Las puertas de la cuidad estaban siendo acribilladas. Desde las alturas, veía a los orcos empujar las puertas como pequeñas hormigas amontonadas. Busque con la mirada a Gandalf, y lo encontré dando órdenes a diestra y a siniestra, a los soldados que seguían lanzando flechas desde el muro.
Los orcos eran demasiados, y no tardaron en cruzar el muro con sus altas torres, tomando las riendas del Nazgûl, volé hasta ellos, empujando y lanzando con las garras de la bestia a muchos de ellos. Un orco me gruñó enfurecido, y en un rápido movimiento lanzó una flecha al lomo del Nazgûl, quien soltó un alarido, que ensordecio a todos. Asustada, gire la cabeza en dirección a la flecha, suspiré aliviada al ver que solo había sido un rasguño y alze vuelo hacia las otras torres que se acercaban. Destrui una más, llevándome un orco que quedó sujeto a las garras de la bestia. Ví el filo de un hacha relucir, y con una mano sujetando las sojas, y la otra tomando una flecha, en un rápido movimiento le lanze una flecha, que el orco esquivo debido a la mala postura en la que estaba.
— maldición— masculle tratando de tomar otra flecha, pero el orco fue más rápido, y clavo el hacha en el Nazgûl, quien grito y cayó conmigo sobre el.
— ¡Selene!— oi el grito de Pippin. El viento revolvía mi cabello, y mi estómago se estrujaba a medida que me acercaba más al suelo. Si no hacía algo pronto, moriría en el impacto. Cerré los ojos con fuerza, y el susurro de mi madre al oído me hizo abrirlos.
«Recuerda quien eres hija». Rápidamente, dejé fluir la energía dentro de mí, saliendo de mi cuerpo para rodearme. La gravedad dejo de controlarme, y detuve la velocidad de mi caída. Mis pies tocaron el suelo, mientras que mi corazón saltaba llena de adrenalina.
— Debería empezar a utilizar más mis dones. — murmuré para mí misma desvainando mi espada, para matar a un orco que corría hacia mí.
Clave mi espada en su abdomen, y la saqué empujando su cuerpo de una patada. Al alzar la mirada, ví el cielo oscurecerse. Temblé al saber que no era por qué la noche se acercaba, sino porque Sauron estaba cada vez más cerca.Un fuerte golpe atrajo mi atención, y bajando la vista ví a una enorme cabeza de lo que parecía ser un lobo, hecha de metal y fuego, golpeando la puerta con fuerza. Corri por las escaleras de la cuidad, hasta llegar a las puertas, donde me encontré con Gandalf a caballo.
—¡Resistid,Resistid!— gritaba el mago.
Guarde mi espada en la funda, y me acerque a las puertas siendo contenidas por los soldados.
—¡Todos atrás!— exclamé. —¡Atrás, atrás!.
Los soldados se apartaron, y estire mis brazos hacia abajo, formando una energía blanca que empezaba a flotar alrededor de ellas. Los soldados exclamaron asombrados, al ver como mi energía protegía la puerta, o más bien... Los protegia a ellos.
Otro nuevo golpe llegó, y esta vez, quebró en mil pedazos la gran puerta, las astillas cayeron a los lados, y los orcos gritaron empezando a correr. Pero ahí se quedaron, atascados en mi escudo, golpenando, gruñendo, y clavando, con fechas, espadas y hachas.
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Verdadera esencia - Legolas Y Tu-
أدب الهواةTercer libro de la trilogía |El corazón de un Ángel|.