Acebina
Acebina se encontraba en la maternidad jugando con los cachorros de Centella, Humedino y Pequeño Nevado. Sin embargo, su mente estaba en otro lugar, específicamente en su hermano Zarpa Leonina. Tenía la sensación de que él estaba evitándola cuando ella necesitaba hablar con él lo más pronto posible. Tenía sus sospechas, las cuales le inquietaban, del por qué Zarpa Leonina no quería hablar con ella, pero no quería creerlas.
— ¡Estás distraída!— exclamó Humedino, sacándola de sus pensamientos. Su voz sonaba molesta, y ella no podía culparlo. Había ido a la maternidad para jugar con los cachorros. Lo mínimo que podía hacer era prestarles atención.
—Compórtate, Humedino— lo regañó su madre con voz suave. — Acebina vino a visitarlos a ti y a tu hermano. Debes tratarla bien.
—No hay problema, Centella— dice Acebina antes de que Humedino pudiera decir algo. Recordó cuando ella y sus hermanos aún estaban en la maternidad. Eran igual de inquietos que el cachorro gris, y no podían esperar para convertirse en aprendices. Supuso que Humedino tampoco podía esperar ni Pequeño Nevado, aunque este último no lo demostrase tanto como su hermano.
—Los cachorros son cachorros. Me pregunto si mis cachorros serán como Humedino o más inquietos— mencionó Ala Candeal. Acebina sabía que faltaba poco para que sus cachorros nacieran. No pudo evitar preguntarse cómo se sentiría Zancudo con ello. Desde que Ala Candeal se convirtió en reina, su pareja empezó a actuar extraño. Parecía distante y rara vez iba a la maternidad a verla.
— ¿Y qué hay de mí?— preguntó Pequeño Nevado.
—Tú eres tranquilo— respondió Ala Candeal, lamiéndole entre sus orejas.
—Es tiempo de que me vaya— dijo Acebina, haciendo que todas las miradas se centraran en ella. La aprendiza quería quedarse, pero no podía dejar pasar la única oportunidad que tenía para hablar con Zarpa Leonina.
— ¿No puedes quedarte un poco más? Ahora que Hielina y Zorrín se convirtieron en aprendices nos sentimos solos. Es divertido estar contigo— pidió Humedino.
—Humedino, Hielina y Zorrín ahora se llaman Hiela y Zorrelo— le explicó Fronda al cachorro antes de que Acebina pudiera decir algo. —Además, Acebina no puede descuidar su entrenamiento. Cuando seas aprendiz lo entenderás.
—Me pregunto cuál será mi nombre de aprendiz— dijo Humedino, cambiando de tema. Acebina vio que era momento de irse. Otro día vendría y jugaría de nuevo con Humedino y Pequeño Nevado.
La aprendiza de despidió de todos, y antes de salir de la maternidad, escuchó como Pequeño Nevado maullaba:
— ¡Gracias por venir!
Acebina vio a lo lejos a Zarpa Leonina , y corrió tan rápido como sus patas le permitieron para alcanzarlo. No iba a darle a su hermano la oportunidad de escapar.
— ¡Zarpa Leonina!— exclamó cuando llegó a su lado.
— ¿Qué pasa, Acebina?— le preguntó su hermano, con una mezcla de sorpresa y curiosidad. La aprendiza supuso que Zarpa Leonina
— ¿Se puede saber qué a dónde vas cada noche?
— ¿Desde cuándo estás tan pendiente de mi vida?— replicó el aprendiz de pelaje dorado, molesto.
—Desde que empezaste a actuar extraño.
—No es asunto tuyo.
— ¡Claro que lo es! Soy tu hermana.
Zarpa Leonina iba a decir algo, cuando fueron interrumpidos por Carboncilla. Acebina no tenía nada contra la otra aprendiza, pero en ese momento, deseaba que Carboncilla no hubiera aparecido. Estaba segura que después de eso, Zarpa Leonina jamás le diría la verdad. Había perdido la oportunidad de hablar con él.
— ¿Puedo unirme a la conversación?— preguntó la recién llegada, sin ser consciente del clima de tensión que había en el aire.
—Puedes hablar con Acebina si quieres. Yo ya me iba— respondió Zarpa Leonina, alejándose de ellas. Acebina quiso ir detrás de él, pero se contuvo. Sentía que no serviría de nada tratar de hablar con él.
— ¿Qué le pasa?— le preguntó Carboncilla a Acebina, tomándola por sorpresa. Por un momento, la aprendiza de pelaje negro se había olvidado de su presencia.
—Nada. Tiene muchas cosas en que pensar. No te preocupes— no era del todo una mentira. Zarpa Leonina sí tenía muchas cosas en que pensar y Acebina estaba segura de que eso incluía a Brezo.
—Ya veo— dijo Carboncilla con tono triste. Acebina se preguntó si ella estaba enamorada de Zarpa Leonina, y sintió pena por ella. Seguramente, ella quería pasar algo de tiempo con él.
Sin duda alguna, Carboncilla sería la compañera ideal para su hermano, pero Zarpa Leonina no la aprecia como ella se merece sino que solo tiene ojos para la aprendiza del Clan del Viento. "Nadie elije de quien se enamora" piensa Acebina.
La aprendiza de despide de Carboncilla antes de ir al encuentro de Zarpa Leonina, otra vez. Estaba segura de que su hermano se molestaría mucho con ella, pero no tenía otra opción. ¿Qué pasaría si Zarpa Leonina estaba siendo desleal al Clan del Trueno? Ella necesitaba saberlo primero que nadie. Jamás delataría a su hermano, pero necesitaba saber si era por una buena causa o no.
Se detuvo de pronto. ¿Qué haría ella si Zarpa Leonina estaba "traicionando" al clan por Brezo? El Código Guerrero prohibía el amor entre gatos de diferentes clanes por una razón. Acebina se dio cuenta de algo, ¡su hermano había roto el Código Guerrero solo por el hecho de enamorarse de Brezo! Sin embargo, no era su culpa, y la aprendiza lo sabía. Tampoco era culpa de Brezo.
Acebina buscó a su hermano por todo el campamento, y finalmente lo ve en las afueras de éste. Sin embargo, se da cuenta de que estaba con otra gata. No podía verla bien, pero su olor delataba que no pertenecía al Clan del Trueno.
"Clan Estelar, por favor, cualquiera menor ella" suplicó Acebina. Por desgracia, de nada sirvió. La aprendiza se acercó más, asegurándose de que no noten su presencia, y pudo confirmar que la gata que estaba con su hermano era Brezo. Quiso interrumpirlos, pero decidió que no era buena idea. ¿De qué serviría que lo haga?
En silencio, se alejó de los dos gatos y regresó al campamento. Estaba más preocupada que nunca, pues sus sospechas habían sido confirmadas.
ESTÁS LEYENDO
Gatos Guerreros- El Poder de los Tres: Río Oscuro #2
Fiksi Penggemar"Habrán tres, parientes de tu pariente, quienes tendrán el poder de las estrellas en sus patas". Los tres nietos de Estrella de Fuego han prosperado en su aprendizaje: La fuerza y la energía de Zarpa Leonina le sirven bien como guerrero en entrenam...