Gatos Guerreros- El Poder de los Tres: Río Oscuro #2

Capítulo 7

Arrendajo

A Arrendajo la idea de ir a una Asamblea no le entusiasmaba como a la mayoría de los gatos. Era un gran honor ser elegido por el líder para ir a una Asamblea, pero Arrendajo era aprendiz de curandero así que siempre tendría que ir quiera o no. 

—No entiendo por qué los curanderos también tenemos que ir— se quejó Arrendajo con Hojarasca Acuática. 

—Siempre ha sido así. Es voluntad del Clan Estelar— le explicó su mentora, paciente. 

—Pero nosotros ya vamos a la Laguna Lunar cuando nos corresponde, y los guerreros no van.

—Sé que no te emociona ser curandero, pero trata de hacer un esfuerzo. 

— ¡He tratado de hacerlo! Es mi destino ser curandero, pero eso no significa que me guste.

Hojarasca Acuática no dijo nada, pero Arrendajo pudo sentir que estaba desilusionada con él. Seguramente, ella había mantenido la esperanza de que con el tiempo, a Arrendajo le terminara gustando ser curandero. Ella se había esforzado mucho para que así sea, y había sido muy paciente con él. 

—Por cierto, ¿no te parece extraño que Rosella ha venido muchas veces últimamente para verte?

— ¿Tiene algo de malo?— preguntó el aprendiz, sin entender lo que su mentora quiso decir. 

—No, me refiero a que Rosella viene a verte a ti, no ha buscar hierbas. ¿No te parece que Rosella está enamorada de ti?

Arrendajo no supo qué decir. ¿Rosella enamorada de él? Parecía una broma. Rosella era hermosa, Arrendajo la había visto cuando la impidió de unirse al Clan Estelar. Cualquier gato se fijaría en ella, entonces, ¿por qué ella se fijaría en él, de entre todos los gatos? No tenía sentido. Además, no podrían ser compañeros porque él se convertirá en curandero. 

— ¡Hojarasca Acuática! ¡Hojarasca Acuática!— llamó Fronda a la curandera, interrumpiendo los pensamientos de Arrendajo. 

— ¿Qué pasa, Fronda?— preguntó Hojarasca Acuática, preocupada. 

— ¡Ala Candela va a tener a sus cachorros!

Arrendajo nunca pensó que se alegraría tanto de que un gato los necesitase. Si Ala Candeal iba a tener a sus cachorros, entonces Hojarasca Acuática debía quedarse a ayudarla en caso de que hubieran complicaciones en el parto. Era su deber como curandera. Lo que significaba que Arrendajo también se quedaría, y no irían a la Asamblea.

"¡Gracias, Clan Estelar" pensó el aprendiz. Sonaba egoísta lo aliviado que estaba, pero no se lo podía culpar. Nadie puede controlar sus emociones. Además, no era que un gato se estuviera muriendo, sino que iba a dar a luz. Era una buena noticia, y cualquiera estaría feliz por ello. 

—No hay tiempo que perder— dice Hojarasca Acuática, y mira a su aprendiz. —Arrendajo, ¿puedes ir a avisarle a Estrella de Fuego y a Zancudo que Ala Candela va a dar a luz?

—Enseguida— dice el aprendiz antes de salir de la guarida, mientras sentía los pasos de su mentora dirigiéndose a la maternidad. 

Encontró al líder en la Roca Alta, junto a Zarzoso.

— ¡Estrella de Fuego!— maulló Arrendajo. —Ala Candeal va a tener a sus cachorros. Hojarasca Acuática ya está con ella.

—Ya veo. Ustedes dos se quedarán a cuidarla a ella y a sus cachorros. Me temo que no podrán ir a la Asamblea— dijo el líder, y Arrendajo trató de no demostrar emoción. —Iré a avisarle a Zancudo.

—Yo iré— se ofreció el aprendiz gris claro. Estaba de buen humor, así que llamar al guerrero negro no le molestaría. 

—Está bien. Dile a Hojarasca Acuática que nosotros iremos a la Asamblea— dijo el líder del Clan del Trueno antes de irse a donde estaban los demás gatos, esperando para partir. 

Arrendajo sintió el olor del guerrero que buscaba, e inmediatamente fue en su dirección.

—Zancudo— dijo el aprendiz, casi sin aliento, cuando llegó al lado del guerrero. —Ala Candeal va a tener a sus cachorros. Tienes que ir a verlos. 

—No puedo. Pronto partiremos para la Asamblea. 

— ¿La Asamblea es más importante que tus cachorros?— preguntó el aprendiz, incrédulo. 

—No, pero no tengo opción. Debo ir. Lo siento— dice Zancudo, y mira a Arrendajo antes de irse. —Dile a Ala Candeal que regresaré pronto para estar con ella. 

Arrendajo no protestó. No tenía sentido hacerlo, ya que Zancudo no iría ni aunque lo obligasen. 

— ¿Y Zancudo?— le preguntó Hojarasca Acuática.

—No quiso venir. Dijo que irá a la Asamblea, y verá a los cachorros cuando vuelva. 

—Sé que te has esforzado mucho hoy pero, ¿puedo pedirte un último favor?

—No habrá problema.

— ¿Puedes quedarte aquí con Ala Candeal? Todo parece ir bien en el parto, así que no creo que haya problema. Yo iré a hablar con Zancudo. 

Arrendajo asintió, y escuchó como los pasos de su mentora se dirigían a donde había estado él anteriormente con Zancudo. Se esforzó en escuchar la conversación entre ellos. 

— ¿No vas a quedarte? ¡Tus hijos van a nacer!— exclamó Hojarasca Acuática a Zancudo. Parecía molesta con él. Y era comprensible. Arrendajo no pudo evitar pensar en su padre, ¿acaso él tampoco se importó por ellos cuando nacieron? 

—No estoy listo para ser padre. 

—Nadie está entrenado para ser padre. Los hijos son una bendición. Deberías pasar el mayor tiempo posible con ellos. Es la única manera de aprender a ser un buen padre— dijo la curandera, con tristeza. Arrendajo trató de entrar en su mente para ver qué era lo que la agobiaba, pero no pudo. Al igual que con Ala de Mariposa, había una barrera que lo impedía entrar en su mente.  

—Cuando vuelva de la Asamblea los veré— prometió el guerrero antes de irse con los demás gatos.

— ¡Zancudo!— maulló Hojarasca Acuática, pero éste la ignoró. Ella soltó un suspiro de frustración. La curandera no tuvo más opción que volver a la maternidad. Arrendajo no quiso preguntar nada. 

Finalmente, luego de un tiempo, nacieron los cachorros de Ala Candeal. Por el olor, Arrendajo pudo deducir que eran dos. 

— ¿Ya has pensado en un nombre para ellas?— preguntó Hojarasca Acuática.

—La gatita gris claro se llama Palomina, y la gatita plateada y blanca se llama Pequeña Vid— dijo Ala Candeal, presentando a sus hijas. 

—Combina con ellas. 

Palomina y Pequeña Vid. Esos eran los nombres de las más nuevas integrantes del Clan del Trueno.