UNA SEMANA MÁS TARDE
Después de casi una semana haciendo mi vida en casa de los Ford, todo había cambiado, mis vicios anteriores, el alcohol, el tabaco y demás, me estaban pasando factura, cada vez estaba más estresada e irritable, según he leído es por la abstinencia, pero todo el mundo dice que se pasa, he ido al médico y me ha dicho, lo mismo. Lo peor es cuando veo las botella de alcohol, es como un deseo incontrolable de necesidad, pero intento ser fuerte y aguantar, porque creo que para poder criar a mi bebé tengo que cambiar, pero cuesta dejarlo.
Estaba en la sala viendo la tele, cuando mi teléfono sonó, era mi hermano.
E: Hola, ya pensé que te habías olvidado de mi
A: Serás paleta -escuché como reía al otro lado de la línea-, eres tu la que no llama.
E: Vale, si, está bien.
A: ¿Qué tal todo?
E: Bien, toda va bien.
A: El imbécil ese, ¿qué a hecho?
E: No lo llames así -me quejé-, es muy bueno, ha accedido a ayudarme.
A: Te lo dije, ¿qué hubiese pasado si por tu miedo no le decías nada?
E: Si, tu tenías razón y yo no, que gran novedad.
A: Escucha, esta semana iré por la ciudad para hacer unas cosas y me quedaré en casa, así podré verte.
E: Oh.
A: ¿Qué?, ¿pasa algo?
E: No, lo que no estoy viviendo en casa.
A: ¿Qué?, Elizabeth Foster, ¿dónde estás viviendo?
E: Alan, no te preocupes, estoy bien.
A: Pero ¿dónde vives?
E: Vivo en casa de él, cuando se enteró, dijo que era mejor así.
A: Bueno -dijo no muy convencido-, pero ¿podré verte igual?
E: Claro que si estúpido, ¿cuándo llegas?
A: Pues quería darte una sorpresa y ahora mismo estoy delante de casa.
Yo me reí.
A: No te rías, ¿dónde está la casa?
E: Espera, pregunto si puedes venir.
A: ¿Enserio?
Yo lo ignoré y fui a buscar a Ash, pero solo encontré a su madre.
-Rebecca -la llamé-, ¿le importaría si viene mi hermano a verme hoy?
-Claro que no Elizabeth -dijo-, pero Ash ya te había dicho que no hacía falta que preguntases.
Yo me encogí de hombros y me puse de nuevo el teléfono en la ojera.
E: ¿Te importa si te mando la dirección por mensaje?
A: Tu solo mándala.
E: Adiós.
Colgué la llamada y le mandé un mensaje con la dirección, luego me volví a sentar en el sofá para esperarlo. Casi una hora después escuché como llamaban al timbre, me levanté y fui a abrir.
-¡Voy! -dije.
Abrí la puerta y me encontré con un sonriente Alan que me abrazó al instante.
-Vale, vale -dije-, acabarás estrujando al bebé.
Él me soltó.
-¿Cómo estás? -pregunté.
-Bien, pero no mejor que tu -dijo mirando al techo-, esto es enorme.
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Perfect Disaster (PAUSADA)
Teen FictionMi vida siempre ha ido de problema en problema, alcohol, drogas, sexo, fiestas, tipos que no me convienen, .... Me llamo Elizabeth Foster y esta es la historia de como gracias a mi mala cabeza terminé en uno de los mayores líos de mi vida, de esos...