×9× Anteúltimo

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Jinyoung.

¿Por qué se sobresaltó de esa manera?
Por mi cabeza pasaron mis dos únicas opciones: insistir o darle su espacio.
Era tarde, quizás estaba cansada... Tal vez incluso esté dormida en este momento.

Jade no dejaba de sorprenderme.

Bajé por un vaso de agua, sentía la garganta seca y con una sensación de nudo.
Me percaté del sonido del televisor, mi madre estaba sentada en el sofá con una taza de té en la mano.

—¿Qué ves?

—Un documental de Seongnam.

Seongnam, la ciudad donde pasé una añorada infancia. A veces me gustaría que mi vida fuera como en aquellos tiempos, con ellos unidos.

—¿Recuerdas a JinYe? —Soltó.

—¿La niña con la que jugaba en mi infancia?

—La misma. Recuerdas que ella quería ser tu novia.

¿A qué venía eso? JinYe era una pequeña amiga mía de mi preescolar, nisiquiera recuerdo bien su cara.

—Por favor mamá, no la he visto desde los cinco años. —Rodé los ojos restándole importancia alguna.

—Era buena para ti, Jinyoung.

Ya sé a dónde quería llegar. Siempre insinuaba en contra de Jade.

—Te dije que estoy con alguien. —Esperé a que me viera por lo menos, pero nada. Silencio solamente. — Mamá—Pronuncié para que volteara.—Ella te quiere conocer.

—¿Quién?, ¿La americana? Sabes que para no ser una deshonra debes casarte con una coreana.

A diario me recordaba no enojarme por esas ideas conservadoras que tenía. Mi madre no se crió en el mismo siglo que yo, lo tenía más que claro; pero tampoco quiso adaptarse a las nuevas perspectivas del mundo. 

—Las épocas cambiaron. Yo a Jade la quiero mucho.

— ¡No permitiré que suceda lo mismo que EunJi contigo! —Se había puesto de pie.

—Bien. Pero piensa madre, reflexiona porqué papá dejó de hablarte y porqué tu hija tuvo que huir de su propia sangre para ser feliz.

Era mayor, no servía de nada hacerla cambiar de opinión a la fuerza entonces yo quería que ella por sí misma abra su mente.

Al final, me fui sin beber nada.

[×]

— Aún no ha llegado y quería ver si estaba bien, ¿Debería llamarla Jaebum?

— Están en la mismo salón, Jinyoung. Si no la ves en el aula pues, supongo que sí. Pero aguanta a que empiecen las clases.

Esperé y no vino.

Jade tampoco contestaba, Dios parecía un obsesivo pero en serio sentía que algo raro había. Le había preguntado a DaHye por ella pero no obtuve una  respuesta que me sirviera, de nuevo.
Al terminar el día me encontraba caminando hacia su hogar, en el camino intenté comunicarme con ella dos veces más por teléfono pero nada. Opté por dejarle mensajes de crédito, ahí no me podría bloquear aunque lo quisiese.

Estoy yendo a tu casa.

Jade, no me niegues la entrada.

No sé qué tienes pero hablemos.

Hoy te extrañé, ¿Sabes? 💔

Toqué el timbre y la amable madre me abrió.

— Oh, Jade no me dijo que vendrías.

Saludé en una corta reverencia. — ¿Cómo está?

—Amaneció con fiebre, según ella. Estaba por llevarle algo para que comiera, no quiso almorzar. ¿No quieres llevárselo tú?

Asentí.
Entré a su cuarto con la bandeja y me sorprendió ver que las luces estaban apagadas, su ventana tapada completamente por las cortinas.

— Cariño.

— Lárgate, Park.

Dejé su comida en una mesa de estudio que tenía y me acerqué a ella rodeando la cama, levanté la sábana que cubría su cara y sonreí al verla, me sentí reconfortado.

— No. — Dijo y se volvió a tapar.

— Está bien, me iré. — Mentí. — No te molestaré más.

Fingí cerrar la puerta detrás mío. Al parecer había funcionado porque por un rato no escuché que se moviera.
De pronto sollozos me pusieron alerta, quejidos y sorbos de nariz.

A paso lento me aproximé, me recosté con cuidado alado suyo y la abracé.
Antes de hablar ella me interrumpió.

— ¿Por qué lo hiciste?

—No entiendo, Jade...

— Tienes novia, Jinyoung.

Ella se levantó de golpe desequilibrándome, casi me caía.

—Espera, eso no es verdad.

— Qué hay de la chica de Seongnam.

Todo empezaba a cerrar.

— Fuiste a mi casa.

— Tu madre me dijo que habías ido por tu novia que recién llegaba.

—Te mintió, Jade.

Corrí los pelos pegados en sus mejillas y con la servilleta que traía en la bandeja limpié todo rastro de humedad.
Acomodé su cabeza en mis manos, sus pequeños y regordetes labios hacían un leve puchero.

—¿En serio? —Pronunció bajito.

Deposité un corto pero apasionado beso en su boca, la única que me hacía sentir que la vida era realmente magnífica.
Sonaba cursi.
Llegué a la inexplicable conclusión; estaba enamorado.

— La única que puede joderme la vida si algo está mal en la suya, eres tú. ¿Creo que me expresé bien?

— Park, te falta un toque de dulzura.

Si le dijera todo lo que pienso...

— ¿Quieres que te diga algo cursi?

— Sí. — Ambos sonreímos.

Sentía calor en mis orejas. Me recordé; lo hice única y exclusivamente por ella.

— Princesa, te amo.



INSENSIBLE© |•Park Jinyoung•|✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora