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A Kagome le fue dada una fuerte sacudida cuando permaneció en silencio en vez de responder.

"Quién eres?!" siseó él.

"Mmphmomif..." intentó ella decir a través de su mano.

Después de un momento él aflojó su agarre y le permitió respirar apropiadamente. "Dime!"

"S-soy Kagome... Kagome Higurashi... Te salvé de la playa... recuerdas?" su respiración era mayormente entrecortada del repentino susto que había recibido.

"No." Dijo él simplemente, aún rehusándose a soltarla y encararlo.

"Bueno... lo hice..." ella miró alrededor rápidamente, buscando un escape o algo para sacarla de esta situación.

"Qué pasa con tu voz?" preguntó él de repente.

"Nada..." dijo ella débilmente pero con indignación. "Tuve un resfriado recientemente... pero eso-"

"Cállate y dime dónde están los otros." Ella pudo sentirlo moverse incómodamente. Cómo podía permanecer de pie con heridas tan horribles como las suyas?

"Otros?" ella intentó retirar gentilmente su mano sin éxito.

"Sólo me has capturado para esperar por los otros." Dijo él firmemente.

"N-No... te dije... te encontré en la playa, mal herido y he cuidado de ti."

"Si esa es la verdad entonces por qué no enciendes las luces y me muestras tu cara." Espetó él.

Ahora eso confundió a Kagome. Era mediodía y la luz entraba por cada ventana en la casa. Encender las luces no habría tenido mucho efecto en el actual nivel de luz... entonces a qué se refería.

"Están encendidas." Señaló ella.

"No soy ciego, por supuesto que están apagadas! Dónde estamos?!" él apretó su garganta más fuerte y gimoteó levemente.

"E-estamos en una casa al lado del mar - no lo ves?"

Hubo un largo silencio antes de que su agarre se aflojara. "Puedo olerlo."

"Y también puedes verlo, por esa ventana." Ella intentó señalar con su mentón.

Él la liberó instantáneamente y se tambaleó unos pasos, reluctante a girarse hacia él o hacer algún movimiento repentino. "Qué me hiciste?"

Kagome se asomó cautelosamente sobre su hombro, sus ojos abiertos incrédulos. No sólo era capaz de sostenerse de pie, sino que su rostro ahora estaba completamente limpio de heridas. Aún había rasguños en su hombro y estómago, y su pierna derecha aún parecía un poco adolorida... pero se veía bien. Aparte del hecho de que no parecía estar enfocándose en nada, incluso ella.

"Estás... bien?" ella alcanzó titubeante para tocar su hombro gentilmente. Pero pareció que el contacto fue inesperado e indeseado, e hizo una mueca y retrocedió un poco, sus ojos buscaban el espacio ante él donde ella debería estar.

"Por qué no puedo verte?" demandó él, levemente nervioso.

Kagome lo miró, lento horror la invadió ante su crisis. "Oh, dios mío... estás ciego?"

"Tú me hiciste esto!" rugió él y se precipitó hacia ella.

Kagome gritó y salió del camino para que se estrellara con el refrigerador. "Por qué estás atacándome?!"

"Tú hiciste esto!" repitió él y giró uno de esos peligrosos puños hacia ella. Lo esquivó rápidamente y decidió permanecer ahí desde que era obvio que no la encontraría.

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