Capítulo 13- 'Cause my kiss goes down you like some sweet alcohol

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Domingo. De pronto recordé lo último que hice y mi cabeza estalló literalmente. Estaba tumbado en la cama con mi ropa interior (si me fijé) y la almohada pegada a mi cabeza olía a Vodka.

―Tranquilo está todo allí Lovely pudding. Y no metí nada demás... Aunque no parezca no me aproveché de ti. ― Estaba a mi lado igual de pálido y divertido. Se encontraba sentado apoyado en la cabecera de la cama bebiendo algo humeante. Pasó su mano por mi cabellera y extendió la taza hacia mí nariz.

―Es café colombiano. Bebe. ― Me molestaban que me dieran órdenes, pero igual necesitaba café con suma urgencia y mejor que me lo inyectaran directamente una intravenosa por lo que bebí con cierta ansiedad y dije por lo bajo. ― Vine por mi Grimorio.

―Se a lo que viniste. ― me lanzó una mirada anaranjada y lamió su labio inferior. ―Te diría que estás jugando con fuego pero ya estás adentro de la sartén. Armas más despelotes a la velocidad de un rayo, más rápido que lo que soy capaz de ver en mi mente. Pero se lo que ví, pudding. ― Dijo llevándose el índice a la sien. ― ¿Qué es lo que pretendes de mí? Sé que parezco un veinteañero pero créeme que he pasado por la edad del pavo varios decenios, tengo esta apariencia desde 1970. La verdad. Ya se desvaneció el efecto de la magia del beso que te robé y no puedo leer tus pensamientos. Lo que no quita que ambos hayamos visto muchas cosas interesantes.

Levanté un índice en el aire pidiendo un momento. Di un sorbo al café que era excelente con un gusto fuerte concentrado pero no de fondo de colador mal lavado, aunque usualmente yo soy más persona de "té" y luego de bajar la taza comencé a hablar con la voz mas destruida del planeta.

―¡Quiero saber! ¡Quiero que me enseñes! ¡Quiero ver el mundo!

―si vuelves a decir la palabra Grimorio te comes un sopapo Pudding. ― Me dijo apretando la yema de su índice en mi nariz. Desafiante me interpeló―Contesta esto y honestamente, de esto depende mi respuesta. ¿Por qué mentiste? Dijiste que te acostaste con ese muchacho y era mentira. Solo se besaron. ¿Por qué arruinar todo armando un escándalo? Sé que te dolió que tu padre no te hablara por meses. Lo vi.

―Porque sonaba bien. Sonaba a lo que deberíamos ser. Yo le amaba muuuuuuuuuuuuuy tontamente ― Dije alargando las frases. ― Si él iba a caer en el fuego, ¿Por qué no derribarlo conmigo? Realmente esperaba que el me eligiera pese a todo. Yo lo hubiera hecho. ― Vaya eso si que había sido honestidad. ¡Dios mis ojos estaban llorosos! Si lloraba frente a Pigglet juro que me golpearía hasta dejarme inconsciente como Ed Norton en el club de la pelea.

El sonrió y me frotó el contorno de mi parpado izquierdo con la yema de su dedo. Me miró como evaluando que decir, que omitir y negar. Yo sabía que no era ningún santo. De hecho tachen eso era malvado. Se alimentaba de almas humanas y hacía encargos para una casa que tenía todo el aspecto de mafia padre. Yo tampoco era un santo, sabía lo que me había impulsado a actuar como una incitadora llamita con botella de Vodka. Cuando salimos del Pub con los chicos a la distancia lo vi. No hizo falta que se volteara para reconocerle, pero lo hizo y me dedicó una sonrisa. Nathan Davidson abrazado a una morena subiendo a un Chrisler negro. Traté de borrar el recuerdo de mi mente tan rápido como lo pensé porque la verdad es que no sabía si Pigglet mentía o me decía la verdad con respecto a mis pensamientos.

Probablemente, mañana...  (Allan Woodhouse #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora