°•. I - Tim Drake .•°

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"Llevan 2 semanas peleando. Podrías hablar con ellos, pero recuerda que ninguno tiene la razón..."

Llegué a la mansión y todo estaba como recordaba. Pero al igual que mi padre, la casa había envejecido; parecía que los años se habían quedado estancados dentro.

-¡Señorita Wayne!- Alfred me recibió con un abrazo y ayudó a subir mi maleta a mi antigua habitación.

-¡Alfred! Hace mucho no nos vemos, pero puedes seguirme llamando Sam...- consideraba a Alfred como parte de mi familia.
Me ayudó a acoplarme en un mundo de chicos y gente malvada.

Gracias a él nació mi amor por la medicina.
Y también gracias a él estoy ahora en casa.

-Bueno señorita Sam, su padre sigue en el trabajo; la sorpresa que se llevará... Y bueno, su hermano no llega a casa hasta tarde al igual que el joven Drake. ¿Desea tomar la merienda?- Alfred se veía entusiasmado por mi visita.

Acepté la comida gustosa y decidí no avisar a nadie que me encontraba en Gotham.

Venía por algo, y después de solucionarlo volvería a Metrópolis.

Pasadas las 8 de la noche escuché que llegaba Bruce.

Decidí sorprenderlo, así que apagué las luces y me escondí en la parte trasera del sofá. Pero pasaron unos minutos y no escuchaba la puerta abrirse.

-Hija que mala eres escondiéndote- la voz de Bruce me sobresaltó y caí de espaldas.

-¡Papá! ¿Cómo rayos...?- mi respiración estaba un poco acelerada.
No había previsto que mi padre saliera de las escaleras que conducen de la biblioteca.

-Soy Batman- se encogió de hombros y se acercó a ayudarme a parar.

-Ah sí. Obvio- lo abracé.

-¡Eres un idiota! ¿No que eras listo? Déjame decirte que no me sorprende Drake...- la puerta de la entrada y unas voces provenientes de afuera interrumpían nuestro abrazo.

-¿Disculpa? ¡No soy tu maldito gato!- las voces se hacía más fuertes y se posicionaron en la sala de la mansión.

-Pues solo ocupas espacio niño...- veía la cabellera de mi hermano entrar primero.

-Te recuerdo que soy mayor que tú...- y luego estaba la otra cabellera.
Una con la que solía perder mis dedos para acariciar.

-Pues no actúas como tal...- no se habían percatado de mi presencia aún. Y parecía que la de Bruce tampoco. Como si fuera habitual el pelear enfrenté de cualquiera.

-Te tengo paciencia. Pero ya estoy harto Damian. Vete a la mie...- y antes de que pudiera continuar Damian agarró la katana que mi padre guardaba junto a la chimenea.

De hecho ¿Por qué?

-¡Damian!- grité y el ambiente automáticamente parecía más tenso.

-¡Ahora no hermana!...- sostenía el arma contra el pecho de Tim.

-Vamos Dami- toqué su hombro y se sobresaltó.
Los dos voltearon a verme y no podían creerlo.

-Espera, ¿Sam?- Tim fue el primero en reaccionar, desarmando a Damian para caminar a mi, pero mi hermano lo apartó y me abrazó.

-¿Por qué no dijiste que venías?- aunque Damian fuera mi hermano menor, era más alto que yo.

-¿Sorpresa...?- miré de reojo como Tim se alejaba y subía probablemente a su habitación.

-Lamento que vieras eso Sasa. Solo son problemas sin importancia- quería creer que era cierto.
Pero si Alfred me había llamado era algo más serio.

-¿A dónde vas?- me detuve en el marco de la puerta.

-Voy a ver a Tim papá. Si quieren al rato bajamos a cenar- y antes de que pudieran refutar otra cosa, salí del lugar directo a buscar a Timothy.

Tal vez era el hecho de que me cuidarán a mí y a mis sentimientos.

Busqué a Tim en la sala de estar, en su habitación y hasta en la de Damian. Hasta que escuché una maldición provenir del balcón de la terraza.

-¿Tim?- asomé la cabeza y ahí estaba.

-¿Sam? Hola... Am... Yo ya no...- estaba sentado en el suelo con intención de irse, pero antes de que pudiera hacerlo me senté junto a él.

No hacía frío, o sentía que al estar a su lado no lo hacía.

No necesitábamos luces o lámparas para alumbrar el lugar puesto que la luna y las estrellas se encargaban de eso; amaba ese lugar.

-Me contaron que llevan tiempo así- Tim sabía que no me refería a las constelaciones, así que se acomodó y aclaró la garganta.

-No tiene importancia. Son cosas del trabajo y ya sabes- se rascó la nuca en clara señal de evitar esta charla.

Lo conocía tan bien.

-¿Por qué? Damian y tú son mis personas favoritas y no me gusta verlos pelear o que me cuenten de ello- y era cierto.

A Damian le tenía un gran cariño porque cuidó de mi cuando niños.
Pero a Tim siempre le he tenido un cariño más íntimo. Más emocional.

-Es difícil. Ambos chocamos, en realidad lo hacemos desde que...- no terminó la idea porque sabía a qué se refería.

-Vamos. No sé pelean por eso ¿No? Pasó hace mucho y yo ya no... Ya no me duele- giré la vista a otro lado para tratar de sacar fuerzas.
De cierta forma era cierto.

-Pero tiene sus razones. Sam, yo te hize sufrir ¡No merezco que me hables! ¿Por qué eres tan linda conmigo?- buscó mi mano y con la otra mi rostro.

-Es que no... No te guardo rencor. ¿Sabes? Cuando me fui alguien muy inteligente me dijo que aveces hacemos cosas en el tiempo equivocado y por eso no resultaban. Tal vez lo nuestro necesitaba otro tiempo...- su rostro se iluminó de esperanza.
Lo sabía porque era el mismo rostro de anciedad y emoción como el día en que me pidió ser su novia.

-Sam. Llevas 2 años lejos. Pero fue justamente hace un mes en que me mata por las noches la forma en que terminó. Digo, apareció como si nada y Damian tiene todo el derecho de golpear al imbécil que terminó a su hermana...- bajó la cabeza.

No me gustaba verlo así.

-Fue culpa de los 2. Si hubiera insistido tal vez nos hubiéramos esforzado más...- mi voz comenzaba a hacerce más débil.

-No quiero hacerte escoger entre tú familia y yo. Pero no mereces alguien que te trate como yo Sam. Mereces algo mejor, que se preocupe por tus gustos y no por mapas de la ciudad, que se alegre de tus logros y no por esperar verte viva otra noche con el temor del día siguiente... Sam...- lágrimas comenzaron a caer de mi rostro.

¿De verdad creía que sería fuerte ante la persona que más me gusta?

-Tim, tienes razón. No me voy a poner a escoger porque no es justo. Pero, siempre serás prioridad para mí. Nos conocemos desde los 13 y ¡Por Dios! Me gustas desde ese tiempo y no voy a dejar...- no pude continuar porque me besó.

Estaba besando a Tim.

Sabíamos que todo cambiaría desde que decidimos estar juntos, pero nunca llegué a imaginar el grado en el que lo necesitaría.

-Sam, tú también me gustas, y lo sabés. Siempre lo supiste- ahora lo besé yo. Pero entonces recordé que debía volver a Metrópolis.

Había alguien esperando y no podía hacerle lo mismo que Tim me había hecho a mi.

Me alejé de él y me limpié los ojos por las lágrimas.

-Perdoname Sam...-

-No. Perdóname tú a mí...-

¿Por qué siempre complicamos todo?

- ̗̀ A L A S   D E   N O C H E ̖́-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora