El número 13

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9 PM

Elena acostumbraba abrazar a sus hijos antes de que durmieran tenía una vida muy atareada y en lo único que pensaba era en darles un beso antes de que cerrarán sus ojos.

Siempre estaba cansada, casi no dormía desde que le diagnosticaron una extraña enfermedad mental a Vitaly, el mayor de sus hijos de 8 años; Kathy de 7 años, en cambio, era la menor de sus preocupaciones; Era independiente, callada y siempre preocupada por su hermano que para desgracia de él, sufría crisis día y noche, que no paraban con prácticamente nada. Sin duda era una vida muy desgastante para ambas.

-Te amo Vitaly, Que tengas dulces sueños- dijo Elena mientras estaba sentada a la orilla de la cama, tratando de encontrar la dulce mirada de su hijo que siempre estaba perdida, sumida en sus pensamientos. Elena ya había comprendido que su hijo era un desconocido universo el cual jamás podría develar. Sólo lo miraba con impotencia preguntándose como habría sido, si no.

Cuando llegó a kathy la besó y lleno de mimos – debes cuidar de tu hermano- dijo Elena con dulzura extrema – siempre lo haré, Mami- respondió ella, con un sesgo de pena en su mirar.

La mirada de kathy siempre estaba hacia Vitaly, ella sabía de alguna forma que era responsable de él, que nada era más importante que cuidarlo. Ella no entendía muy bien lo que sucedía pero si sabía que su hermano necesitaba de ella.

-Mami; Vitaly ¿volverá a ser como antes?- Preguntó la niña

Los ojos cansados de Elena trataban de volverse un mar, pero debía ser fuerte, debía enseñarle a su hija que por más malas que fueran las circunstancias, debían perseverar, no podía detenerse a llorar -pensaba-

-Hija, eso no lo sabemos, por ahora, debemos entregarle amor y cariño, quizás así, algún día nos vuelva a sonreír- Elena esbozó una trémula sonrisa.

-¡Bueno basta de cháchara hay que dormir, mañana tienen otro agotador día de clases!-

Dijo Elena mientras los arropaba.

3 AM

-¡Vitaly, despierta, despierta, despierta!- Le gritaba Elena mientras lo sacudía para que abriera los ojos

Vitaly miraba a sus lados sin entender nada, apenas podía ver las figuras por sus encandilados ojos, -¿Qué estaba pasando?- Pensaba- mientras rápidamente, Elena lo vestía

-¿Que pasa mamá?-, preguntaba kathy con los ojos al borde del llanto

-¡Hay que salir, hay que salir¡- decía una y otra vez Elena, con la miraba llena de locura con un sesgo de psicopatía pululante

Kathy miraba a Vitaly y le hacía señas para que se calmara y no se descompensara

-¡Vístete!- le gritó Elena a kathy

Raudamente agarró su ropa y comenzó a hacerlo

*Vitaly trataba de aferrarse a sus peluches*

Elena tomó a sus dos hijos en sus brazos y salió corriendo del cuarto, tropezando cuando cruzó el umbral de la puerta de salida

Algo estaba pasando y ninguno de los niños comprendía nada, sólo sabían que estaban muy asustados

Kathy estaba muy preocupada por su hermano que estaba al borde de la crisis. Ella intentaba no gritar, para no alterarlo más. Mientras sentía que su corazón estallaría de lo rápido que latía

Al salir de la casa, estaba todo muy oscuro, era una boca de lobo, la lluvia caía intensamente mientras Elena corría por la calle con sus hijos, tratando de buscar ayuda

-¡AYÚDENME!- gritaba Elena. Sólo se podía escuchar el eco de su propia voz mientras corría despavorida por aquel laberinto oscuro

Ya todos se habían ido o nadie los quería ayudar

Se sentía el aire húmedo, un frío intenso que recorría la piel

Los niños podían ver como su respiración se hacía vapor cuando exhalaban, hacía tanto frío que no podía hilar una frase, sólo tenían fuerza para seguir corriendo en esa fría, lluviosa y oscura noche.

Los truenos no cesaban y el miedo los recorría de par en par, ya habían andado bastante, y estaban lejos de su casa a un lado de un abandonado y lúgubre jardín de niños el cual estaba rodeado de densos arbustos que no dejaban pasar luz alguna.

-¡Vamos a estar bien!- dijo Elena a sus hijos mientras los ponía en el suelo

-Vamos a estar bien- Se repetía una y otra vez a sí misma en voz alta

Kathy abrazaba al perdido Vitaly con mucha preocupación mientras miraban a todos lados como para tratar de anticiparse al peligro, del que mamá tanto temía.

De pronto todo comenzó a temblar como si se tratase de un terremoto

-¡NOOOOOOO!- Gritó Elena, se agachó y abrazo con todas sus fuerzas a sus retoños

-¡Esta vez no!- No te llevaras a mis hijos, gritó con suprema angustia Elena

En ese momento cayó una lluvia de rayos detrás de los cerros que parecían dibujados en el oscuro horizonte dejando ver a la monumental bestia que se escondía entre ellos...

Tentáculos de aspecto reptiloide salían de su gigante cabeza, su cuerpo era enorme con escamas por doquier, y una especie de baba lo recorría, era un enorme monstruo con filosos dientes y ya estaba preparado para llevárselos.

Con una mirada fría y sin ningún atisbo de vida, los observó unos minutos.

Vitaly abrió los ojos como nunca antes y lo observó detenidamente

Su corazón comenzó a tratar de escapar de su diafragma, la sangre le subía al cerebro como si de una bomba se tratase. Miraba esa monstruosa forma y se moría, casi en forma literal, del miedo.

-¡Es 13!- pensó, con algo parecido a la sorpresa y pavor irrefrenable

Vitaly ya lo conocía...lo había visto muchas veces...

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Cuando Nadie Los Ve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora