1.-Siempre quise una.

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Miraba la televisión como de costumbre por instantes que le llegaran a llamar la atención ya que, con normalidad su vista estaba sobre el videojuego que compartía en línea con sus amigos del instituto. Se trataba de una película, una que le encanta a su hermana quien muy atenta sentada en el suelo observaba la pantalla. Era lo mismo de siempre, cuando caían las fiestas navideñas y de fin de año en Konoha, la programación se resumía en películas y series con este tipo de cliché y la película que veía Himawari no era la excepción, una novela navideña. Debía confesar que en más de una ocasión llegó a verla y a agradarle pero ¿Qué pensaría su padre?, no, aun peor, ¿Qué pensaría su amiga Uchiha? Seguro le haría la vida a trozos si llegaba a enterarse de sus gustos hacia una película de romance "para niñas".
Un escalofrío recorrió su espalda tan sólo de pensarlo haciéndolo temblar de forma brusca.

—Hermano... ¿Qué me darás para navidad? —Escuchar la dulce voz de su hermana lo hizo despegar por completo la vista de su videojuego y con una sonrisa rascó su mejilla.

—Bueno, no lo había pensado ¿Como qué te gustaría? —Cuestionó el adolescente viendo el ligero puchero que hacía la niña.

—Un peluche como el que me rompiste, tonto —Exagerando el tono de su voz, dejó salir ese comentario haciendo sentir culpable a el mayor, cosa que la expresó en una mueca un tanto nerviosa.

—Bien, bien... Un peluche será —Asintió rascando tras su nuca.

El sonido de la puerta lo hizo girar tanto a él como a su hermana en dirección a la entrada de la sala distinguiendo una cabellera de llamativo color con el cual Himawari parándose de un brinco le hizo correr hacia la persona.

—¡Papá! —Gritó lanzándose a brazos de su progenitor riendo feliz.

—Ah, Himawari cuanto pesas ya —Se quejó el adulto haciendo su mayor esfuerzo por cargar a su hija.

—Eh viejo ¿Y ese milagro que estás en casa? —Cuestionó el rubio levantándose y caminando con las manos en los bolsillos hasta donde estaba su padre. -Bienvenido -Masculló guardándose la emoción de que su padre se hallara temprano en su hogar.

—Vengo por ti

—¿Eh? ¿Y yo por qué?

—Ah... Te explicaré en el camino -Rió con debilidad bajando a su hija. —Uh ¿Y su mamá?

—Durmiendo arriba —Contestó la menor —¿A dónde llevarás a Boruto? ¿Por qué no puedo ir yo?

—Oh, es cosa de niños —Murmuró con un tono de voz suave mientras reía. —Boruto ve por un...

—Sí, sí un abrigo —Amargado el adolescente subía las escaleras mientras meneaba la mano restándole importancia. —Ya qué —Con arrogancia habló pero, por dentro se preguntaba ¿Qué iban a hacer juntos que tanto le entusiasmaba a su papá?

(...)

Una vez en auto, Boruto miraba por la ventana ¿Y si le preguntaba qué iban a hacer? ¿Se vería interesado? No quería mostrar interés en ninguna de las cosas que su padre le presentara era detestable y más habiendo establecido esa actitud falsa de rebeldía.

—¿Recuerdas qué me pediste el año pasado? —Cuestionó el adulto mientras manejaba.

—Un videojuego, y me lo compraste... —Murmuró hundiendo su rostro sobre la bufanda.

—Antes de eso... Y te lo negué —Corrigió con una sonrisa.

—¡Oh! ¡¿Una serpiente de mascota?! —Cuestionó alegre dando un brinco sobre su asiento y sintiendo como sus ojos brillaban de emoción.

—S-Sí... —Riendo nervioso, Naruto asintió. —Sigo sin estar muy de acuerdo pero, tu mamá insistió en que te la comprara, después de todo una mascota no te vendría mal.

—¡Wow! ¡Siempre he querido una desde qué...! —Apretando sus manos el ímpetu bajó, recordando así a el niño que llegó a ver alguna vez, y la serpiente que este llevaba.
Sus mejillas se sonrojaron, ya tenía el nombre ideal para su mascota, "Mitsuki".

—¿Qué pasa? ¿No la quieres?

—¡No! ¡Por supuesto que la quiero! —Asintió con velocidad.

—Vale, pasaremos por ella con un compañero de trabajo y de ahí me gustaría que me acompañaras por los regalos, por eso no quería traer a Himawari. —Explicó. —Sólo esperemos que no sea muy grande tu viborita, ¿Sabes? Sasuke tenía una.

—Ah... Sasuke —Un suspiro salió de los labios de el rubio, ¿Quién diría que su más grande amor platónico fuese a ser igual un fan de los reptiles? Sólo esperaba no haber sido tan obvio con aquel suspiro de colegiala enamorada, sin contar que se trataba del padre de su amiga.

—Por ende no me dan miedo, son adorables. —Rió el adulto. —Bien, hemos llegado. —Aparcando por la banqueta, retiró los seguros y bajó. —Ven, tendrás la oportunidad de elegirla.

(...)

—Así que tu hijo está interesado en esta clase de mascotas. —Un hombre de largo cabello y aspecto andrógino guiaba a ambos por el serpentario ese que le pertenecía desde ya bastante tiempo y le hacía ganarse la vida. —Bueno, muchacho debes entender que las serpientes son animales especiales que suelen decir deben tener un vínculo contigo.

—Wow... —Asombrado, Boruto veía cada uno de los aparadores de cristal en ese extenso pasillo en donde se hallaban los reptiles de colores y tamaños, todos eran realmente de su gusto.

—Además, cabe mencionar que todas muerden, por más amistosas y menos venenosas que sean muerden cuando se sienten amenazadas. —Explicaba Orochimaru continuando por el tour de su particular casa.

—Bueno, he investigado lo suficientemente en internet, me siento preparado para cualquier adversidad, quiero una albina.

—¿Albina? Vaya qué específico —Con una sonrisa un tanto siniestra Orochimaru se detuvo frente a uno de los aparadores. —Todas estas son pitón, las más recomendables para principiantes como tú. Al principio son muy pequeñas pero llegan a alcanzar dos metros.

—¿Dos... Metros? —Las cejas de Naruto se arquearon antes de soltar un suspiro. ¿En qué se había enrollado? Ahora no podía negarlo pero tampoco deseaba tener un animal de tal tamaño.

—Sí, dos metros... Aunque bueno depende de sus cuidados y hábitat. Una vez te acostumbras, no lo notarás. —Explicó el hombre. Boruto se acercó a el cristal y posó su mano en él viendo por todo alrededor antes de hasta el fondo ver justo la que quería, una pitón albina.

—¡Oh! Esa, esa... —Señaló entrecerrando los ojos.

Una de sus cejas se alzó tras ver como si la serpiente flotara cosa que le hizo abrir los ojos, comenzó a seguir a la serpiente la cual se iba a un lado y justo cuando terminó el aparador y comenzó un pasillo vio que la serpiente no flotaba, sino que alguien la estaba cargando en brazos.

—Ven preséntate, quizá sea tu primer cliente. —Dijo Orochimaru igualmente asomado en el pasillo.

De entre la sombra comenzaron a oírse unos pasos y poco a poco se comenzó a ver la silueta de el adolescente que sostenía ese reptil que con ansias deseaba Boruto.

—¿Qué pasa, papá? —Cuestionó con tranquilidad un muchacho mientras mantenía a la pequeña víbora en su brazo.

Snow Snake {°MitsuBoru°}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora