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Kagome encontró a Inuyasha sentado en el pórtico, suspendiendo una mano para escudar sus ojos del intenso sol. Supuso que sólo intentaba lucir fresco.

"El sol lastima tus ojos de nuevo?" adivinó ella.

Él saltó ante el sonido de su voz que llegó inesperada. "Uh… sí…" Él removió su mano pero no hubo caso… aún podía verlo…

Kagome frunció cuando Inuyasha entrecerró sus ojos al cielo. "Estás bien?"

"Estoy bien. Puedo comer un sándwich, por favor?" preguntó rápidamente.

Sintiéndose como si le hubiesen dicho ir a hacer sus tareas por su madre cuando sus padres querían 'hablar', frunció un poco más y entró.

Inuyasha movió una mano en frente de sus ojos mientras levantaba la mirada, y notaba el definido destello en la luz ante él. Antes todo lo que había podido ver era negro… pero ahora… cuando estaba afuera en el sol, el negro se aclaraba varios tonos de gris. No entendía bien, pero se sentía como si su mente estuviera jugándole bromas otra vez.

Kagome regresó con su comida y sonrió mientras se sentaba junto a él. Se giró para encararla y se asustó cuando vio una borrosa sombra negra de algo contra todo el gris. "Te traje tu sándwich… es de pollo… está bien?"

"Sí…"

"Pareces muy callado esta mañana." Ella ladeó su cabeza. "Escuché que estuviste despierto anoche. No pudiste dormir?"

Él había estado mirando el techo desde su cama… mirando los tres espectros de luz gris que había visto sobre su cabeza. "Kagome… cuántos bombillos tengo en la luz en mi habitación?"

"En MI habitación, creo que quieres decir." Lo corrigió ella. "Cuatro."

"Entonces creo que uno está fundido." Dijo él simplemente y ella le dio una mirada sospechosa.

"Está bien, Sr. Bimble, voy a tomar una ducha y creo que debes tomar una siesta, sí?" dijo ella lentamente y regresó adentro.

Por supuesto que ella se desvió y terminó vagando por la casa por casi una hora antes de realmente ir al baño, y para entonces, Inuyasha seriamente estaba comenzando a cuestionar su salud mental. Lentamente las cosas estaban comenzando a tomar forma a su alrededor. Y desde un punto cuando sólo podía ver sombras, veinte minutos después vagamente podía ver tonos diferentes de gris y algunas veces detalles. Todo era un poco extraño… todo estaba en blanco y negro… y aún del lado oscuro de la escala… en realidad podía ver cosas vagamente.

Caminó por la cocina, buscando el corredor, pero se tropezó con algo a los pies. Bajó la mirada y vio un bulto negro en el suelo. Se agachó para darle un vistazo más de cerca y lentamente lo recogió, girándolo en sus manos. Era un libro… uno grande, pesado y negro… y realmente pudo ver la diferencia en la cubierta y las páginas adentro.

Lo soltó apresuradamente y decidió que debía haber algo en sus ojos - así que fue a lavarlo y entró en el baño, olvidando que Kagome AÚN estaba ahí.

"Ah! Inuyasha!" Kagome se paralizó, a medio camino de alcanzar por su toalla mientras salía de la ducha. "Nunca escuchaste de golpear?"

Inuyasha sólo podía mirar indefenso. Kagome estaba de pie completamente desnuda ante él y actuaba como si fuera la cosa más natural en el mundo. Por sentado, realmente no podía ver mucho detalle… pero podía ver la forma básica, y de repente el vapor en el baño se tornó mucho más caluroso. "Maldición, es algo bueno que estés ciego." Murmuró ella, finalmente envolviendo una toalla a su alrededor - haciendo a Inuyasha recordar desviar su mirada a otro lado.

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