006: Tu propio infierno.

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Liam.

Cuando quise despertar de lo que pareció ser un insomnio, tenía los brazos sobre la cabeza y los pies me pesaban. Tenía un tremendo dolor de cabeza y estaba sudando, extrañamente conocido.

Liam...Liam... despierta Liam...

La voz de Cassandra...

—No me gusta cuando te duermes, siempre era yo que se dormía...

Sonrío y la presiono contra mi pecho.

—Estoy agotado, cuando dije que me dieras esa dosis de sexo no pensé que fuese tan agotador.

Alcé la mirada, sus ojos destellaban un brillo temeroso. O más bien eso era lo que me trasmitía.

—Bueno, al menos intenta arreglar lo que hiciste. Por tu culpa nuestro hijo se murió...

Entre abro mis labios y la alejó de mí cuando entre sus dedos tiene una navaja.

— ¿Ves esto? —Lo alza y se lo pone por la mandíbula.

—Cass...

Lo baja lentamente por su cuello hasta colarse dentro de su ropa, como por arte de magia su camiseta desaparece y tiene la barriga hinchada.

—Por ti, Liam. —Dice suavemente sonriendo y entierra la navaja en su estómago. Justo, el rostro de Ryan aparece en su hombro.

— ¡No!

Despierto dando un respingo y sacudo las cadenas alrededor de mis muñecas, delante de mí tenía cinco hombres con trajes caros. Entre esos cinco, dos de ellos eran Rob y Ryan, mi peor pesadilla unida.

Mi cuerpo tenía un cansancio enorme acumulado, no sé si era por la falta de sueño o que ellos mientras dormía me han golpeado. Estaba totalmente acabado.

—¿Qué tan bueno es?

Veo la asquerosa sonrisa de Rob reflejarse, empuja los puños en sus bolsillos y ve fijamente al que le preguntó.

—Lo suficiente para hacer una cantidad de dinero en una semana, ¿Cuánto necesitas?

Lo suficiente. —Calcó imitándolo.

—Ryan lo ha visto en acción, dice que es muy bueno...

—No en ese estado. —Dice el mismo interrumpiendo a Robert. —Que quede claro que no estamos acá para jugar Smith, vengo por negocios y me gusta que estos estén bien hechos. Sí el chico no está en condiciones de pelear para finales de semana da por hecho que no haré negocios contigo.

La última palabra hizo callar a todos, los otros dos hombres de negocios lo siguieron al irse dejándome a mí con estas dos bestias.

—¿Por qué has tenido que golpearlo?

Quiero responder por Ryan, si al menos tuviera aliento.

—Tenía mis razones, en una semana se recuperará.

Antes de que Ryan siga hablando, Robert lo coge del saco poniéndolo muy cerca de él.

—Que te quede bien claro a ti, Ryan. Sí este negocio se va a la mierda, date por muerto. Es la única maldita esperanza de no caer en la miseria, y sí es de quitar obstáculos lo haré, así que no me provoques porque ya me conoces.

Ryan se alejó de él con mala gana y se fue, Robert se arregló un poco el saco antes de acercarse a mí. Sus dedos se aferraron a mi cabello alzándome el rostro, estaba tan cansado que ni lo reconocía.

Lost ManDonde viven las historias. Descúbrelo ahora