos lo maravillosa que era aquella vista que tenían delante.

La brisa aún permanecía ahí, producía un sonido tranquilizante al chocar contras las hojas de las plantas, el oxígeno era fresco y tenía una cálidez impresionante. Un ambiente realmente espectacular y sereno.

Rafael seguía sumido en aquél atardecer que no se dio cuenta de la ida de Rocío.

-¿Vienes o te quedas?- preguntaba ella unos metros lejos del lugar.

El policía solo se limitó a girar su cabeza y observarla durante unos segundos, después, volver su mirada al atardecer, sin decir ni una palabra siguió a la pelirroja.

-¿Dónde está tu amiguito?- le preguntó la mujer una vez a su lado, tomando su último sorbo de su ya caliente bebida alcohólica.

-No quiso venir, quería quedarse solo, así que se metió a la ducha a relajarse- le respondió Rafael poniéndo sus manos frías dentro de su chaqueta negra.

Pero esta vez su camino no era el mismo que antes, no iban rumbo a la mansión, solo querían pasear. La razón, no estaba clara, puede que solo querían tomar aire y olvidar lo pasado hace momentos atrás, o simplemente recordar lo vivido en ese lugar.

-Tengo entendido que trabajas aquí desde siempre,¿ por que lo haces? - la interrogó el policía interesado.

-Desde pequeña para ser exactos, Manuel me adoptó cuando mis padres murieron a manos de los que nosotros perseguimos, me entrenó y me aconsejó en este mundo, me enseñó que el mundo es horrible y gracias a él me convertí en cómo soy, me gusta ser detective, es algo que amo y me sale automático- se rió un poco-. Sabes lo difícil que fue para mí ocultarme cuando estaba con Mike, mi lado salía y no podía guárdalo, pero por suerte lo hice.

-Me lo puedo imaginar, es difícil fingir ser algo que no eres- dijo él con cierta melancolía en su voz, que no pasó desapercibida por la mujer que tenía al lado.

-Cierto- dijo ella -. Y tú, ¿cuál es tu historia? ¿Por qué eres policía, con lo arriesgado que es?

Se quedó en silencio un par de minutos, meditando si contar la verdad o quedarse callado y seguir ocultando todo, él sabía que algún día se sabría la verdad, pero no sabía si era el momento adecuado, así que prefirió relatar la misma historia de siempre, que era un negocio familiar, que su familia entera estaba metida en lo policial, así que decidió seguir el mismo camino.

Eso es, la misma historia de siempre, la misma mentira de siempre.

Levantó su mirada al cielo, los bribrantes y magníficos colores que antes pintaban el cielo fueron sustituidos por un negro oscuro que anunciaba la llegada de la noche, algunas estrellas ya se divisaban a lo lejos, su brillo se hacía cada vez más fuerte a medida que anochecía.

Metió sus manos frías en los bolsillos de su chaqueta para calentarlas, cerró los ojos disfrutando una vez más de esa brisa y siguió caminando con aquella dama de pelo rojizo hacia la nada, dejando que sus pies les guiaran a su rumbo.

Un rumbo desconocido lleno de mentiras y verdades enmascaradas, lleno de peligros inminentes, de amenazas, que a diferencia de Mike, él mismo lo escogió.

Continuará....

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⏰ Última actualización: Apr 30, 2022 ⏰

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