Prólogo

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2 años después...

POV AARON

Me negué ir a la universidad, no hice la solicitud, yo vivía en el hospital, no necesitaba la presión de una universidad, cuando apenas podía sobrevivir sin América.
Constantemente me repetían que yo no podía hacer nada, pero no seguiría con mi vida como si nada estuviera pasando. Estaba consciente de que en estos años la vida no se había detenido, Michi se casaría pronto, mi mejor amiga se había ido, todos hacían su vida, pero yo me estanque.

Hace dos años nos dijeron que Mare había entrado en coma, no sabían cuando despertaría o si lo haría.  No han cuestionado mis decisiones, en cambio me han apoyado el tiempo que eh estado aquí. Parece incluso que yo soy el que está en coma.

Sostenía su mano mientras leía un libro con la otra, me había acostumbrado a su piel fría. Sus delegados dedos apretaron mi mano, mi corazón se detuvo, me recuperé, sus ojos se abrieron dejándome ver las esmeraldas que tanto había extrañado.

—¡Doctor! ¡Doctor! —Abrace a mi chica, apenas podía moverse—. ¡Enfermera! ¡América despertó!

POV ÁNGEL

Venecia, Italia...

—Ya te dije que iré a verlos dentro de unas semanas mamá, estoy ocupada ahora.

El invierno en Venecia era hermoso, en unas semanas será navidad. Estaba afuera de la cafetería colocándome mi gorro antes de irme.

—¿Pero por qué no quieres decirme dónde estás, cariño?

—Porque sé lo dirás a todos mamá, te veré luego, te quiero.

Colgué antes de que pudiera manipularme para decirle dónde estaba, me gustaba estar sola, podía pensar y hacer mis cosas sin ninguna molestia. El teléfono volvió a sonar antes de que pudiera guardarlo, contesté sin mirar el número.

—Por Dios madre deja de...

No soy tu madre, idiota. —El usual tono de Lia a través de la línea me interrumpió.

Hace un año ví a los chicos en España, tuvimos un fin de semana como en los viejos tiempos, incluso Aaron vino, a pesar de la condición de América. Es algo que nos a afectado bastante a todos. Desde entonces no los he vuelto a ver, pero trato de mantenerme en contacto, de no perder nuestra amistad.

—Cielos Lia, hace tanto que no hablamos, ¿Cómo van los preparativos para la boda?

Geniales, sólo falta que Michi acepté casarse, pero no te llame por eso, hay algo que tengo que decirte, es sobre Jev...

Mi corazón se detuvo, algo le había pasado a Jev y yo estaba del otro lado del mundo, era mi culpa. El miedo se arremolino en mi estómago.

—¡¿Qué pasa con Jev, Lia?! ¿Dónde está él?

—Él está aquí. 

La voz a mis espaldas me paralizó, sabía quién era, el café que sujetaban mis manos se encontraba ahora en el suelo. Me giré y dejé salir un suspiro. Mi corazón latía como loco dentro de mi pecho.

—Jev.

Estaba de pie, parecía más grande, más maduro, pero tenía aún esa picardía en los ojos. Me regaló una de sus hermosas sonrisas. Era increíblemente guapo, siempre lo fue.

—¿Italia? ¿En serio? Siempre creí que te encontraría en Manosque o algo así, siempre has hablado de España. Has estado muy ocupada conociendo el mundo Blanca Nieves; Alemania, Madrid, Sau Pablo, Tokio.

—¿Qué?... ¿Qué estás?... —No podía formular una oración, el miedo se había convertido en parálisis.

—¿Que qué estoy haciendo aquí? —Dijo cómo si le pareciera divertido. Caminó hacía mí sin dejar de mirarme a los ojos. —Pues buscándote, claro está. Me dijiste que buscará mi felicidad, que siguiera con mi vida, y nunca te diste cuenta de que tu eres mi vida.

—Yo creí que tu... que tu me odiabas

—¿Odiarte? —Sonrió— Lo único que eh hecho todo este tiempo ha sido amarte, amarte desesperadamente, confieso que al principio te odie un poco, pero no entendía el porque te habías ido. Dijiste que si nos encontrábamos de nuevo, creerías que el destino nos quiere juntos, aquí estoy Ángel, frente a ti.

Las lagrimas caían de mis ojos desesperadamente, como si todo el dolor que eh sentido desde el momento en que lo deje en esa habitación de hospital, me inundara. Pero entonces recordé lo que pasó aquella vez que regrese por él. Retrocedí.

—Yo volví por ti Jev, semanas después de haberme ido, no creí que podría vivir sin ti, así que volví.

El color abandono su cara porque sabia exactamente que era de lo que estaba hablando, no intento acercarse a mi. Recordé como me partió el alma verlos, tan felices, como si el hecho de que yo hubiera sido parte de su vida, hubiera desaparecido.

—Te vi con ella, sonreían y se tomaban de las manos, tu la mirabas como un día me miraste a mi.

—No voy a excusar lo que un día tuve con ella, fue algo inesperado y erróneo, la verdad trataba de olvidarte por todos los medios que me eran posibles. Cometí errores, claro, pero yo nunca ame a nadie más, ya no somos unos niños Ángel. —Recorrió mi mejilla con el dorso de su mano y me beso, el poco calor que emanaba de mi cuerpo, se concentro en mi vientre. Sus labios por el contrario estaban tibios, suaves y familiares, mi boca reconoció su forma tan exquisita me besarme. Introdujo su lengua en mi boca dejándome sin aliento, para después alejarse, dejándome mareada. Se separó lo suficiente para mirarme con esos ojos circacianos.

—No puedo prometerte que todo sea perfecto, pero si que sea para siempre. Tampoco puedo prometerte que todos sean momentos felices, se que habrán miles de momentos difíciles que superaremos juntos. Se que no te puedo prometer cumplir todas las promesas pero si te prometo que hare nuestros sueños realidad. Te prometo los días mas hermosos pero también las batallas mas duras. Te prometo abrazarte y estar junto a ti. Te prometo nunca olvidarte , también que seré la persona que mas te quiera. No puedo asegurarte un mañana pero si te aseguro un hoy. No puedo prometerte las estrellas pero si contemplarlas contigo. Se que no soy perfecto pero se que puedo hacerte feliz. Déjame amarte, deja de huir, quiero estar contigo, en Italia, en casa, en China, donde tu quieras.

Tomo mi mano y se la llevo a los labios, no me había percatado en que momento deje de llorar, pero si de la inmensa sonrisa que tenia en la cara. Ya me había cansado de huir, de alejarme, ya no era una niña, quería tener una vida, quería ver a mis amigos y hacer tantas cosas, y todo con él.

—¿Crees que volveremos a tiempo para la boda de Jake?

La sonrisa de Jev se ensancho, me levanto de la cintura y me beso de nuevo.

—Tenemos tiempo para darle la vuelta al mundo tres veces antes de Michi acepte.

Una genuina carcajada salió de mi garganta. Me tendió su mano, que acepte gustosa.

—¿Lista?

—Para todo, en tanto sea contigo.

FIN

OTRA HISTORIA DE AMOR IMPOSIBLE  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora