. . .

31 1 0
                                    

Nathan-
Ouch...Me duele la cabeza...¿Dónde estoy? Me senté en la cama para observar el lugar con detenimiento, no recuerdo nada...
-¡Buenos días, Angioletto!-
Ethan apareció por la puerta de madera oscura.
...¿¡QUÉ DIABLOS!? ¿Qué? ¿Por qué? Tantas preguntas solo provocaban más dolor en mi cabeza.
-Ethan...¿Qué pasó? ¿Por qué me trajiste aquí? Mi mamá me matará cuando sepa que pasé la noche en otro lado-
El tipo se sentó en la cama acercándose a mí poco a poco.
-Yo...Llamé a tu mamá anoche, pero...¿de verdad no recuerdas nada...nada?-
Negué con la cabeza confundido, Ethan soltó un enorme suspiro acompañado de risas aliviadas aunque nerviosas igualmente, acto seguido envolvió sus brazos alrededor de mí y hacerme recostar de nuevo.
-¡Ouch! ¡Ethan! ¿Qué debería recordar? ¡S-Suéltame!-
Comenzó a plantarme besos en la frente, la nariz y uno que otro en el cuello haciéndome reír aún confundido.
-Nada, a desayunar-
Dijo con alegría para después correr hacia el comedor conmigo en mano, en el camino me di cuenta...no tengo la misma ropa que llevé a la fiesta, ¿¡Qué debo recordar!?
Al llegar al lugar nos recibió una bonita mesa de madera clara con muchas cálidas decoraciones, acompañado de una señora con uniforme que nos trajo el desayuno, ambos comimos mientras platicábamos de cualquier cosa y hacíamos chistes tontos riendo a carcajadas.
-¿Y tus padres no te regañaron?- pregunté
-Mis padres nunca están, así que no hay problema- Dijo guiñando un ojo. Debe ser triste para él estar solo en esta enorme casa, pero no le tomé tanta importancia, entonces seguimos bromeando hasta que terminamos el desayuno y me llevó a mi casa, paramos entes de entrar.
-Por cierto...- Dijo Ethan, yo lo miraba con atención para escucharlo.
-Lamento lo de ayer, ya sabes, por no prestarte tanta atención-
Sentí un leve sonrojo en mis mejillas, sonrojo que intentaba ocultar mientras entraba rápidamente en casa.
-Amm...está bien, gr-Gracias, supongo- y entré.
Que extraño, se disculpo por no prestarme atención, nunca nadie me había dicho eso, tal vez porque jamás he tenido la absoluta atención de nadie, ni siquiera de mi madre, que al sentir el vacío de mi casa descubrí que no estaba, aunque incómodo, no quita que fue algo lindo que quiera estar conmigo...a pesar que sea terrible para expresarme o para hablar, ahora que lo pienso...no recuerdo la última vez que reí cómo ésta mañana, es como si algo estuviera cambiando dentro de mí, más bien, como si ese extraño chico del que apenas sé estuviera cambiando algo dentro de mí...

Al día siguiente me presenté en la escuela, mientras caminaba por los pasillos en búsqueda de mi salón una puerta se abrió de golpe frente a mí, unos chicos corrieron mientras reían hacia el pasillo, seguido de ellos salió Anna, también se encontraba riendo e inhalando pesado.
-Hola, Nathan- Dijo apenas me vió.
-Ho-Hola- respondí.
-¿Necesitas algo?- le decía feliz
-Yo no...¿Por qué salieron así?-
- ¿Así cómo?- de verdad se veía confundida.
En ese momento notaba algo extraño por lo que busqué sus ojos, estaban cristalinos.
-¿Estás...?-
Intenté tocar su cara pero la quitó con cierto toque de brusquedad.
-Recuerda que solo me estás ayudando con matemáticas, no con mi vida personal-
Me miró amenazadora y se fue...era droga, ¿De dónde la habrá conseguido? Bueno, no importa, no me detendrá a llegar tarde a clase.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Feb 21, 2018 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Lo Prometo...Where stories live. Discover now