OTRA HISTORIA DE AMOR IMPOSIBLE

Capitulo 33

-Ustedes se preguntarán para que aprender a pelear de una forma limpia si podemos usar las armas, bueno ¿Qué es lo que van hacer cuando ya no tengan balas? ¿Le aventaran su pistola a su oponente en la cara? ¿Que probabilidad hay de que sea una pelea limpia? Ninguna. -La Rusa llamo a uno de sus guardias que la apunto inmediatamente con una pistola a la cara- El tiene el arma -Dijo con obviedad, con un rápido movimiento le doblo la mano que sostenía el arma, apoderándose de ella- Ahora yo la tengo. Ustedes son pequeñas y deben usar eso a su favor. Mi hermano Joan es un experto en el arte de la pelea...

Una risita burlona se escucho al fondo y luego un silencio sepulcral, América intentaba no ahogarse en la risa que contenía.

-¿Qué es tan gracioso? ¿Quieres pasar y comprobarlo? -Espetó La Rusa

-¿Yo? Pelear con el Dios de la Guerra, no gracias- Dijo sarcásticamente.

-Oh vamos rubia, ¿Oh tienes miedo? -Dijo con un acento ruso que en otro momento me habría vuelto loca.

Se quitó la camisa retando a América, y por lo visto ella acepto el reto porque camino hacia él con paso decidido. Se quitó su chaqueta para aventarla de forma dramática, siempre tenía que ser tan exagerada.

-Muy bien niño bonito, hagámoslo.

Ambos de pusieron en posición de pelea.

-Apuesto 20 al Dios de la guerra -Dijo Jake

-Hecho -Acordó Max.

América dio el primer pero Joan lo esquivo fácilmente, pero no lo hizo con la patada que le propinó en le estómago. América era muy rápida para él. Unos golpes más y Joan estaba tirado en el suelo.

-Tengo instinto competitivo, lo siento guapo.

-Y asesino también -La voz de Joan apenas era perceptible.

Jev le lanzó su chaqueta y chocaron los cinco, triunfantes.

-Un gusto hacer negocios contigo -Se burló Max.

-Cállate imbécil.

-Ahora veo que Stephen los entrenó bien. -Le dijo La Rusa a América.

-No, no fue Stephen, güera. Tengo tres hermanos mayores abusivos y trabaje para un cartel de narcotráfico, sé algunas cosas. -Contesto

La Rusa asintió y nos guío a la siguiente prueba, cómo usar un arma.

-No es por nada amiga, pero ¿Estás pruebas son para todos? ¿Ó sólo para nosotros cinco? -Dijo Scott

-¿Por qué preguntas? -Contesto la Rusa

Scott señaló con la cabeza a los hermanos Donnet, quiénes ya habían agotado las balas de las armas que estaban en la mesa, en sus blancos sin fallar ni una sola vez.

-No se preocupen, las balas son dardos simuladores de pintura, aunque si duelen un poco, así qué tengan cuidado al usarlas.

Nos miramos todos pensando lo mismo. Tomamos las vasucas de pintura, Aaron les chiflo.

-¡Oigan presumidos!

Cuando voltearon, comenzó la guerra.

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Lo decía en serio, cuando dijo que dolían las balas, de verdad dolían. La Rusa estaba completamente furiosa.

-¡No puedo creer que se acabarán todas las balas jugando! -Llevaba al rededor de diez minutos regañandonos por haber hecho un desastre en el campo de entrenamiento.

Lo cierto es que había sido demasiado divertido, no voy a negarlo pero nos metimos en una bronca. Estábamos todos cubiertos con pintura de diferentes colores.