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Una inquietud oprimía mi pecho, quitándome el aliento. Los pasos de Belzebur eran lentos y cuidadosos, los frondosos bosques ya habíamos dejado atrás dando paso a un sendero de pocas arboledas, aun así sentía un aura peligrosa tras mio, que llenaba mi corazón de temor.
- Vamos cariño. Los demás ya están adelantados - la dulce voz de legolas destruyó mi nube de pensamientos en un instante, trayendome nuevamente a la realidad. Sus azules ojos me miraron con preocupación, una preocupación que veía en el hace días.
- Apresura el paso Belzebur - susurre al oído del corsel. Con un bajo relincho sus patas se movieron con más rapidez aumentando la velocidad del paso.
- Mi corazón detesta ver como el brillo de tus ojos de a poco se desvanece, cada vez que nos acercamos aun más-
Sus palabras me llevaron a recordar, cuando mis lágrimas solo tenían un motivo... La pérdida de mis padres. Cuando mis risas surgían de los más pequeños y hermosos detalles, y mis sueños eran puros e iluminados. Mis memorias pasaban como un proyector. Ahora el motivo de mi llanto era acompañado por millones de almas en pena, y mis risas eran tan escasas como la fe que habitaba en la tierra media. Muchas veces uno sonríe con razón, y otras para calmar la angustia de que todo podría acabar pronto.
Mi corazón dio un vuelco ante la dirección de mis pensamientos. ¿Me estaba dando por vencida? ¿Acaso estaba bajando las armas? ¿Estaba dándole a la muerte pase libre para arrebatar vidas?. Una lágrima recorrió mi mejilla, oculta en mi largo cabello rubio.
Cada grito, cada último aliento, cada sueño destruido, y cada lágrima de dolor, se veía reflejada en las marcas de mis brazos, y los cortes en mis piernas. El dolor no existía en ellas al compararlas con aquellas vidas pérdidas, y esos rotos corazones.
-pude hacerlo mejor - mi interior se recriminó. Una angustiosa culpa se extendía dentro mio, deseando con todas mis fuerzas volver el tiempo atrás, y salvar esas almas inocentes. Pero no podía... Ellas ahora eran un hermoso recuerdo en las memorias de quienes lo amaron, y ocupaban un lugar en las estrellas de la noche.
- Con cada paso que nos acercamos... Mi alma se oprime más y más, y las fuerzas se me agotan. No puedo soportar las cargas de tantas vidas. Pude haberlo hecho mejor legolas... Pude haberlos salvado-
Sus blanquecinos dedos se entrelazaron con los míos a pesar de la distancia, dejando que su calidez y suavidad relajara los rápidos latidos de mi corazón.
- todos admiramos y presenciamos tu valentía y esfuerzo Selene. A pesar de que las estadísticas dijeron que no sería posible, y los enemigos nos acorralaran con filo de espada, jamás diste por vencida el alto de tu arma, tu corazón se mantuvo firme y tu mirada fija en una misión. La salvación de un pueblo azotado por el poder de una maldad eminente -
