Capítulo 18 - It's a Little bit funny this feeling inside.

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Lo bueno de la política hedonista del club es que no preguntaba nada, por lo que cuando llegó el empleado con el vaso de Whisky, ya había calmado mis lágrimas al menos. Pero me seguía sintiendo un despojo humano. ¿Qué demonios había sido eso? ¿Una muestra de poder? Nathan era un maldito. Pero yo me sentía peor por haber dejado que pasara sin darle un puñetazo en medio de su petulante rostro. Agradecí el trago y lo bebí de golpe. Nada mejor que la sensación del alcohol bajando por mi garganta para borrar la presencia de ese bastardo en mis labios.

Bien no iba a llorar más por la leche derramada, -no que se hubiera derramado alguna leche, perversitos-. Le devolví el vaso al empleado que se había quedado a mi lado mirando preocupado como me quedaba en el suelo y sin avisarle me puse de pie en un salto.

―Ya estoy mejor, eres un ángel enviado por el dios Dionisio. O bueno no se, el Dios del Whisky. ― Comencé a desvestirme de nuevo para ponerme la maldita malla y el empleado salió disparado como si hubiera sido lo peor que le hubiera pasado en la vida. -Como si verme a mi sería lo peor, por favor.- Sali del vestidor con mi malla de Venom y entonces cual película de comedia en donde la heroína entra con su muchacho del brazo ambos luciendo despampanantes, entraron a la piscina techada del club, Christopher con un traje de pantalón rojo, saco negro camisa blanca y corbata roja con mocasines de punta plana brillosos y Pauline con un vestido negro de rombos ajustados en la cintura del mismo rojo que Pigglet. Los malditos parecían haber emparejado sus atuendos como para lucir hermosos y salidos de revista de moda. La puntada de celos repentina me hizo trastabillar con una de las reposeras que aguardaban en los costados de la piscina. El ruido los guió hacia mi y mi hermana movió su brazo saludando como la maldita reina de Inglaterra. Christopher solo movió la cabeza y asintió con una semi sonrisa ladeada. Se acercaron hacia mi y Pauline dijo:

―Siempre tan tonto, hermanito. Iremos a cambiarnos. ― Cristopher me miró raro. ¿Acaso era resentimiento eso que veía en su mirada? Pero luego se apegó a su papel de tímido encantador.

―¿Los vestuarios son unisex? ― Preguntó fingiendo impresión al siquiera plantearlo. Mi hermana sonrió como quien ve a un cachorro hacer una monería y respondió:

―No, por supuesto que no. No son tan modernos desafortunadamente. ― Dijo haciendo como que quitaba una pelusa de su solapa. Christopher sonrió y yo reí mostrando mis dientes para demostrar que claramente no la estaba pasando bien. Pigglet me lanzó otra mirada que creí que por un momento me sacaría la lengua y de pronto dijo:

―Me despido hasta nuevo aviso entonces. ― le dió un beso en la mejilla pero ella movió su cara y sus labios se encontraron. Ella sonrió como tonta, pidiendo disculpas. Y justo cuando la cosa no se podía poner peor Christopher dijo:

―No hay nada por que disculparse, no todos los días uno rosa los labios de una reina. ― Creo que hice una arcada y estire mis manos tomando a Christopher de la chaqueta.

Probablemente, mañana...  (Allan Woodhouse #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora