AMOR CIEGO - Sex & Crush

Episodio 10 - Cambiamos

Narra Emilia:

Emilia: -¿Qué? ¿De qué me hablas?-

Joel: -No te hagas la tonta. Bien que sabías, siempre has sido la tapadera de tus hermanos.-

La curiosidad me mató, no podía creer que fuera él, abrí la puerta y fue un grave error, Joel entró a mi casa sin que le diera permiso.

Emilia: -¡Oh claro! ¡Claro que puedes pasar! ¿Te ofrezco algo? ¿No gustas sentarte?... ¡¿Oye qué te pasa?!-

Joel se sentó en el sofá, recargó sus codos sobre sus rodillas y sostuvo su cabeza, temblaba mucho, no paraba de decir estupideces, continuó quejándose de... ¿Mi hermano y Lizy?, ¿Cómo es qué esto pasó?, ¿Será mi hermano el chico del que hablaba Mily?- 

Joel: -¡Emilia! Tu hermano y mi novia... Lizy... ¿desde hace cuánto... desde hace cuánto tiempo...?-

Emilia: -Te escuché la primera vez ¿Y yo cómo por qué tendría que saber eso? Ni siquiera sabía que mi hermano tenía..., no sabía de... que se veía con alguien. No tengo porque estarme metiendo en su vida amorosa. También tengo mi vida ¿sabes?-

Joel: -¡Por favor Emilia! ¡Es tu hermano! Algo debiste de haber notado.-

Emilia: -Pues no. No pasamos mucho tiempo como familia, por si no te has dado cuenta, estoy sola la mayor parte del tiempo Joel.-

Joel volteo a todos lados, tratando de buscar a mi mamá o a Renato, pero obviamente no escuchó, ni encontró nada, no había rastros de presencia ajena a nosotros. Mantuvo su mirada en una foto que mi mamá tomó hace un par de tiempo atrás, estábamos Joel y yo parados justo enfrente de mi casa, ese día Joel se ofreció acompañarme a la casa y nos encontramos con mi mamá, iba hacía su trabajo, pero mi mamá tiene la tradición de tomarnos una foto cada que entramos a un nuevo ciclo escolar, así que cómo venía con Joel le pidió que saliera en la foto y por alguna razón le gustó tanto que la dejó en la sala.  

Joel: -Lo siento.- 

Suspiró  

Joel: -No quise asustarte, ni mucho menos entrar así. Pero es que no lo puedo creer, estoy hirviendo de coraje y celos... simplemente no puedo entender...-

Emilia: -Ten, bébelo.-

Le entregué mi taza con chocolate, lo cual lo dejó muy sorprendido. No quería que se quedara, pero al menos debía calmarlo antes de correrlo, después de todo, sabía lo que se sentía, sabía lo que era tener un corazón roto.

Joel: -No, no te molestes, gracias.-

Emilia: -Te ayudará a calmarte, el chocolate puede que te ayude un poco, confía.-

Miro extrañamente la taza y le dio un gran sorbo; y como si fuera por arte de magia, se comenzó a calmar poco a poco, o al menos eso trataba de reflejar.

Joel: -Hace mucho que no venía a tu casa. ¿Han cambiado demasiadas cosas... cambiaste?-

Emilia: -Naturalmente las cosas cambian al pasar el tiempo o tal vez por instinto todos lo hacemos... cambiamos.-

¿Cambiamos? realmente no lo sé, tal vez, simplemente tal vez, traté de convencerme que la amistad entre dos personas del sexo opuesto nunca sirve y que él trato de encajar en un nuevo lugar cumpliendo las expectativas de los demás y yo simplemente no soporté la idea de que él prefiriera complacer a otros que a él mismo. Nos quedamos mirándonos en silencio, aunque estoy segura de que fueron solamente unos segundos el tiempo para mi pareció ser eterno. 

Se escuchó el motor de un automóvil estacionándose en la entrada de la casa, miré por la ventana y pude ver que era el auto de Joaquín que venía a dejar a Renato.