De soledad y buenos amigos

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Luces apagadas, la televisión sonando de fondo. Nueces repartidas por el suelo, un calcetín solitario que le recordaba su situación actual y un gatito paseándose por el hogar, ajeno a todo lo demás. Kunimi miraba el techo mientras el reportero en la televisión deseaba a todos una "Feliz navidad", claro que el solo rodo los ojos y decidió reunir fuerzas para tomar el control remoto y apagar lo único que producía luz en ese momento. Estaba acostumbrado a pasar esas fechas en solitario, sus padres estaban con sus respectivas familias y el, sinceramente, no encajaba en ninguna por lo que inventaba alguna cosa para poder quedarse en casa de su madre, sabiendo que ella y su nueva familia todo los años viajaban a visitar familiares al sur de Japón.

Pensar no le hacía bien, por lo que Akira, intento distraerse con algo, con su teléfono era buena opción pero estaba lejos de el por lo que desistió. "Tal vez solo dormir..." pensó cerrando los ojos y a los segundos el timbre de su hogar se hizo presente una, dos y hasta tres veces. Con toda la flojera del mundo se levanto, mientras el felino se paseaba curioso de saber quien los visitaba.
Cuando Kunimi abrió la puerta, su rostro se torno de un tenue rosa culpando a la fría corriente de aire que se coló a su hogar en ese instante. "Supe que estarías solo... y traje cena, y un regalo para ti ¿Ya cenaste? Si es así podemos guardarlo para más tarde..." escuchaba a su amigo atento mientras una sonrisa leve se dibujaba en sus labios, adoraba ese tipo de sorpresas de su parte, lo adoraba demasiado.

"Gracias por venir Kindaiichi... Feliz navidad..." murmuro suave después de dejarle pasar, el más alto sonrió radiante al oírle. El mejor regalo que Kunimi pudo haber recibido...

Sobre Navidad y otras excusas para estar juntos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora