6

989 96 4
                                    

Sota corrió apresuradamente tropezándose con los zapatos de Kagome, la llamó varias veces pero no despertó.

- ¡Kagome! -

Se estaba desesperando, la montó encima y empezó a tirar de ella.

- ¿Qué pasa, Sota? - trató de taparse con la suave colcha de nuevo.

- ¡Es mamá! -

Como un rayo Kagome le arrebató el teléfono, estaba muy preocupada y más por el estado deplorable que de seguro debía encontrarse su madre.

- ¡Hola mamá! ¿Estas bien? - la mujer de la otra línea rió entre dientes.

- Claro que si cariño. Solo te llamaba para avisarte que la boda de tu hermana será el domingo, y necesitamos que vengas desde ahora. - suspiró aliviada.

- Pero hoy es lunes. - reprochó malcriadamente - Iré el sábado -

- No Kagome, estarás una semana con tu hermana te guste o no. Si deseas puedes traer algún acompañante, debes tener novio -

- ¡Mamá! - abrió los ojos sorprendida.

- Adiós cariño, te espero - sin más colgó.

Tiró el teléfono a un lado y echándose en la cama se sobó la cara. ¡Estúpida Kikyou! De seguro era ella quien le había pedido a su madre, el que fuese una semana antes a Boston. Ya se la imaginaba pavoneándose en todo su frente las 24 hrs del día, y describiendo lo guapo que era su futuro esposo.

- Oye Kagome, deja de tirarte tan brusco en la cama. Estropearás las pocas bolas que tendrán tu futura pareja - ella abrió los ojos de golpe, reconocía perfectamente esa voz. Las mejillas le ardieron y las palabras se le atragantaron.

- ¿Qué haces aquí Inuyasha? ¡Largo! - se paró echa una furia.

- Pero qué carácter, ¡hey Sota! - el pequeño volteó atento - Espero que no hayas heredado la poca paciencia de tu hermana -

- Claro que no amigo. - con una sonrisa siguió jugando en la consola.

- ¿Qué has querido decir con eso? ´- rechinó los dientes. -

- Vamos a la sala. -

Ella le obedeció bufando y una vez afuera Inuyasha la cogió por la cintura y la pegó a él.

- ¿Pensaste que me había olvidado de lo de anoche? - con la voz ronca le chocó los labios.

- Aléjate Inuyasha - posó sus manos en su pecho.

- No -

- Altanero -

- Provocativa -

- ¿Eh? - pero antes de que siguiera reprochando, él la besó.

Rodeó su cuello con sus brazos y él la pegó más a sus caderas, un suave gemido salió de los labios de Kagome al sentir las frías manos de él sobre su muslo. Inuyasha se sentía en la gloria, estaba empezando a sentir cosas extrañas hacia esa mujer, lo desesperaba pero a la vez amaba esa locura tan propia de ella. Ronroneó contra sus labios mientras ella jugaba con su lengua, era una sensación placentera; solo con él se sentía tocando el cielo olvidándose de su alrededor. Inuyasha le tocó con los pulgares los pezones por encima de la blusa, mientras mandaba fuertes corrientazos en todo su cuerpo, estaba segura que si seguía de esa forma terminaría cediendo a todos sus caprichos de macho caliente.

- Hay mejores lugares para hacer ese tipo de ejercicio - Sota apareció de repente quedándose estático por la escena.

- A tu habitación - quiso gritar pero estaba demasiado jadeante.

Esposo PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora