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"Gracias, Sr. y Sra. Ookami. Su habitación está rodeando la esquina - número dieciocho." El empleado le sonrió felizmente a la nueva pareja. "Disfruten su luna de miel en nuestro Resort."

"Lo haremos!" Respondió Kikyo y arrastró a su 'esposo' Kouga tan rápidamente como fuera posible antes de cerrar.

Entraron a su suite y Kikyo inmediatamente se puso a revisar el lugar por bichos (del tipo auditivo, no del tipo que pican) mientras Kouga se tomaba su tiempo disfrutando de las mentas gratis en las almohadas de la enorme cama emperador.

"Tengo una teoría." Dijo Kikyo, regresando a la habitación del baño.

"Las sábanas no están lavadas apropiadamente?" Adivinó Kouga, inspeccionando críticamente el satín bajo él.

"No - es sobre Inu."

"Se llama Inuyasha."

"Me importa?" Resopló Kikyo y se sentó en la cama, cruzando sus piernas delicadamente y colocando sus manos en su regazo. "Creo que es muy lógico asumir que ha sido recogido por alguien."

"Oh sí?" Kouga no sonó interesado.

"O secuestrado por alguien." Asintió ella.

"Extraterrestres?"

"No - humanos." Asombrosamente ella lo había tomado seriamente. "Ningún hombre en el instituto ha logrado encontrar su cuerpo en un radio de diez millas de la costa, y han registrado el océano entre aquí y allá. Así que o ha flotado más allá del radio como un cadáver - o alguien lo encontró y cuida de él."

"Por qué piensas eso?"

"Porque si hubiese muerto desangrado, estaría allá afuera esperando por nosotros para encontrar su cuerpo. Y no podría ser enviado al hospital, de lo contrario la herida de bala ya habría sido reportada. O estaría en una morgue... pero he revisado todas las locales y no está en ninguna."

"Tal vez hizo una parada en la ciudad después de todo?" Kouga se acostó en la cama, mirando el techo.

"No con su apariencia. Y he revisado los hospitales en las ciudades cercanas, e incluso en Tokio."

"Entonces está por aquí en algún lugar siendo hospedado por alguien que no dice nada." Kouga se encogió. "Tal vez está despierto y los ha hecho guardar el secreto."

"Eso creo." Kikyo sonrió. "Nos estamos acercando. Lo sé."

Probablemente no había razón de por qué despertó a mitad de la noche, además del hecho de que su boca estaba seca y quería un vaso de agua. Kagome se levantó, bostezando, y se dirigió con pies arrastrados fuera de su habitación hacia la cocina. Estaba oscuro afuera, así que no podía ver nada además de las polillas que colgaban de las ventanas debido a la luz de la cocina.

Se sirvió un vaso de agua y pausó un momento para tomar unos sorbos. Casi suelta el vaso completamente cuando un masculino grito atravesó el aire.

"ALÉJATE DE MI!"

Era Inuyasha, gritando a todo pulmón. Sin ninguna consideración por su propia seguridad, atravesó la casa hacia la habitación y abrió la puerta. Esperaba que alguien estuviera sobre él... pero no había nadie además de él mismo.

Estaba retorcido en las sábanas, forcejeando como si estuviera atrapado por amarres invisibles e incapaz de alejarse de lo que sea que estuviera causándole su sufrimiento. "Inuyasha!" gritó ella, intentando despertarlo. Pero no respondió.

"Dos, dos, nueve O..." la respiración de Inuyasha estaba tornándose laboriosa. "Era él...! No me toques! Te mataré!"

No estaba gritándole esto a Kagome... sino a algún fantasma en su sueño.

Descubriendo SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora