Capítulo 4

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Arrendajo

Arrendajo se dirigía junto a los demás curanderos a la Laguna Lunar.  No le gustaba la idea de ir, pero no tenía opción. Delante de él, Hojarasca Acuática iba conversando con Ala de Mariposa. Trató de entrar en la mente de la curandera del Clan del Río, pero no pudo. Era como si hubiera una barrera que protegiese los pensamientos de Ala de Mariposa. 

— ¿Te encuentras bien?— le preguntó Blima. Arrendajo no respondió. No le gustaba que lo tratasen como un cachorro débil. ¡Él no era débil, ni necesitaba ayuda de nadie! 

Arrendajo estaba inquieto. Había sentido un nuevo olor, y no le gustaba no saber a quién pertenecía. Lo hacía sentir confundido, y fuera de lugar. 

— ¡Te estoy hablando!— exclamó Blima, llamando la atención de todos. Arrendajo pudo sentir como las miradas se clavaban en él. —Oh, al fin reaccionas. Por un momento creí que también estabas sordo. 

— ¡Blima!— la regañó Ala de Mariposa. 

—Lo siento— se disculpó la aprendiza, aunque Arrendajo no estaba seguro si esa disculpa iba dirigida a él o a Ala de Mariposa. De cualquier forma, no importaba. El aprendiz se acercó a su mentora, y finalmente le preguntó:

—Siento un nuevo olor. ¿A quién pertenece?

—Debe ser Flamoso. Es el nuevo aprendiz de Cirro. Hoy será presentado al Clan Estelar— respondió Hojarasca Acuática. 

Arrendajo no dijo nada más. Sentía que se iban acercando a la Laguna Lunar. Podía escuchar las voces dándole la bienvenida, y se preguntó si los demás también podían oírlas. Por lo que pudo sentir, no era así. 

— ¡Clan Estelar!— llamó Cirro cuando llegaron a la Laguna Lunar.—Te traigo a Flamoso, mi aprendiz, y rezo para que lo aceptes como una vez me aceptaste. 

Arrendajo se tumbó y tocó el agua con su hocico, antes de empezar a soñar. 

Una gata gris oscura de ojos anaranjados apareció en su sueño. Arrendajo estaba seguro de que nunca antes la había visto.

— ¿Quién eres?— preguntó el aprendiz, con cierto temor.

—Mi nombre es Fauces Amarillas. Fui una curandera del Clan del Trueno.

— ¿Conoces a Jaspeada?

—Todos en el Clan Estelar nos conocemos. Es algo obvio.

Esa respuesta molestó a Arrendajo. ¿Quién rayos era esa gata que se burla de él? Había pensado que todos los gatos del Clan Estelar eran amables como Jaspeada.

— ¿Qué mensaje me quieres dar?​— preguntó Arrendajo. Quería despertar de una vez.

—Eres muy impaciente. No me gustan los gatos impacientes.

—Y a mí los gatos que son arrogantes como usted.

— ¿Te han dicho alguna vez que con ese carácter con tienes no llegarás a ninguna parte?

Arrendajo iba a protestar, pero se contuvo. No era buena idea hacer enfadar a un miembro del Clan Estelar. "Algún día, ¡yo seré más poderoso que ellos!" pensó. No podía esperar a que ese día llegase. 

—Como sea— continuó Fauces Amarillas. —Te quería dar una advertencia. 

— ¿Una advertencia? ¿Qué pasará con el Clan del Trueno?

—No es para el Clan del Trueno, sino para ti. No deberías usar tu poder tan descuidadamente. Podría traerte consecuencias.

— ¿De qué estás hablando?— preguntó Arrendajo, aunque en el fondo, ya sabía de lo que estaba hablando. 

—No te hagas el tonto conmigo. 

— ¿Qué consecuencias tendré que enfrentar?

—Eso ni el Clan Estelar lo sabe. Tu poder no es para que lo uses como quieras. Es para ayudar a otros. No puedes caminar en los sueños de otros, solo por curiosidad. 

— ¡No lo hago por curiosidad! A veces, no puedo controlarlo— protestó el aprendiz. 

—Sé que es difícil para ti, pero algún día lo entenderás— dijo Fauces Amarillas, y luego agregó: —Por cierto, llegó el momento de que despiertes. 

— ¡Pero aún tengo muchas preguntas!— protestó Arrendajo, pero ya era tarde. Había despertado. ¿Cómo lo sabía? Porque estaba ciego de nuevo. 

— ¿Has soñado con algo?— le preguntó Hojarasca Acuática, desperezándose a su lado. Los demás curanderos también estaban despiertos. 

—Sí— respondió simplemente el aprendiz. No quería contarle lo que había soñado, porque tendría que explicarle que podía entrar en los sueños de los demás. Por suerte, Hojarasca Acuática no preguntó nada más. 

Arrendajo se preguntó qué quiso decir Fauces Amarillas con que tendría que enfrentar las consecuencias de sus acciones. No podía evitar sentirse inquieto con eso. 

— ¡Fue increíble!— maulló Flamoso, llamando la atención de todos. —He hablado con Estrella Nocturna. 

¿Estrella Nocturna? Arrendajo estaba seguro de que nunca antes había escuchado ese nombre. Supuso que fue un líder del Clan de la Sombra. 

— ¿Con quién hablaste?— le preguntó Hojarasca Acuática a su aprendiz suavemente.

—Con Fauces Amarillas. ¿La conociste?

—No, pero sé que fue la mentora de Carbonilla, mi mentora. 

—Ya veo. ¿Y tú con quién hablaste?

—Con Estrella Azul. Ella fue la líder del Clan del Trueno antes que Estrella de Fuego. 

— ¿No hablaste con Jaspeada?— preguntó Arrendajo, sorprendido. Había pensado que, ya que Jaspeada no había aparecido en su sueño, entonces, aparecería en el de Hojarasca Acuática. 

—No siempre hablo con ella— explicó la curandera del Clan del Trueno. —A veces hablo con otros miembros del Clan Estelar.

Arrendajo no dijo nada. Lo único que quería en ese momento era regresar al campamento y dormir. Se sentía exhausto.

—Supongo que ya hemos cumplido con nuestro deber— dice Cascarón, el curandero del Clan del Viento. —Es tiempo de que regresemos a nuestros respectivos campamentos.

Los demás curanderos asienten. Arrendajo era el más feliz de todo, pero trató de no demostrarlo. Sin embargo, notó que Hojarasca Acuática se entristecía, y se sintió culpable. Él no quería que su mentora creyera que no le gustaba ser curandero. Pero, ¿le gustaba ser curandero o no? Ni él sabía la respuesta. 

Al principio, no quería ser curandero, pero con el tiempo, terminó acostumbrándose a la idea. No podía negar que hubiera preferido ser un guerrero y defender al Clan del Trueno. Sin embargo, ahora la idea de ser curandero ya no le parecía tan mala aunque no quisiese admitirlo. 

—Lo siento— se disculpó. Sintió la mirada de su mentora en él, pero sabía que no lo estaba juzgando. Arrendajo se sintió aliviado por ello. 

—No tienes que disculparte— respondió Hojarasca Acuática dulcemente. 

En silencio, cada curandero volvió a su campamento. 

Gatos Guerreros- El Poder de los Tres: Río Oscuro #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora