Capitulo 41

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Lia no me miraba, estaba decepcionada de mi, nisiquiera quería dirigirme una mirada, mientras caminabamos a la salida, los autos ya nos estaban esperando, extrañamente me sorprendió que eran nuestros autos.

—Los mandaron a traer anoche -Lia contesto la pregunta que se formulaba en mi mente. —Hablaremos en mi auto.

Ví como Jev me daba una sonrisa y se adentraba en su auto, Lia le hizo una señal con la cabeza a Max que él le dió de vuelta, se colocó sus lentes de sol entrando al auto sin decirme nada.
Sabía que esperaba que yo le contará algo, no quería presionarme.

—Creo que ya se te olvidó, pero soy tu mejor amiga, Michi no está, ella decidió dejarnos, pero yo estoy aquí, contigo y no estoy aquí para juzgarte, quiero entenderte, de verdad que sí, pero si no me dejas no puedo ayudarte —Dijo con la mirada fija en el volante.

Suspiré y al final, acabando con todo mi buen juicio, le conté lo que había sucedido, ella sólo asintió durante todo el rato.

—Creí que estabas enamorada de Jev, creo que el realmente ha hecho muchas cosas por ti.

—Lo estoy, de verdad con Jev siento algo indiscriptible, cada vez que estoy con él, es maravilloso, lo amo, lo sé, pero haber estado con Joan, fue... no sé, diferente, nuevo, me siento como una mierda.

—Bueno, creo que ya casi llegamos, así que lo mejor será que por ahora no le digas nada a Jev, después hablar con Stephen y hagamos un plan.

Lia estacionó el auto frente a mi casa, la imágen de mi casa, tan reluciente como siempre, Lia dijo que me llamaría pero de verdad necesitaba ver a mis padres, abrazarlos, me despedí de Lia antes de bajarme del auto. Observé cómo el auto de los Donnet se estacionaba frente a su casa, apresuré el paso para no ver a Jev.

Entre a mi casa con una sensación extraña, había olvidado que antes tenía una vida normal, una familia, y como si la hubiera llamado con mis pensamientos, mamá entro a la sala principal, en cuanto me vio, corrió abrazarme.

—¡Simón! —Llamó a mi padre, con un grito aturdidor en mi oído.

—Mamá por favor... —Dije intentando safarme pero ella me apretaba con desesperación, pronto mi padre se nos unió al abrazo.

—No vuelvas a irte así, ¿Sí recuerdas que estás castigada hasta los cuarenta, no?

—¿Qué piensas hacer con la escuela? Hace días que nos vas al instituto.

Me justifique diciendo que los había llamado, pero necesitaban saber en qué estaba metida su hija.

—Escuchen se los contaré, por favor no entren en pánico -Lilita entro la habitación a abrazarme, extrañaba sus cálidos abrazos, nos dijo que la comida estaba lista, mientras nos dirigiamos al comedor, buscaba la fuerza para decirle a mis padres porque su hija estaba siempre tan alejada. —Bueno pues, estamos metidos en graves problemas, Jane Donnet está viva, trabajamos para Stephen, buen teóricamente pero en realidad estamos trabajando para la Mafia Rusa tratando de destruir a Stephen pero hicimos un pacto para quedarnos como herederas del imperio Dracaenae, el psicópata de Jason Larousse en realidad Jason Cid, el hijo de Stephen, está en la ciudad y quiere matarnos a todos igual que su padre.

Dije todo de un jalón, sin respirar, en segundos realmente, la mirada de mis padres estaba puesta sobre mí, no sabía si se sentían decepcionados o enojados, pero no decían nada, hasta que

—Es mi culpa, yo atraje a Stephen a la ciudad, hija lo siento tanto —Comenzó a derramar lágrimas— Mi Ángel, lo siento tanto, debemos llamar a la policía.

—Clarissa cálmate por favor, Ángel ya no es una niña, debe solucionar esto ella sola, aunque nos parta el alma arriesgarla tanto, si pudiéramos haber hecho algo ya nos habría pedido ayuda.

OTRA HISTORIA DE AMOR IMPOSIBLE  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora