Que nos alcance el final

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Querer no es dañar, amar no es una competencia de quién daña más. Provocas frustración, dudas, y anhelos de destruir. Cada día me pierdes más. Él me dijo, ¿cómo puedes? Batallé y no encontré la respuesta.

Amar no significa sufrir, y eso es lo que causas. No es que se acaben las palabras, es que las únicas palabras que se forman en mi cabeza al oír tu nombre son; desazón, lágrimas, desesperación, e incluso odio. Eso no es normal, no para mí. 

Cuando estoy enamorada solo soy capaz de encontrar cosas hermosas en el objeto de mi ilusión, me enloquezco, lo sé. No puedo dejar de describir las cualidades del ser al que amo. Me colmo de alegrías y frases cliché. Y me siento feliz. ¡Y ahora no me siento nada feliz! Escapo como criminal de ti, huyo de tus palabras hirientes, de tus transformaciones, de tu forma de estropear mis ganas de amarte. Porque la intención ahí está, lo juro.

Tengo que ausentarme, contar las horas para largarme y evitar tu presencia. Eso no es amor. No puedo decir que te amo, cuando espero impacientemente alejarme de ti. Y los momentos malos son más que los buenos. Ya son demasiadas culpas, demasiadas tonterías, demasiados intentos; no sé de qué modo hacerte comprender que día a día haces todo para que yo desee rendirme, para que yo no intente quererte más. No sé si rendirme o continuar, aún no descubro la decisión correcta.

Tal vez solo soy una extraña adoradora de la autodestrucción.

Poesía, marea y caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora