Capítulo 10. Cristales rotos.

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Aquella mañana hacía un frío terrible, había salido a correr, el aire chocaba contra mi ropa incesantemente, podía sentir la sequedad en mi garganta, el sudor recorriendo todo mi cuerpo y mi coleta golpeando contra mi nuca.
Comencé a detenerme, recargando mis manos sobre mis rodillas, respirando agitadamente. Tomé una de las toallas que había robado de las duchas y sequé el sudor de mi cuello. 

Caminé hacia la cafetería, robé una manzana mientras nadie miraba y volví a salir, aún era temprano y la mayoría de las reclusas estaban durmiendo, en la prisión nadie se levantaba temprano los domingos, de hecho, la gran mayoría de guardias no iba, era el día más común para las visitas, si alguna reclusa se "comportaba mal" su derecho a visitas era retirado y casi nadie quería eso, por lo que la tranquilidad reinaba durante un buen rato. 

Miré la manzana con nostalgia mientras caminaba a mi celda, me recordaba el huerto de Applejack, me recordaba a ella y lo sola que me sentía. Puse una sonrisa torcida y mordí la manzana. 

― ¡Oh! Hola, Fluttershy. ―dije con el bocado aún en mi boca, después de encontrarme con la pelirrosada sentada en mi cama―. ¿Dónde están las demás? 

― No lo sé. ―respondió―. Cuando llegué no había nadie... 

La miré con una sonrisa pícara. 

― ¡No, Dashie!―respondió con firmeza, erguida y con la mirada desviada en señal de orgullo. 

Me detuve en seco, todo mi alrededor se ensombreció. 

― ¡Fluttershy! ―exclamé agitando las manos―. ¿Cuándo? ¿Cuándo por fin vas a dejarme... ―señalé sus pechos con la mirada. 

Ésta hizo un gesto de sorpresa y se abrazó a si misma con el rubor hasta las orejas. 

Agaché la mirada resignada. 

― Ya entendí... 

Me dirigió una sonrisa y nos recostamos juntas en la litera de arriba.
Aprovechamos durante un buen rato la tranquilidad de no tener a las tres chifladas observando cada uno de nuestros movimientos. Entrelazamos nuestros dedos mientras mirábamos el techo. Contamos malos chistes y anécdotas de los días anteriores.
Me abracé a ella, sintiendo su cálido cuerpo pegado al mío, por un momento sentí como me perdía en su olor. 

― Sabes... Rainbow. ―me llamó―. Yo ya te conté como fue que llegué aquí. 

Asentí con un sonido, aún con los ojos cerrados contra su pecho. 

― S-Siempre me he preguntado... ¿cómo fue que tú llegaste aquí? ―terminó en un hilo de voz. 

Abrí los ojos lentamente, mi mirada reflejaba tristeza, un toque de seriedad, nostalgia, culpa...
Me levanté para quedar sentada sobre la litera, dándole la espalda. 

― No es importante. ―musité. 

― Claro que sí. ―dijo acomodándose para sentarse―. Si vamos a tener una relación de verdad, tenemos que dejar de guardarnos secretos. 

«¿Una "relación de verdad"?» 

― Fluttershy, está en el pasado. ―abracé mis rodillas―. Son cosas que no me gusta recordar, porque ya no puedo remediarlas... 

― Rainbow... estoy segura de que podrás sentirte mejor si te desahogas... ―sonrió―. Todo en esta vida puede remediarse. 

― "Todo en esta vida puede remediarse", ¿eh? ―imité, un tanto despectiva y escondí mi cara entre mis rodillas. 

«Igual va a enterarse tarde o temprano.» 

― Fluttershy... ―comencé, con la voz ahogada―. ¿Existe una forma... para revivir a los muertos? 

You're my Sunshine || FlutterDashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora