Capítulo 20

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El hypno ahora de aspecto asqueroso deshizo su camuflaje para revelar su masivo cuerpo ahora aún más grande que antes. Emanaba un aura perversa y repulsiva, las vendas a su alrededor se caían con sudor por las grandes cantidades de químicos que lo habían hecho estar de pie otra vez.

Hilda de nueva cuenta ni siquiera tuvo que hablar para que sus aliados rugieran antes de atacar, flotando bombeando sangre a sus músculos superiores, el tipo psíquico se movía veloz por toda la habitación mientras hacía movimientos en zigzag. Los ataques elementales eran repelidos por una pared de cristal.

Ella se movía a la misma velocidad y reaccionaba de manera sobre natural.

—¡Cado, bomba de lodo! —exclamó—¡Golbat, viento cortante!

Los ataques se interceptaron por un rayo fluorescente de colores diversos, Hilda se había movido por toda el área y había identificado los puntos fuertes y débiles de la estructura de su oponente.

—¡Ataque de Ala, chorro de agua!

El murciélago atravesó la defensa y sin parar golpeaba, sus extremidades apenas y podían divisarse por el ojo normal, cada golpe era bloqueado por los brazos fornidos del pokémon descolorido que parecía haber perdido la capacidad de percibir dolor.

Los chorros de agua fueron capaces de atinar contra el rostro del mismo y sacarlo de equilibrio, la golpiza balística lo empujo contra un muro. No pasó un instante antes de que de un salto se pusiera de píe, sin dejar de mantener una postura rígida avanzó con la ayuda de psíquico.

—Tenía el presentimiento de que te volvería a ver—soltó Lerman—¡Puño Trueno!

Las chispas salieron de las garras contraídas, arremetió con tal violencia que su cuerpo estuvo a punto de caer. Los gritos de dolor de mudkip y golbat no esperaron, ambos fueron arrojados contra su entrenadora que, sin miedo, los recibió de lleno y los tres llegaron hasta el otro lado de la habitación. Hilda se encontraba sin aire, tosiendo en el suelo.

—Sigues siendo tan cabeza dura como siempre.

Un espectro rojo colisionó contra la pierna izquierda, las quemaduras marcaron de negro la zona de daño para alejar a la masa de un enemigo que solo reaccionó por el cambio en su centro de gravedad, pues solo le dedicó una mirada a su herida.

—Es impresionante lo que los caramelos raros y las vitaminas de passione pueden hacer.

—Lo envenenaste—masculló Naru que se había quedado sin ideas—¿siquiera sabes lo que le puede pasar a un pokémon si consume demasiados caramelos raros?

—A quién le importa, este fue un regalo especial del jefe—su mano se levantó para mostrar a su acompañante—un raro espécimen de las islas sete. Ahora que puedo estar consiente mientras lo controlo, puede prever todos tus movimientos.

Detrás de la nuca del chico de cabello corto estilo militar, camuflado por las ropas de la empresa contratista de cámaras y camarógrafos, se encontraba un raro dispositivo incrustado de tenue luminiscencia verdusca.

Pero no solo era a su "regalo", todos y cada uno de los pokémon psíquico de la ciudad se habían vuelto locos, atacaban y dañaban todo lo que se les pasara enfrente.

La mano deforme fue reforzada con habilidades sobrenaturales, hasta crear una figura geoide con la que de un golpe dejo parcialmente inconsciente al canino que se dolía debatiéndose entre la inconciencia y hacer un intento de frenar el avance vertiginoso de su enemigo que, de un salto, aterrizó enfrente de su entrenador.

El primer golpe atravesó el cuerpo del joven el punto exacto de la herida que le causo en su primer encuentro, sin embargo, contra toda ley física y conocimiento empírico los brazos del coordinador se fijaron a la extremidad del coloso, de sus ropas escurrían importantes cantidades de hilo debajo formando una armadura esponjosa. Compuesta por dos tipos de hilos, el resistente elástico en su mayoría y el pegajoso en puntos clave y manos.

Pokémon: Sweet and Bitter StepsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora