OTRA HISTORIA DE AMOR IMPOSIBLE

Capitulo 30

—Jason...

—Debo admitir que me sentí intrigado cuando escuché que estabas viva —Se estaba acercando a mí, pero dejé de apuntar a Érica para apuntarle a él— Debió ser terrible pasar por lo que pasaste y vivir con ello, debiste quedarte justo dónde te deje Ángel.

Iba a dar otro paso pero le grité:

—¡No te muevas! —Sin darme cuenta ya tenía los ojos llenos de lágrimas.

Él volteó hacia los costados y sonrió al ver a mis amigos.

—Aaron, Scott, me da gusto volver a verlos. —Añadio con una sonrisa.

—¡Maldito bastardo!—Dijo Aaron que estaba listo para enfrentarlo pero Mare lo detuvo.

—Tranquilo hermanito ya habrá tiempo para tu vendeta, en esté momento nos son de mucha utilidad —Hablo Erica dándole a Jason unos golpesitos en el pecho, quién tenía una sonrisa de oreja a oreja

—Tu padre es mi seguro, es una motivación para ustedes de que aceptarán mi oferta —Dicho esto, aventaron hacia nosotros el cuerpo inmóvil de James. —Pueden dejarlos ir.

Jake y Max tomaron a su padre rápidamente. Jev me tomo por los costados para irnos.

—Nos volveremos a ver mi amor, es una promesa —Dijo Jason despidiéndose con una maliciosa sonrisa.

Caminamos lo más rápido que pudimos casi corriendo, alejándonos de ese asqueroso lugar. Cuando finalmente llegamos a los autos, estalle. Comencé a patear un contenedor de basura, gritando, llorando, con todas mis fuerzas, mientras sentía como me quemaba por dentro está situación. Golpeé el contenedor con todas mis fuerzas, hasta que mis nudillos estaban rojos de sangre pero lo cierto es que nisiquiera sentía dolor, sólo irá, los gritos que salían de mi garganta, me quemaban. Unos brazos masculinos me tomaron por detrás, era Scott quién me volvió hacia sí.

Me pedía que me calmará, intentaba abrazarme pero yo sólo intentaba alejarlo de mí, hasta que la irá desapecio, dejándome tan agotada que apenas podía tenderme de pie. Me cargó y me metió a un coche, no sé muy bien a cuál. El pulso de su corazón logró apaciguar el mío. El trayecto se me hizo tan corto, que cuando noté ya estábamos entrando a la casa de los Donnet.

El padre de los Donnet estaba inconsciente, pero a salvo. Abrace a mis amigas por última vez antes de subir a la recámara de Jev, todo parecía tan diferente desde la última vez que había estado aquí, hace unas horas, Jev tomo una de sus camisas para darmela, una negra de manga larga que olía a él. Sin importar que él estuviera parado frente a mí, me desvestí y deslicé la camisa sobre mis hombros.

—¿Cómo te sientes? —Pregunto preocupado acercándose.

—Si, sólo estoy conmocionada por todo.

—Feliz cumpleaños Ángel...

Dijo susurrando en mi oído, me tomo por las caderas y me beso, fue un beso tierno pero decidido, de esos besos que sólo te piden más. Era lo que quería en este momento, más.

Tome su cabello entre mis dedos, mientras el beso crecía, junto con el calor entre nosotros, ya no podía parar, y tampoco quería. Me separé unos segundos de él solo para quitarle la camisa, inmediatamente volví a su boca, porque tenía una sed insaciable de él. Me tomo por las caderas levantandome para pegarme hacía sí, caminó a la cama, dónde me recostó con cuidado posicionándose encima de mí, sin soltar mi boca.

Desabroche el botón de su pantalón impaciente, él no me detuvo, dejo mi boca para besar mi cuello, cosa que me derritió, solté un gemido por el placer que sentía. Enrede mis piernas al rededor de sus caderas pegandome más hacia él.