Cuervo

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01:45 am, sábado.

El cielo era gris. Nubes espesas lo cubrían, oscureciendo la noche y enfriándola con las ligeras gotas de agua que caían de ellas. Algunos se quejarían de que era una no muy linda noche para salir. Por mi parte estaba perfecto. La noche siempre era de amigos, mucho alcohol y sexo con quien esté dispuesto. No importaba el clima.

Me encontraba estacionando mi auto en el parking del bar que tanto concurría. Ese bar que se había convertido en mi segunda casa los últimos 7 meses, ese que escondía historias de cientos de personas, ese que siempre tenía sus puertas abiertas a mí y a mis amigos.

Ese que tenía mil anécdotas diferentes, pero que guardaba el comienzo y final de mi más oscura historia.

Cuervo era un bar tranquilo pero muy interesante. Las paredes graffiteadas y llenas de posters y cuadros de bandas le daban un aire Punk Rock de los 50 que tanto atraía. La pequeña entrada en frente lo hacía pasar desapercibido, y eso ayudaba a que el número de gente se limite a los que solían concurrir y sus allegados.

Saludé con un movimiento de cabeza a los guardias de seguridad y estos me dejaron pasar directamente. Después de tantos meses concurriendo, ya no necesitaba mostrar mi identificación para comprobar que tenía 23 años y por ende sobrepasaba el límite mínimo de edad que requerían para ingresar.

Caminé a paso lento por el oscuro pasillo de piedra, odiaba ese pasillo. Saqué un Marlboro Black de mi bolsillo y lo encendí. El mechero iluminó mi cara unos segundos, mostrando así la gruesa capa de delineador negro que reposaba sobre mis ojos, y unos finos y pálidos labios, resecos.

La música se escuchaba fuerte ya desde ahí dentro, una guitarra eléctrica resonaba claramente, siendo acompañada de un bajo y una batería marcando el ritmo.
Seven nation army reconocí y doblé en una esquina, atravesando la primera pista en diagonal, esquivando gente e ignorando los descarados toques que iba recibiendo. Me dirigí directamente a la escalera que llevaba al segundo piso. Al pisar el último escalón divisé, en los últimos asientos, a mis tres mejores amigos, como siempre, y una quinta cabeza que supuse era Taehyung, el nuevo novio de mi mejor amigo Hoseok.

Luego de atravesar la nebulosa de humo grisáceo que había en todo el sector, fruncí el entrecejo al notar que esa cuarta cabeza sentada con mis amigos definitivamente no era Taehyung. Esto me llamó bastante la atención, mis amigos no solían llevar a nadie allí. Ni siquiera a sus ligues esporádicos, así que con paso lento, logré llegar a los sillones y me acomodé al lado de NamJoon.

Estaban todos, Nam, Seokjin y Hoseok Luego de saludar con la cabeza a cada uno, dirigí mi mirada al chico que tenía en frente.
Castaño, jeans ajustados, una camiseta básica negra o gris oscura, zapatillas, una chaqueta de lino clara y, lo mejor de todo, una hermosa cara de ángel adornada con una leve sonrisa que decía "Soy tan santo y bueno que el agua se hace bendita cuando la toco"

Le sonreí de lado, con mi más seductora sonrisa, y le extendí la mano para presentarme.

—Park Jimin, un gusto. —El aludido aceptó mi saludo y creí notar un sonrojo en su rostro en medio de esa oscuridad. Eso me hizo sonreír aún más.

—Jeon Jungkook, pero puedes decirme Kook. —Al parecer el pequeño era nuevo en este tipo de lugares, y yo iba a estar más que contento de introducirlo en ambiente.

—Jimin, él es mi primo Jungkook. Vino de Japón, así que trátalo bien. —Me aclaró Hoseok entre divertido y amenazante. Simplemente me limité a sonreírle de vuelta y devolver la mirada al lindo chico que tenía en frente.

—No te preocupes, que yo no le haría nada malo a semejante preciosura. —Y le guiñé un ojo, haciéndolo bajar la mirada abochornado.

Oh, esto sería más que divertido.

Cuervo [JiKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora