Capítulo 4 -Today is gonna be the day that they're gonna throw it back to you.

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Volví a mirar el reloj del celular y literalmente corrí a la cocina en donde está el reloj del maldito microondas andando. Llegue hasta el comedor cuando me di cuenta que estaba en mis calzoncillos de Batman (si les interesa) un diseño muy sobrio del baticinturón con el logo en mis partes pudendas, cuando vi a Shiobann con el plumero de colores darse media vuelta y desviar su mirada con una sonrisa divertida. En otro momento me hubiera comportado como un caballero pero estaba malditamente atacado por una histeria creciente.

―Shiobann ¡hoy no te tocaba trabajar, es Domingo!. ¿Qué estás haciendo con el plumero? ― le pregunté alterado.

―Hoy es sábado señor Woodhouse ¿No quiere ir a cubrir la Bati señal? Puede ser algo inapropiado y la política de la agencia... ya sabe.

―Ah con que te preocupa mi bati calzón. Conste que cuenta con licencia aprobada por DC... ¿En serio es sábado? ― Dije empujando la parte de mi ser que solamente quería bromear y hacerme el sexy descarado. La histeria estaba bajando un poco gracias a mis hormonas.

―Definitivamente sábado 16 de diciembre. ― Me respondió Shiobann y yo la miré recordando algo que ya había vivido porque ¡Estaba en pleno día de la marmota!.

―¿Tu madre te llamó para decirte que te necesita en casa a las cuatro? ― Le pregunté recordando el llamado del maldito dia anterior...

―No mi madre no llamó...― De repente el teléfono celular de Shiobann comenzó a sonar y ella miró la pantalla alterada. ― Es... Es mi madre. ¿Qué diablos? ― Shiobann atendió la llamada y se fue para la cocina. Yo me abalancé sobre el sofá y me senté con las rodillas saltando con vida propia. "Ok puede ser una casualidad, nada del otro mundo Allan."

Shiobann regresó al cuarto con la cara pálida.

―Ok, ¿cómo sabias que mi madre me necesita a las cuatro en casa?

―¡Bollocks! ― Exclamé mientras trataba de pensar en todo lo que había visto y sabía del día. Si todo era real... había una buena parte de las cosas que simplemente eran raras como ver a tu madre en paños menores porque entraste al baño sin golpear. ¿Mis amigos acaso eran monstruos? Todos ellos. Toda la maldita banda eran seres raros y por supuesto estaba el enorme elefante rosa de la habitación que era: el dichoso representante nos va a asesinar con sus amigos en su mansión pija y sobrenatural. ¡Alguien me clavó un puto puñal en el pecho!. Me llevé la mano al corazón y un escalofrío recorrió mi espalda. Recordaba la sensación de la hoja penetrando en mi carne. Quitándome el aliento. Eso no había sido un sueño.

―¡Hey te estoy hablando! ― Preguntó inquieta Shiobann con los brazos cruzados sobre su pecho.

―¿Cómo ya no soy el señor Woodhouse? ― Respondí enarcando una ceja. No me gustaba que las mujeres o los hombres , y como no soy racista, tampoco los niños me reclamaran respuestas. Sobre todo cuando no las tenía conmigo.

Probablemente, mañana...  (Allan Woodhouse #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora