Snow Snake {°MitsuBoru°}

4.- Creo que estos son los celos.

Los villancicos mezclados con el olor del pavo se hacían presentes en aquella tienda departamental donde Boruto sostenía un peluche de Santa Claus del cual podía oprimir el estómago y este soltaba una ridícula frase navideña cosa que le hacía poner una mueca de desagrado tan sólo de oírla.

—Si tanto te molesta ¿Por qué lo sigues haciendo? De verdad me sacas de quicio. —Con una mano en la cintura y otra sobre su frente, Sarada veía a su amigo juguetear con el peluche a pesar de quererse hacer el serio. —Anda ya. ¿Qué vas a comprar? Papá se va a desesperar de estar afuera. —Apresuró pasando a cruzarse de brazos.

—Perdón, perdón... Es que no encuentro el peluche que mi hermana quiere. —Dijo el rubio dejando en su lugar a el pequeño Santa y tomando de la muñeca a su amiga. —Ven veamos arriba.

—Ya, ya lo que quieras pero s-suéltame. —Avergonzada, la chica se soltó del agarre del Uzumaki y continuó caminando, a veces era bastante divertido estar en compañía de este, puesto que era de lo mejor.

—Necesitamos un panda, sí, de preferencia rosa.

—¿Rosa? Prefiero las cosas rojas.

—Yo igual pero mi hermana es mi hermana, además se lo debo así que heme aquí. —Explicó subiendo las escaleras con cuidado.

(...)

—Muchas gracias. —Decía el rubio tomando la bolsa de su compra mientras hacía una ligera reverencia. —Uff un problema menos. —Dijo volteándose a ver a su amiga quien sostenía ahora dos bolsas en las manos. —¿Cuándo conseguiste eso?

—Mientras comprabas, eso. —Dijo utilizando sus dedos para empujar con delicadeza sus lentes y acomodarlos. —Me parece que demoras más que una señorita escogiendo ropa.

—Qué penoso... ¿No hallaste mejor ejemplo? —Ocultando parte de su rostro en su bufanda mientras caminaba a la par de la chica, giró su vista hacia otro lado.

—No —Con un tono burlón, dejó salir una adorable risa y continuó caminando. —¿Ahora que haremos?

—Mi mamá me dijo que si llegaba a ver pan con frutas comprara ¿Crees que tu papá quiera llevarnos a conseguir?

—No lo sé, me dijo que deseaba llegar temprano a casa y eso... —Saliendo del lugar continuó caminando hacia donde había estacionado su padre. —Quizá si se lo pedimos pueda que se apiada...

—Tu papá es genial. —Murmuró sintiendo sus mejillas enrojecer tan sólo de imaginarse a el adulto.

—Ya lo sé, no por nada mi mamá está tan enamorada de él. —Feliz dijo Sarada deteniéndose un momento.

—Sí y... ¿Qué pasa? —Mirando en dirección hacia la chica, fue que pudo notar la razón por la cual se había detenido.

Frente a ellos se encontraba Mitsuki, con una bolsa en manos, una de regalo mientras que en las comisuras de sus labios había pequeñas migajas de pan de frutas y un leve color rojo en su nariz y mejillas.

—¡Pan! —Gritó la chica de cabello azabache.

—Boruto —Saludó Mitsuki cerrando sus ojos momentáneamente.

—¡Pan! —Gritó de igual manera el rubio. —Mitsuki ¿Dónde lo has conseguido?

—Bueno... —Pasando la manga de su abrigo por sus labios limpiando con delicadeza continuó. —En la siguiente calle hay una abuela vendiéndolo, está bastante rico la verdad.

—¿Se conocen? —Cuestionó Sarada cruzándose de brazos.

—¡Ah! —Corriendo hacia a lado de Mitsuki, Boruto le tomó del brazo y jaló. —Él es quien me vendió una serpiente.

—¿Serpiente? Qué gustos.

—Suena raro pero son súper lindas y adorables. —Dijo feliz siguiendo con los tirones que daba del brazo del mayor. —Irá a la cena.

—Hola, mi nombre es Mitsuki un gusto —Se presentó una vez estuvo más cerca de la chica.

—Sarada Uchiha. —Dijo la chica acomodando sus lentes una vez más.

—¿Uchiha? He oído bastante de ustedes ¿Es cierto lo de la leyenda? Me gustaría saber si tus ojos brillan en la oscuridad. —Murmuró con una sonrisa.

—¿De verdad sólo conocen a mi familia por esa tonta leyenda? Aunque realmente no es tan genial como se oye ¿Sabes? Soy la Uchiha con la peor vista de todo el legado. —Habló la adolescente sonriendo. —Agradezco el interés, Mitsuki. Espero llevarnos bien.

—Tu papá fue alguien muy importante para el mío.

—Oh... —Boruto sólo seguía con sus ojos a cada uno en cuanto se daban la oportunidad de responderse entre sí, llegaba a sentir que sobraba y en cierto modo le molestaba.

El problema era que no sabía si se molestaba por Sarada o por Mitsuki.