Capítulo 3

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Zarpa Leonina

Zarpa Leonina estaba exhausto, pero había valido la pena. Había pasado toda la mañana con Brezo en los túneles. Se desperezó. Seguía cansado, pero sabía que no podía pasar todo el día durmiendo. Los demás comenzarían a desconfiar, y eso era lo que menos necesitaba. 

— ¡Al fin despiertas! Cenizo te ha estado buscando para entrenar— le dice Avellana, entrando a la guarida de los aprendices. —Por cierto, Acebina también te ha estado buscando. Dijo que quería hablar contigo de algo importante.

"¿Qué quiere Acebina?" se preguntó Zarpa Leonina. Recordó que ese día era la ceremonia de nombramiento de aprendices de Hielina y Zorrín, los hijos de Manto Polvoroso y Fronda. Tal vez, su hermana lo buscaba para recordarle. 

—Iré a buscarla luego de entrenar con Cenizo— dice el aprendiz. Avellana no dice nada. Zarpa Leonina no se quedó a esperar una respuesta, y salió de la guarida en busca de su mentor. Al no verlo por ninguna parte, se dirigió a Carboncilla y Miele, quienes estaban compartiendo un ratón de la pila de carne fresca.

— ¿Han visto a Cenizo?— les preguntó. 

—Está en la guarida de los guerreros— respondió Carboncilla. Zarpa Leonina estaba por irse cuando Miele habló:

—Por cierto, ¿dónde estabas?

El aprendiz no supo qué decir. No se le ocurría ninguna excusa. ¿Qué podía decir? ¿Qué estuvo cazando? No se le ocurría otra cosa. No podía decir que estuvo con Brezo, una aprendiza del Clan del Viento, toda la mañana. ¡Los gatos del Clan del Trueno comenzarían a desconfiar de su lealtad!

—Déjalo, Miele— dice Carboncilla, antes de que Zarpa Leonina pudiera decir algo. El aprendiz agradeció internamente su intervención. —A ti no te gustaría que alguien se esté metiendo en tu vida, ¿verdad?

—Lo siento, Zarpa Leonina— se disculpó la aprendiza atigrada. 

El aprendiz vio a su mentor saliendo de la guarida de los guerreros, y sin perder tiempo, se dirigió a donde estaba.

— ¡Cenizo!— maulló.

— ¿Dónde te habías metido?— le preguntó el guerrero gris. Por su tono, Zarpa Leonina supo que estaba molesto. 

—Me distraje— fue la respuesta de Zarpa Leonina.

—Eso no es excusa. Esperaba más dedicación de tu parte. 

—Lo siento.

—Como sea, no perdamos más tiempo. Debes entrenar duro si quieres llegar a ser un gran guerrero. 

Eso era lo que Zarpa Leonina quería. Convertirse en uno de los mejores guerreros que haya tenido el Clan del Trueno, y hacer que los demás se sientan orgullosos de él. 

— ¡Que todos los gatos lo suficientemente mayores como para cazar sus propias presas se reúnan aquí, bajo la Roca Alta!— llamó Estrella de Fuego. Inmediatamente, Zarpa Leonina supo que se trataba de la ceremonia de nombramiento de aprendices de Hielina y Zorrín. 

Poco a poco, los gatos fueron apareciendo. Zarpa Leonina vio a Manto Polvoroso al lado de Fronda. En la entrada de la maternidad, Nimbo Blanco estaba al lado de su pareja, Centella, y de sus cachorros, y de Dalia. A Zarpa Leonina le llamó la atención no ver a Zancudo cerca de Ala Candeal. Ella iba a tener sus cachorros. Se supone que los cachorros unen a los gatos, no que los separan. 

Vio a Zancudo al lado de su aprendiz, Zarpa de Ratón. Espinardo estaba junto a su aprendiza, Rosella, y Esquiruela.

—Hielina y Zorrín han llegado a su sexta luna— comenzó el líder. —Y ha llegado el momento de que reciban sus nombres de aprendices. 

—Hielina—  la gata blanca se acercó.— Desde hoy, hasta que recibas tu nombre de guerrero, serás Hiela. 

— ¡Hiela! ¡Hiela!— maullaron los gatos.

—Acedera— dice el líder y ésta se acerca, dudosa. Zarpa Leonina la entendía. Ella ya había tenido a Arrendajo como aprendiz, y las cosas no habían terminado bien. —Espero que estés lista para tener otro aprendiz.

—Lo estoy.

—Espero que le enseñes a Hiela todo lo que sabes, y la conviertas en una guerrera digna del Clan del Trueno.

—Lo haré— dice Acedera, y se acerca a Hiela para tocar sus hocicos. 

—Zorrín— llama Estrella de Fuego al otro cachorro. —Desde hoy, hasta que recibas tu nombre de guerrero, serás Zorrelo. 

— ¡Zorrelo! ¡Zorrelo! 

—Esquiruela— dice y ésta se acerca. —Confío en ti para que le transmitas todos tus conocimientos a tu primer aprendiz.

—No te defraudaré— promete Esquiruela, antes de tocar su hocico con el de Zorrelo. 

—Espero que entrenen duro para convertirse en guerreros— dice Estrella de Fuego, antes de bajar de la Roca Alta. Todos los gatos volvieron a hacer lo que estaban haciendo. 

—Felicidades, Hiela, Zorrelo— dice Acebina, acercándose a ellos. Zarpa Leonina imitó su acción. 

—Gracias— dice Zorrelo.

— ¡Aún no puedo creer que ya seamos aprendices!— exclamó Hiela. 

Zarpa Leonina se sentía feliz por ellos. Habían sido como hermanos para él, pues estuvieron en la maternidad junto con él y sus hermanos. 

—Necesito hablar contigo— dice Acebina, antes de que Zarpa Leonina pudiera irse. 

— ¿No puede ser después? Tengo que ir a entrenar con Cenizo— respondió su hermano. Sabía que su hermana le iba a preguntar sobre dónde había estado, y quería evitarlo. No podía mentirle a Acebina. 

—Será rápido. ¿Dónde estuviste?

— ¿Por qué todos me preguntan lo mismo?

—Porque has estado actuando raro últimamente. 

—No es cierto.

— ¡Zarpa Leonina!— lo llamó su mentor, desde la entrada del campamento. 

—Tengo que irme— dice el aprendiz, y su hermana solo asiente, sin decir nada. Zarpa Leonina no podía decir si Acebina estaba molesta o dolida. O quizás un poco de ambas. ¿Cuándo se habían distanciado tanto? Él quería saberlo. No le gustaba estar así con su hermana. Ellos siempre se habían contado todo. 

Gatos Guerreros- El Poder de los Tres: Río Oscuro #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora