Propuesta.

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Esto lo escribí especialmente para una novela también. Es dramático y exagerado: Una propuesta de matrimonio.

Qué amoroso es el frío que hoy transita mi cuerpo estremecido, sumiso caigo en un brillante sentimiento. En el filo del miedo y de la felicidad. Esperando aquella respuesta que a mi vida muestre alegría inacabable.

  Mi amor, hoy quiero pedirte que seas mía ante el cielo que único testigo será de mi juramento. Deseo que seas mía con tus defectos y los míos. ¡Susurrarle a las aves que tus labios, tu cuerpo ardoroso, tu sonrisa que desfallece; me pertenecen! ¿De qué me sirve ser libre en soledad? Vivir siempre con tu mano sobre la mía es lo que anhelo más. Pequeña amiga y compañera, dame la oportunidad de mostrarte más allá de lo que has visto de mí, permíteme unirme en santo amor y compromiso, por siempre a tu lado. 

  Sé que no soy suficientemente bueno para ti, pero la adhesión que siento hacia ti hará que nunca te arrepientas de decidirte a estar conmigo. Gracias tierna y mejor amiga, por darme la felicidad que tanto necesitaba y que pedí muchas veces. Así me des un sí o un no, ten presente que siempre te amaré y seré capaz de esperarte el tiempo que sea necesario. Quiero que ante el mundo tú seas mía. Presumirle al universo que soy dueño de un ángel sin alas.

  Me entrego a ti, amor mío. Prometo ser tuyo para que conmigo hagas lo que plazcas, así sea darme tu cariño o tu pasión de joven flor. Con existir me das todo lo que necesito para poder sonreír, con un instante en el cual me dedicas tu mirada cristalina y tus mejillas sonrosadas mi mundo pequeño se vuelve vasto y lúcido. Tu cuerpo es como el de un hada exquisita con delicadas curvas en las que fácil me logro perder. Me fallan las palabras que sin duda brotan como miles de mariposas atrapadas en mi garganta. 

  Me has convertido en este fallido intento de pasión hilarante, en este joven con corazón intenso y deseoso por amarte aún más. Más que pedirte, me arrodillo ante ti, frente a tu rostro inocente que ansioso me mira. Toca mi pecho con tu mano temblorosa y entérate: mi espíritu esta por salírseme del cuerpo. Mira en mis ojos que fulgurantes apenas parecen mantenerse en su lugar. 

  Sin ensayos he dicho todo lo que razono y lo que siento. Deseo protegerte siempre; y que hora tras hora, mes tras mes, año tras año, sepas que estoy contigo en la salud y en la enfermedad, en las alegrías y en las penas y prometo serte fiel. Palabras, son solo palabras. Acéptame y te demostraré con acciones de todo lo que soy capaz de hacer por tenerte conmigo. 

  Después de estos votos amorosos y  románticos en exceso: ¿Me darías la felicidad de entrelazar tu vida con la mía y ser mi dulce esposa con el cielo como testigo?

Poesía, marea y caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora