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"¿Le gustaría una bebida?" ofreció la recepcionista.

"No."

"¿Está segura?"

"Sí."

"¿Una revista o algo?"

"No, gracias…"

"¿Algo de comer?"

"No, gracias…"

La recepcionista suspiró y se rindió. "Bien… sólo oprima el botón al lado de la cama si necesita algo." Ella salió de la habitación de visitantes, dejando sola a Kagome. Sólo se sentó en la cama y cerró sus ojos, intentando bloquear la cantidad de sangre que había visto. Pero cada vez que cerraba sus ojos veía toda la escena en la cocina en sus párpados. Fue forzada a abrirlos nuevamente y miró vacía la pared… y aún toda la sangre parecía manchar su visión.

¿Por qué no podía haber sido una chica normal, como su abuelo siempre quiso…? Por qué tenía que involucrarse con agencias secretas del gobierno y espías y… y con Inuyasha…

Su corazón dolía tanto que pensó que realmente le pasaba algo malo físicamente. Nunca se había sentido así de mal. Ni cuando su abuela había fallecido.

Kagome rodó para estar bocabajo en la cama. Su mejor posición para pensar, como resultó. Media hora después de encontrar la nota había ido a una cabina telefónica (porque el de la casa había sido destrozado) y llamó al número privado del Agente Sesshomaru. Había arreglado para que un escolta la llevara directo a la agencia… y todo fue hecho sin que Naraku lo descubriera.

Por supuesto… no había llegado con evidencia real de que esto fuera hecho por Naraku… pero al menos probaba que en lo que sea que estuviera involucrada, era muy serio. Así que ahora había sido metida en esta habitación y sólo tres personas sabían que estaba aquí - la recepcionista, Sesshomaru y el hombre que la había recogido de la cabina para traerla aquí.

Kagome suspiró… Sesshomaru creía que ahora Inuyasha estaba muerto… era eso o la sangre le pertenecía a Yashira Koshi, quien estaba muerta. Estaba segura que al menos uno de ellos estaba muerto. No era una consoladora idea.

¿Cuánto tiempo estaría aquí? ¿Un día? ¿Una semana? ¿Hasta que Naraku lo descubriera y enviara un par de asesinos tras ella?

De repente la puerta se abrió y la Agente Kagura entró. Kagome se giró para mirarla, insegura de si podía confiar en esta mujer o no.

Kagura asintió en saludo. "Escondiéndote de Naraku?"

Kagome no respondió.

"El Agente Sesshomaru quiere verte en su oficina. Confía en que te lleve allá segura." La Agente Kagura mantuvo abierta la puerta para ella.

Kagome sólo titubeó por unos momentos antes de levantarse lentamente y permitirle a la mujer llevarla fuera de la habitación. Se movía sorprendentemente rápido… pero Kagome no tenía la energía para moverse así de rápido.

"Vamos, Srta. Higurashi… si alguien la ve entonces Sesshomaru no estará feliz." Kagura agarró su brazo gentilmente para hacerla mover. "Ni siquiera el joven de los sándwiches está permitido a verte aquí."

Kagome rápidamente se dio cuenta que Sesshomaru no quería confiar en nadie, así que dejó que Kagura la moviera más rápido, pasando por corredores más pequeños y lejos de las áreas concurridas. Finalmente llegaron a la oficina de Sesshomaru y entraron sin llamar. Los ojos de Kagome cayeron inmediatamente en el visitante con Sesshomaru en la habitación.

"Srta. Higurashi… permítame presentarle a nuestro pequeño informante." Dijo Sesshomaru calmado y señaló al joven ante él. "Él es-"

"Kouga." Jadeó Kagome en shock.

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