Sus respiraciones seguían agitadas, el vapor salido de sus bocas marcados por el invierno que se negaba a irse estaba acompañado de un poco emoción de dificultosa explicación.
Unas manos que se negaban a soltarse, nexo que fue interrumpido cuando la chica de cabellos oscuros y de una sonrisa despreocupada o sínica, dependiendo de la persona que la viera, dio media vuelta para mirar a su acompañante cuya ropa desalineada le hacía parecer víctima de algún crimen.
Naru fue el primero en soltar la mano de Hilda, cuando se miraron a los ojos la constelación azul de la chica buscaba algo perdido en las esmeraldas del joven coordinador.
-Perdón-dijo Naru, mientras apartaba su extremidad.
-Eres muy extraño-agregó Hilda antes de voltearse.
Inspeccionaban el área para saber cómo regresar al centro, pues la cita con Abbie era dentro de poco más de quince minutos, pero su única pista eran los postes de alumbrado público erguidos hasta las ramas secas de algunos árboles de ramas calvas, una cámara de seguridad que se movía a ritmo artificial y una inmensidad de madera de que se entendía a direcciones dispares.
-Déjame adivinar, es la primera vez que tomas de la mano a una mujer.
El tono burlesco de la joven irritó un poco a su inesperado acompañante que, sin pensarlo, atinó a responder.
-¿En serio?
-No, han sido a muchas-<<A mi madre, tía y abuela>> pensó.
El coordinador revisó que no se le cayera nada durante la huida, el panorama parecía más desértico de lo que un parque jamás estuvo, el viento se precipitaba con violencia, pero este se detuvo como el suspiro de un ser a punto de desfallecer.
Las hojas secas se rompieron cuando Hilda de proponía seguir por alguno de los senderos, el camino hasta llegar a un punto en donde un pequeño grupo de juegos infantiles y algunas bancas viejas indicaban la cercanía de más personas, el polvo se levantó en una nube que llegó hasta las rodillas de los entrenadores.
-¿Quién es Mika? -lanzó Naru.
La espalda de delgada de la chica se puso firme, ella había estado todo el tiempo silbando para pasar el rato, sin embargo, su paso rápido y firme se tornó lento y débil.
Hilda apresuró su ritmo, Naru por su parte pudo reconocer los ojos de la chica, un sentimiento que el compartía desde el incidente.
De inmediato la culpa perforó el pecho de andrógino de Naru, pero cuando intentó acercarse hablar con su compañera de investigación, chocó contra un muro invisible. La entidad tomó de la boca a Naru antes de cualquier reacción, una extremidad provista de garras que conservaban las quemaduras de días anteriores.
Frente a él, pequeñas partículas cristalinas que reflejaban las luces del entorno se desprendían del cuerpo enorme del pokémon psíquico, los ojos del muchacho se abrieron por completo y tan solo pensó en tomar sus pokéball antes de que fuera arrojado contra un árbol al mismo tiempo que era inmovilizado por una fuerza sobrenatural.
Hilda se percató de la sombra que se había materializado, giró su cabeza para encontrase aprisionada por una mano cuyos dedos la dejaron sin aire, mientras sostenía un péndulo más grande Hypno contempló el rostro de su agraviada.
Con las manos atadas por energía psíquica, Naru luchaba por quitar el objeto que le impedía hablar, de alguna manera sus gritos por pedir ayuda que eran producidos en sus pulmones nunca eran esparcidos.
Entonces, del cuerpo amarillo repleto de heridas graves de una explosión de baja potencia, una voz comenzó a emitir intentos de palabras, por inverosímil que parecía de la garganta de un pokémon oraciones eran articuladas de manera baja.
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Pokémon: Sweet and Bitter Steps
FanfictionArco 1: El extraño caso de Hypno. Un entrenador que busca convertirse en reina regional, una chica motociclista que busca conquistar los gimnasios al mismo tiempo que se oculta de la policía y una reportera entrometida obsesionada con los casos extr...