(Ágata)
-Buenas tardes jovenes, ¿en que los puedo ayudar? – nos saluda el vendedor.
- Veamos, quiero un helado de piña, otro de fresa, de limón y de arándanos –
- Bien – dice anotando en su libreta.
- ¿Y tú Ágata, que quieres? –
- Sospechaba que todos esos helados eran para ti – le digo rodando los ojos.
- No esperaras que los comparta contigo – me dice sacándome la lengua.
- ¿Algo más? – pregunta el caballero.
- Y un helado de chocolate – dice Gabriel y me sonríe.
- Bueno, les traigo altiro su pedido – nos dice el señor y se va.
- ¿No se supone que tu elegirías mi helado? –
- Y lo hice –
- Pero... -
- No voy a ir en contra de algo que tú quieres Ágata –
- Gracias, creo – le digo sonriendo.
- Y para que quede claro, solo somos amigos, ¿vale? –
- Lo sé, lo sé, además... no te veo con otros ojos, ni de otra forma – le digo encogiéndome de hombros.
- Lamento informarte que mis ojos nos son los que quieres ver, sino que son otros de color gris –
- Mejor cállate –
- Con que ojos grises – ríe maliciosamente – Puede que me compre unos lentes de contacto de ese color, solo para fastidiarte –
- Y es así como vuelve la fea roca –
- Oye, no me llames de ese modo pequeño tomate –
- Y tú no me digas pequeño tomate –
- Pero si cuando te sonrojas pareces un tomate cherry –
- Y tu pareces unas de esas rocas que están huecas por dentro –
- Ouch, eso dolió – dice tocando su pecho.
- Pensé que no tenías corazón – le digo haciéndome la pensativa.
- Te informo que si tengo porque me sirve para vivir –
- Lo sé, solo que dice que una persona cuando es fría y cortante no tiene corazón y esas cosas –
- Se a lo que te referías, no era necesario que me lo explicaras –
- En ocasiones te odio – le digo a lo que los dos nos comenzamos a reír sin motivo.
- Bueno jovenes, les traje sus helados –
- Gracias – respondimos al mismo tiempo.
- Y este de cortesía, porque hacen una hermosa pareja, según las chicas de allá adentro – nos dice el señor apuntando a un par de chicas que estaban detrás de un mostrador.
- No era necesario las molestias – digo apenada.
- No es molestia, es un regalo, espero que lo disfruten – dice el señor y se va sonriendo.
- ¿Qué acaba de pasar? – le pregunto a Gabriel.
- Pues ¿que nos regalaron un helado? –
- No, no, no –
- ¿Entonces? – le pregunta levantando una ceja.
- Nos llamaron pareja –
- ¿Y eso qué? Nos dieron un helado –
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Ágata
Teen FictionÁgata es una chica que no recuerda casi nada de su infancia. Un dia llega Axel Evans a su vida, un chico que pretende saber el motivo de por qué esta chica no recuerda nada. Pero lamentablemente las cosas se ponen un poco complicadas en el pasar de...